Con nueve años de viudez y 55 años de edad, Fernando ÁlvarezGrayeb, músico, arreglista y director de orquesta, tiene la gransatisfacción de haber sacado a sus hijos adelante tras lairreparable pérdida de su mamá.
Es apasionado de la charrería desde hace 40 años, pero un díatuvo que dejar de lado el caballo y la guitarra para ponersedelantal y darle de comer a sus hijos. Siempre fue directo y leshabló sin tapujos, por eso no tuvo ningún problema en criar a dosvarones y a una niña.
El destino le jugó otra mala pasada ya que a solo dos años dehaber perdido a su esposa de forma repentina, a él lediagnosticaron una enfermedad terminal que pudo mermar la atenciónque le daba a sus hijos, pero su entereza y el gran amor que lesprofesa le dio la fuerza para duplicar su energía y saliradelante.
Hoy está orgulloso de haber estado al “pie del cañón”,entregado al 100% a ellos para poder verlos crecer, sanos yfuertes, y haberlos hecho personas de bien.
¿Qué edades tenían sus hijos cuando perdieron a sumamá?
Tengo tres hijos maravillosos, el mayor se llama Michel y tenía14 años cuando falleció su mamá; hoy es árbitro profesional yes muy reconocido. Yamil tenía 12 años, hoy estudia economía yes un rotario joven. Karime tenía 8 añitos, mi hija heredó eltalento por la música. Yo les decía que tenía dos corazones, quemamá me había dejado su corazón para seguirlos queriendo yentonces ellos me decían Pa-má. Los tres se vieron obligados amadurar con mucha rapidez porque la falta de mamá es algo quefragua el alma.
¿Cómo se las arregló para ser mamá y papá a lavez?
La viudez me llevo a asumir todas las tareas de papá y mamá enla casa. Yo jugaba un rol muy tradicional en la familia, jamáslavé platos o planche una camisa y mucho menos cociné pero tuveque quitarme los remilgos y aprender a hacer de todo. De pronto mevi a las 6 de la mañana preparando lunches o arreglando la faldade mi hija que se había descocido, entonces “me tuve que olvidarque soy muy macho” y me puse el delantal para aprender a cocinary que mis hijos crecieran y se alimentaran bien, además la comidatenía que ser atractiva y sabrosa.
¿Cómo aprendió a cocinar?
Tenía una cuñada que era chef, a ella le preguntaba cómohacer un arroz o un adobo, me asesoraba mucho y cuando no podíadormir me quedaba viendo programas de cocina. Por otro lado siempretuve el recuerdo de mi abuela. Cuando era adolescente yo iba aMéxico a estudiar música y siempre me quedaba a comer en casa deella.
Estaba un par de horas y siempre veía cómo cocinaba, veíacómo preparaba los alimentos y los iba mezclando, tenía una formamuy particular de sazonar la comida, pero también veía con cuantoamor cocinaba. Entonces me dije: ahora que mis hijos no tienenmamá tengo que atenderlos con la plática, la comprensión, losbesos y darles mucho cariño por medio de la comida.
¿Cómo hizo para empatar su vida profesional con lavida de papá soltero?
Fue difícil. Cambié mis ensayos, mi atención a clientes y mishorarios a las mañanas. Después de haber dejado a mis hijos en laescuela me iba a la oficina, que estaba estratégicamente cerca, alas ocho desayunaba con toda calma viendo las noticias. A las nueveen punto abría, daba clases, tenía ensayos, hacía mi estudiopersonal de música que requiere mucho tiempo y así hasta las dosde la tarde que cerraba y todo se acababa porque mi hija salía delcolegio.
Por la tarde, llegaba con mis hijos a la casa y mientras ellosse daban un baño y hacían su recámara, yo hacía la comida.Siempre tuve claro que yo tenía que cubrir las tareas de papá ymamá emocionalmente, formativamente, dar cariño y dar decomer.
¿Cómo cambió su vida personal comohombre?
En todo, mis hijos eran mi prioridad absoluta. Cuando eranbebés, a mi esposa y a mí nos gustaba ver películas y de repenteuno empezaba a llorar porque tenía hambre y otro por alguna otrarazón, se provocaba un estrés muy grande. Entonces aprendimos aapagar la televisión porque había hijos que atender y ese mismorazonamiento lo apliqué cuando me vi solo.
Me retiré 6 años de la charrería, ya no hubo caballos, ya nohubo salidas con amigos, ya no hubo novia ni mujer, aunque tuve unpar de relaciones que no prosperaron; pero había que atender hijosde la misma forma que cuando fueron bebés.
Anécdota
Al fallecer su mamá mis hijos se volvieron muy dependientes demí. Los domingos íbamos al mercado a hacer el mandado, a cadaquien le daba un canasto o bolsa para lo que íbamos a comprar.
Alguien les empezó a decir “Los Patitos” porque era curiosoque si yo daba un paso ellos lo daban, si yo caminaba hacia laizquierda ellos lo hacían igual. A la gente le daba risa ydecían: mira “ahí van Los Patitos pegaditos a su papá”.
Consejo para los papás solteros
He visto fallar a muchos hombres al entregarle los hijos a laabuelita, a la tía y hasta la comadre. Mi consejo es que tomen altoro por los cuernos y que aprendan a cocinar, porque dar comida esdar amor, “hay que ser muy hombre para hacer lo que hace unamujer”. Yo hice felices a mis hijos y ellos me hicieron muyfeliz, me enseñaron a enfrentar el destino como vino, fue bastantefuerte pero todo funcionó bien.