Los seres humanos sabemos que la felicidad es por momentos: ya lo decía Aristóteles: “El sabio no aspira al placer, sino a la ausencia de sufrimiento.” ¿Cómo conseguirlo? Acá te proponemos siete caminos para ser feliz, o para no ser desgraciado.
1. DECIDE ESTAR BIEN
Para ser feliz no basta con desearlo, hay que implicarse en ello. Si nos quedamos esperando tranquilamente a que el bienestar caiga del cielo, la insatisfacción llamará a nuestra puerta seguro. Hay que crear los momentos, día con día, o buscar disfrutar lo que tenemos hoy. Cierto que es más fácil dejarse llevar por el mal ánimo, ya que la lucha por la supervivencia de la especie parece haber provocado que nuestra existencia esté llena de emociones negativas: el miedo favorece el ataque, la cólera intimida a los rivales, la tristeza atrae a la compasión, pero podemos adquirir el hábito de frenar los pensamientos negativos y ver la vida por su lado más favorecido.
2. NO DEJES ESPACIO PARA LOS MALOS ROLLOS
Las emociones negativas son ocasionales, duran poco y se puede esperar que desaparezcan por sí mismas. Pero coquetear con la desgracia o el infortunio, quedarse con una emoción como el enojo, resentimiento, miedo, tristeza todo el tiempo, nos desgasta y nos hacemos y les hacemos la vida miserable a los demás. Si nos dejamos llevar por las emociones y pensamientos negativos, corremos el riesgo de que se instalen en nosotros permanentemente. Y es que el mal ánimo se nutre de sí mismo. Cuanto más nos abandonamos a él, más se prolonga. Además, podemos pasar de sentirnos infelices en un momento concreto a mantener una visión negativa permanente de la vida, o incluso, atraer la desdicha.
3. CUÍDATE AUN CUANDO NO TE VAYAN BIEN LAS COSAS
Aunque resulte evidente, solemos hacer lo contrario; cuando peor nos van las cosas, más nos descuidamos, nos quedamos arrinconados en casa, no queremos ver a los amigos, dejamos de hacer lo que nos gusta, es verdad, a veces no sentimos ánimo para hacer nada… pero en consecuencia, todo empeora, porque seguimos clavados en los mismos pensamientos negativos y desgastantes como un ciclo vicioso, sin poder salir de él. Entonces, aunque nos cueste trabajo, debemos hacer cosas agradables, cuidarnos, mimarnos, no es tan fácil cuando no estamos bien, pero es importante esforzarnos aunque sea un poco. Como dice el refrán: “Al mal tiempo, buena cara”.
4. NO BUSQUES LA PERFECCIÓN
Aunque todo el mundo tiene el derecho a ser feliz, no siempre nos sentimos así. Sentirnos tristes o desgraciados en algún momento puede hacernos reflexionar sobre nuestra forma de vida. Además, es necesario que tengamos los ojos abiertos ante las realidades desagradables, pues, aunque no podamos evitarlas, sí es posible sacar provecho positivo de una mala experiencia para aprender y crecer.
5. REFLEXIONA PERO NO RUMIES
Los disgustos son una señal de alarma, pues llaman nuestra atención sobre un problema, pero no deben convertirse en una forma de ver la vida o de afrontar las contrariedades. Se trata de que los consideremos problemas por resolver y no como una maldición. “Todo tiene solución en la vida”. ¿Crees que tu vida es un desastre que no puedes manejar? Reflexiona. Puede que, simplemente, hagas una montaña de un grano de arena, no pienses que no naciste con suerte: tienes que creártela tú, empezando por no darles tanta vueltas a las cosas, exagerándolas o quedándote atorado en una emoción. “MANTENLO SIMPLE”. Importante filosofía de vida.
6. NO ALIMENTES LAS EMOCIONES
Una gran parte de malestar viene dado por el lugar exagerado que damos a las emociones hostiles: rencor, resentimiento, envidia, enojo… con frecuencia van a más porque necesitamos tener razón para poder sentirnos bien. “Si tiene la culpa, debe ser castigado”. Pensamos que eso nos haría sentir mejor. Aunque en realidad lo que necesitamos es perdonarnos a nosotros por habernos dejado llevar por tal o cual persona o situación, y haber reaccionado de equis manera. La falta de benevolencia nos convierte en seres amargados. Trabajemos la gratitud, la benevolencia y la compasión hacia nosotros mismos.
7. DISFRUTA Y SABOREA LOS BUENOS MOMENTOS
Crear y disfrutar de los ratos dichosos de la vida es la mejor arma contra la infelicidad. Y la más agradable, hay que saborear el presente, lo que hoy tienes, disfrutar del aquí y el ahora, vivir en consciencia, que es vivir agradeciendo lo que hoy posees: vida, familia, un lugar donde dormir, comida… y si no cuentas con nada, pues es un regalo para volver a crear algo magnífico, nuevo, diferente. No podemos evitar una desgracia, un accidente o una enfermedad, pero las penas serán más suaves si vivimos con esta consciencia. No nos sentimos felices cuando todo nos va bien, solo cuando tropezamos con alguna adversidad valoramos más la belleza y la oportunidad de vivir.
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