Idealizar o pretender alcanzar estilos de vida o estereotipos de belleza que se observan a través de redes sociales puede traer consecuencias negativas en la salud física y emocional. Adoptar este contenido como un ejemplo a seguir es incoherente, toda vez que la información que se transmite en diferentes plataformas es manipulable y no tiene un respaldo de su veracidad, advierten especialistas en Puebla.
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Es decir, gran parte de lo que hay en redes ni siquiera es real. A decir de Jazmín Jiménez Bedolla, responsable de Entornos Virtuales de Aprendizaje de la Universidad Iberoamericana Puebla, este problema se agudiza porque las y los usuarios, especialmente jóvenes, atraviesan por una sobreexposición a las redes sociales, en las que se establecieron de manera dominante dichos estereotipos con diversos intereses: el consumo de cierta marca, promoción de cambios estéticos, entre otros.
Anayuri Güemez Cruz, doctora en Ciencias Antropológicas y académica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), agrega que otro factor que motiva estas aspiraciones, es la falta de criterio del usuario, que consume dichos contenidos sin ningún tipo de reflexión o análisis sobre lo qué hay detrás de la pantalla.
Dejarse llevar por el contenido que hay en redes sociales, y peor aún, tratar de imitarlo, es uno de los riesgos más grandes que un usuario puede realizar con estas plataformas, especialmente si carece de una guía, coinciden.
Hay excesiva exposición a cuerpos “perfectos”
Imitar lo que se ve en redes es vulnerarse a diversos riesgos físicos, de seguridad, económicos y, principalmente, en la salud emocional, advierten las expertas.
“Ponen en riesgo su salud mental porque no solo es querer lo que ven, sino también pensarlo, cómo lograrlo, eso tiene repercusiones en la salud mental de las personas, pueden presentar frustración de perseguir estereotipos que nunca van a alcanzar”, sostiene Jiménez.
Es más preocupante la salud mental por la comparación, las redes muestran la versión idealizada de lo que hacen estas personas, lo que hacen los influencers, y esta comparación con otras personas provoca sentimientos de inferioridad, insatisfacción, envidia agrega Güemez.
En el caso particular de las mujeres, esta aspiración puede estar relacionada con una presión social por no estar dentro de un grupo, aunque no tenga que ver con sus principios, seguir modas que no son auténticas y que pueden ser perjudiciales.
También es visible en otros casos la ansiedad por la imagen corporal, porque hay una excesiva exposición a cuerpos “perfectos”, lo que puede derivar en baja autoestima o, en el peor de los casos, a daños físicos por cirugías estéticas.
En tanto, la seguridad del usuario también está en riesgo, pues estos espacios se prestan para diversos delitos como el ciberacoso, grooming (pederastia en redes), robo de identidad, estafas, que de igual modo, si no hay un pensamiento crítico de por medio, ser víctima es fácil.
“Convertir el contenido en una aspiración realmente puede tener consecuencias negativas”, señala Jiménez.
Es fácil engañar en redes
Es fácil engañar a los usuarios en redes, sobre todo a los jóvenes, donde el interés de imitar estilos de vida es notorio. Si bien los estereotipos de belleza siempre han existido, el problema surge cuando las y los jóvenes desde temprana edad están expuestos a este tipo de contenido sin ningún tipo de reflexión o análisis, apunta la especialista de la BUAP.
“Muchos jóvenes son víctimas, sobre todo los que no tienen la guía de alguien, un tutor, un padre, una madre, que los pueda conducir por este mar de estereotipos, pierden de vista la belleza en términos de lo que son y lo que pueden hacer con eso”, afirma.
Ante esto, resulta prudente una regulación de contenidos, no solo que no se permita la reproducción o que se censure, sino en general debe regularse aquello que puede ser peligroso para cualquier usuario, recomienda.
Asimismo, el pensamiento crítico es fundamental, aprender a cuestionar el entonar, qué practicas lo configura, cómo clasificar la información, así como las consecuencias de lo que se replica o se consume en redes, finaliza.