La historia de la viticultura en México tiene raíces profundas que se remontan al siglo XVI, específicamente en Puebla, antes de la fundación de la misma ciudad. Los franciscanos jugaron un papel fundamental en la introducción de las viñas en la región, plantándolas principalmente en sus guardias del convento de Huejotzingo y Tepeaca para la liturgia, un elemento crucial para la doctrina católica.
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Posteriormente, en 1531, nació la ciudad de Puebla de los Ángeles, nombrada así por la orden del virreinato de "poblar" el área y desarrollar la agricultura así como el comercio. Establecida en el valle de Cuetlaxcoapan, que significa "El lugar donde las serpientes cambian de piel", esta zona se caracteriza por su clima frío y condiciones de inundación, lo que inicialmente impedía el establecimiento de poblaciones permanentes y la agricultura.
Se plantan los primeros viñedos
Ocho años después de la fundación de Puebla, la ciudad se había convertido principalmente en un territorio edificado por inmigrantes españoles procedentes del reino de Castilla. Muchos de estos colonos no estaban acostumbrados a los inviernos fríos y reconocieron la dificultad de cultivar en el valle de Puebla, por lo que solicitaron mercedes de caballería, que en ese momento era una superficie para la agricultura, al virreinato para el cultivo fuera de este territorio.
Las mercedes de tierras se solicitaban al virreinato y se otorgaban en Puebla de los Ángeles, para luego distribuirse a los pueblos aledaños. Las primeras mercedes de caballerías se ubicaron en la Vega del Val de Cristo, hoy conocido como el Valle de Atlixco, así como Amalucan. Este valle llegó a ser conocido como "el granero de América", ya que, además de las vides, se introdujeron otros cultivos, principalmente frutales.
En dicho territorio, aproximadamente 62 millas castellanas, se plantaron los primeros viñedos cultivados por migrantes españoles. Esto ha generado cierta confusión sobre el origen de los primeros viñedos, ya que en realidad se establecieron en 1525 por los misioneros franciscanos. En cualquier caso Puebla fue el origen del primer viñedo de toda América.
La cultura del vino se expande
El crecimiento de Puebla también fue impulsado por el comercio internacional, particularmente a través de los puertos de Veracruz y Acapulco, que tuvieron un impacto significativo en el comercio y la cultura de la región. Un aspecto crucial del comercio internacional fue la expansión de los viñedos hacia el virreinato del Perú y Chile. Los sarmientos, producidos en Puebla, se embarcaban desde el puerto de Acapulco, facilitando así el establecimiento de la viticultura en estos virreinatos. Este intercambio no solo promovió la expansión de la viticultura, sino que también contribuyó al desarrollo de la industria del vino en toda América del Sur.
Sin embargo, este comercio generó conflictos con la corona española, específicamente con el rey Felipe II y el virreinato. En esa época, Puebla, también conocida como la Puebla Barroca, comenzaba a adoptar tradiciones, culturas, productos y cadenas productivas, como la seda, el comercio del cacao y la producción de vino, formando parte de la ruta de la seda. La inclusión de Puebla en esta ruta representaba una amenaza para los comercios controlados por la corona. Como resultado, se impusieron embargos no solo a la seda, sino también al cacao y al vino, lo que provocó conflictos internacionales y comerciales con la corona española.
Posteriormente, con la prohibición de la viticultura y la producción de vino en Puebla debido a su proximidad a la corona española, esta cultura logró expandirse hacia otros territorios de la Nueva España gracias a los cronistas, quienes eran los misioneros franciscanos. Ellos llevaron la viticultura hacia el norte, llegando hasta el Valle Real de Santa Fe, California. Esta expansión permitió que Casa Madero, en Parras, Coahuila, se convirtiera en la primera vinícola de América y la más antigua de todo el continente, lo que también establece a Puebla como la región más antigua en la plantación de viñedos en todo el continente.
Deja huella en la cultura local
Con esto finalizamos el relato del origen del vino en Puebla. La historia de la viticultura en Puebla representa la tenacidad y adaptabilidad de los misioneros franciscanos así como de los primeros colonos españoles. La viticultura en Puebla no solo influyó en la economía, sino que también dejó una profunda huella en la cultura local.
Pese a todos los desafíos y las prohibiciones impuestas por la corona española, lograron establecer una tradición vinícola que no solo prosperó en Puebla, sino que también se extendió hacía otros territorios del continente. Hoy en día, Puebla sigue siendo reconocida por su legado en la viticultura, marcando el inicio de una industria que continúa creciendo y evolucionando. Y si lo dudan vean los frescos de los conventos de Cholula, Calpan, así como las esculturas de Tonanzintla que están revestidos y decorados con uvas y viñedos que de otra manera nadie se los pudo haber contado.
