Todos sabemos que no se debe ingerir alcohol durante el embarazo porque esto puede dañar al bebé que está en formación, pero lo que quizá desconocemos es qué tan graves pueden ser estos daños que le ocasionamos.
Y pues no te queremos espantar… o mejor sí, para que por ningún motivo lo hagas y te olvides por completo de las copas no solo durante tu embarazo, sino incluso seis meses antes -y si puedes más tiempo- para evitar que tu bebé pueda presentar el llamado síndrome alcohólico fetal.
Acerca de esta terrible enfermedad, Alejandra Luna Sánchez, especialista en pediatría y neonatología, explica que este síndrome es un conjunto de signos y síntomas que presentan los recién nacidos que tuvieron exposición intra-útero al alcohol en el embarazo.
Hay muchas variantes de este padecimiento, que puede ocasionar desde solo alteraciones en el desarrollo del recién nacido, pero es una patología muy importante porque va a tener muchas implicaciones para la vida adulta y el desarrollo como tal durante el crecimiento del pequeñito.
¿DEJAR DE TOMAR EN EL EMBARAZO AYUDA?
Se da principalmente por la exposición intra-útero, como ya dijimos, pero también ya hay muchos estudios que demuestran que incluso las mujeres que tienen exposición crónica al alcohol antes de la gestación pueden tener riesgo de malformaciones congénitas.
O sea que muchas veces, aunque se interrumpa el consumo de alcohol en el embarazo como tal, pero sí han tenido años de exposición a este, van a tener riesgos; no es una constante, pero hay riesgo incrementado, advierte la doctora.
A este respecto, La OMS advierte que, en toda la población mundial, más de 100,000 niños presentan síndrome alcohólico fetal y vale la pena tomar en cuenta que 1 de cada 10 mujeres que consumen alcohol están en riesgo de tener un bebé con síndrome alcohólico fetal.
¿Qué causa el síndrome de alcoholismo fetal?
La entrevistada comenta que, antes de explicar los daños que causa, es importante saber que el alcohol tiene una sustancia activa, por así decirlo, que se llama acetaldehído y esta puede atravesar la membrana feto-placentaria y llegar primero al líquido amniótico, donde se hace un depósito que posteriormente llega al bebé.
El recién nacido no va a poder metabolizarla, es decir, no la puede eliminar del organismo, por la inmadurez con la que nace y en consecuencia desarrollará todas las complicaciones asociadas al alcohol.
De las alteraciones que ya están demostradas, la primera y más frecuente es algo que se conoce como “restricción del crecimiento”, esto es, que al nacer va a tener un peso, talla y medición de la circunferencia de la cabecita menor al promedio.
Hay otras modificaciones, sobre todo en el neurodesarrollo o habilidades con las que nacen los bebés: malformaciones del sistema nervioso central, en el cerebro y la cabecita.
En la región facial pueden tener: cabeza y ojos pequeños; la base de la nariz puede no estar como la vemos normalmente de perfil, sino aplanadita; los ojitos más rasgados y pueden tener alteraciones en la dentición a futuro.
Son niños que pueden malformaciones bucales: en los labios, que son más delgaditos; la parte central del labio, lo que llamamos filtrum, puede estar muy corto y algo que también puede ser muy grave es que el síndrome alcohólico fetal se asocia a problemas cardiacos graves, que pueden ser incompatibles con la vida.
Puede ser causa de retraso mental, alteraciones en el neurodesarrollo, principalmente cognitivas, es decir, que los niños pueden tener muchos problemas, sobre todo escolares, porque no podrán adquirir habilidades mentales ni motoras, no podrán aprender a caminar en el tiempo que deberían.
LOS PRIMEROS SÍNTOMAS
Hay algo muy grave que presentan estos recién nacidos, sobre todo en las primeras 72 horas de vida, pero se puede prolongar hasta por dos semanas, que se llama “síndrome de abstinencia fetal” y que es lo inmediato que se ve en los hospitales al momento del nacimiento.
Estas pueden ser: alteraciones neurológicas o gastrointestinales, crisis convulsivas, dejar de respirar de manera súbita, tener temblores en las extremidades, intolerancia a la alimentación -estar vomitando-, distensión abdominal, estar irritables o presentar fiebre.
Y hay muchos otros problemas tanto físicos como conductuales y sociales, que nos explicó la doctora que pueden surgir a causa de esta enfermedad, pero no podemos incluirlos todos en este espacio.
¿SE PUEDE CORREGIR?
Luna Sánchez expone que las manifestaciones del síndrome alcohólico fetal que sean leves, como alguna alteración parcial en el neurodesarrollo, muchas veces con manejo multidisciplinario se puede llegar a revertir con terapia psicológica, cognitivo-conductual o fisioterapia.
Pero hay unas formas graves, sobre todo aquellas que están asociadas a malformaciones congénitas o de defectos en el sistema nervioso central, en la que el daño es irreversible, desafortunadamente se perpetúa para toda la vida y es una causa muy importante de que el el niño no pueda integrarse a una vida normal.
CÓMO PREVENIR EL SÍNDROME DEL ALCOHOLISMO FETAL
Alejandra Luna, especialista en pediatría y neonatología, enfatiza que hay muchas medidas de prevención ante todas las malformaciones y graves daños causados por el síndrome alcohólico fetal, pero la recomendación, expresada por la Organización Mundial de la Salud, es que NO se debe beber NADA de alcohol durante el embarazo, CERO.
¿Y no se puede ni una copita?, pues no, porque el metabolismo es diferente en cada persona, entonces quizá para alguien la ingesta de una copa diaria de vino o de cualquier otro producto destilado puede no generar ningún problema.
Pero sí puede ser que, en otros casos con esa sola bebida al día, o incluso menos, en una semana, ya sea un factor de riesgo o un motivo para producir el síndrome alcohólico fetal.
Hay estudios que demuestran que aun con 5 g de consumo de la sustancia activa del alcohol ya puede haber riesgo de malformaciones asociadas.
Asimismo, hay mujeres que han tenido consumo de alcohol toda la vida y eso también puede implicar un riesgo, aunque se deje de consumir meses antes o durante la gestación, indica la especialista.
EL DETONANTE DE LA LIBERACIÓN FEMENINA
Durante la entrevista comentó que esta enfermedad es relativamente nueva, pues los daños causados por el alcohol en recién nacidos comenzaron a documentarse a partir de la década de los años 60 del siglo pasado, quizá debido a que antes de la liberación femenina era mal visto que las mujeres bebieran alcohol, cosa que hoy en día está ya más normalizada.
Pero esto no es una cuestión de “es mi cuerpo y yo puedo hacer lo que quiera con él”, sino que en la manera en que cuidas tu salud, puedes perjudicar o beneficiar no solo a tu calidad de vida, sino a la de aquella personita que en un futuro va a depender de lo que tú le aportes, tanto “bueno” como “malo”.
Y no todo recae en la mujer, pues hay estudios demostrados que sugieren que incluso el consumo paterno puede interferir con algunas malformaciones como tal, quizá a lo mejor no se da un síndrome alcohólico fetal, porque este principalmente es por causa materna.
Sin embargo, sí puede haber algunas malformaciones cardiacas o faciales asociadas al consumo crónico de alcohol u otras sustancias en el padre.
Por eso es importante que se lleven a cabo campañas de concientización, quizá como las que se incluyen en las cajetillas de cigarro para informar de los daños causados por el tabaco, porque la información es poder y también se deberían poner etiquetas en los productos con alcohol, para hacer conciencia con toda la población, concluye Alejandra.
