Son devastadores para el que los padece, puede ser en relación de pareja, de trabajo, de amistad, entre hermanos o entre padres e hijos.
Hay tipos de celos, desde una leve sensación relativamente fácil de manejar, hasta los que rebasan la capacidad de controlarlos, que ya podemos llamar una “enfermedad”, un tipo de neurosis que se conoce como “celotipia”. En ella se presenta un grado de paranoia que conduce a construir historias que no son reales y sustentan y refuerzan el sentimiento de celos, así como una variedad de conductas asociadas con ellos.
¿Qué hay detrás de los celos? Esta predisposición a los celos se gesta desde la más tierna infancia, algunas condiciones que la provocan son:
- No se estableció una alta autoestima en el niño, por diversas razones: falta de amor, abandono, abuso, agresión, críticas, burlas, castigos humillantes, falta de contacto físico, rechazo, etcétera. Estas situaciones le mandan al niño el mensaje de “no eres valioso, bueno o digno de amor”, que llevará hasta la adultez. La persona con baja autoestima se considera tan poco valiosa, que siente que cualquiera es mejor.
- Rivalidad y competencia con un hermano(a) favorito de los padres, ante el cual siempre se perdía. Cuando los padres no son justos con los hijos, cuando hay favoritismo hacia uno de ellos, cuando haga lo que haga el hijo no favorito no puede caer en gracia de sus padres.
- Abandono físico o emocional de los padres, que transmite este mensaje: “no eres lo suficientemente valioso para que yo quiera quedarme a tu lado”, entonces el hijo crece con la convicción de que si no posee, si no controla, si no ata, lo abandonarán, porque siendo tan poco valioso como se considera, nadie querrá estar a su lado.
- Cuando se ha vivido el rol de “esposa” del propio padre. En las hijas a las que sus padres toman simbólicamente como pareja, dándoles más atención que a su propia esposa, donde se refleja una rivalidad y competencia por la atención del padre.
La persona que padece celos necesita ayuda profesional. La terapia psicológica le podrá servir para encontrar las herramientas y recursos necesarios para sanarlos. El apoyo de la pareja será de gran utilidad. Desarrollar los propios talentos y trabajar en su autoestima ayudará a que la persona celosa logre paz y estabilidad emocional. Al percibirse a sí mismo como valioso, capaz, talentoso, ayuda a trabajar la confianza en sí mismo y no sentirse inferior a nadie.
Cuando los celos son obsesivos requiere del apoyo de un psiquiatra, no porque la persona esté loca, sino que este especialista está capacitado para evaluar y medicar dicho padecimiento. En la gran mayoría de los casos, las obsesiones requieren medicación; cuando los celos alcanzan este nivel, aliviará el intenso dolor que puede significar cargar con ellos día a día.
Hay que abrirnos a reconocer cuando necesitamos ayuda y buscarla, la vida no está hecha para pasarla sufriendo, sino para aprender de cada una de nuestras experiencias y descubrir a través de ellas lo que necesitamos atender de nuestra vida, y así poder disfrutarla y valorarla, en lugar de sufrirla, no hay mejor regalo para los hijos que vivir con padres sanos y felices.
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