¿Qué perdemos al dejar de abrazarnos?

Puede ser una dolorosa lección y al mismo tiempo un gran aprendizaje para reacomodar tus afectos

Erika Reyes | El Sol de Puebla

  · miércoles 15 de julio de 2020

Foto: Sandro Franco | El Sol de Puebla

A causa de los protocolos de seguridad implementados por la pandemia nos hemos visto en la necesidad de dejar de lado los tocamientos, en todas sus expresiones. Pero el ser humano no puede ser feliz sin contacto físico. Y es que estamos programados para tocarnos desde los primeros momentos de nuestra vida.

Hemos adquirido la capacidad de conocer el estado emocional de los demás a través del tacto. Sabemos que los abrazos calman, relajan, tranquilizan, son la necesidad de cariño en forma física que tenemos las personas. Pero la necesidad de tocar y ser tocados va más allá de ofrecer contacto.

“La llamada ‘nueva normalidad’ nos empuja a una readaptación, a una situación de cambio acelerado que originó el coronavirus y que detonó el miedo a morir como uno de los miedos ancestrales más arraigados en el hombre. Ese miedo se incrementa por la prohibición que tenemos de ‘tocarnos’ y, como efecto dominó, se detonan la tristeza, la preocupación, la ansiedad y la ira. Nos vemos obligados a dividirnos y separarnos, eso genera una turbulencia emocional interna cargada de pensamientos caóticos”, expone Jaqueline Machado Garduño, profesional de la salud mental especializada en sexualidad y desarrollo de consciencia.

Foto: Darshan Shankar | Wikimedia Commons

Refiere que al dejar de tocarnos también perdemos esa personalidad tan arraigada en nosotros que nos empuja a viajar a nuestro interior para atravesar ese fango que hemos evitado: “darle valor e importancia al contacto con los demás, a las caricias y a las miradas profundas”.

Enfatiza que al perder la personalidad y disolver las energías caóticas, tenemos la oportunidad (si la sabemos utilizar), de calmar la mente, equilibrar las emociones y centrar nuestra vida en un estado presente, en el que te darás cuenta de que la primera persona que hay que tocar, acariciar y mimar profundamente, es a ti mismo.

“Temporalmente perdimos cierta libertad de tocarnos unos a otros, pero ganamos la oportunidad de limpiar todo lo viejo, tan incrustado en nosotros que ya sentíamos como ‘normal’”.

Foto: NASA / JPL-Caltech / SwRI / MSSS | Kevin M. Gill

Foto: Javier Pérez | El Sol de Puebla

MÁS QUE UNA NECESIDAD BIOLÓGICA

La especialista asegura que el deterioro en las relaciones por la falta de abrazos es evidente y altera el equilibrio emocional, pero si haces un alto en tu interior y abres tu conciencia, te darás cuenta de que la libertad y el poder para elegir están dentro de ti; primero que nada, de qué forma nueva y desde tu ser esencial te reconectas contigo mismo, íntima, amorosa y libremente.

“Esto implica el disolver esa vieja personalidad cargada de creencias limitantes y de emociones alteradas que tampoco te permitían tocar a otros de una forma profunda y libre, con respeto. Entonces tienes la oportunidad de cambiar la manera en que aprovechas esta situación de riesgo, para arriesgarte por ti”, advierte.

Antes de la pandemia, ¿realmente tocabas con respeto y profundidad a los demás? Aprovecha la coyuntura para disolver el caos y el miedo que te genera el no poder tocar libremente a los demás. Este es el momento que tienes para tomar consciencia y tener la oportunidad de liberarte de viejos esquemas de rutina y superficialidad.

TOCA DESDE TU SER ESENCIAL

Machado asegura que mucho de lo que perdemos al dejar de tocarnos en este tiempo es todo lo superficial y externo, para valorar profundamente la importancia de una caricia y de un abrazo. Asegura que después de la tormenta viene la calma y entrar en esa zona oscura de la turbulencia emocional, por el sentimiento de falta de contacto y afecto, te empuja a liberarte de las cargas de un pasado que te consume una gran cantidad de energía y que bloquea tu claridad para entender que, al aprender a reconectar y tocar tu cuerpo y acariciarte, desarrollas también la sensibilidad y la conciencia de honrar ese templo maravilloso que te acompaña en todo momento y en todo lugar que es tu cuerpo.

Así es que, el miedo, la mentira y el poder mal empleados, pueden ser trascendidos a través del perder (de momento) esa libertad para tocarnos. Puede ser que esta sea una dolorosa lección, pero al mismo tiempo es un gran aprendizaje para reacomodar tus afectos.

“Puedes tocar desde tu ser esencial, desde tu alma, con una mirada, con un poema, con una danza, con la música y con el canto. Eres más de lo que crees que eres. Recuerda que esto pasará y solo tú tienes el poder de elegir, desde la paz y la armonía, o puedes quedarte atrapado y prolongar un estado de dolor y sufrimiento”, puntualiza.

  • Ante la prohibición de ‘tocarnos’ se detonan la tristeza, la preocupación, la ansiedad y la ira, pero esta situación puede servir para reacomodar tus afectos