La semana pasada entrevistamos a Brenda Calixto, profesional de la salud con especialidad en ginecología, quien nos explicó los cuidados más importantes que deben tener las mujeres durante la etapa del embarazo, así como las principales complicaciones que pueden presentarse y cómo evitarlas.
En este artículo hablaremos de otro tema, relacionado con este, que también es de suma importancia: ¿desde cuándo deben empezar a cuidarse las jovencitas que algún día quisieran vivir la experiencia de ser mamás?, esto independientemente de la necesaria información que deben tener acerca de la prevención del embarazo cuando son adolescentes.
Aunque de muy chicas el tener un bebé no es algo en lo que piensen y la verdad es que lo mejor es evitarlo, la especialista explica que, como ya sabemos, por supuesto cualquier mujer que ya menstrúa puede embarazarse, pero entre los 12, 13 y los 19 años, las niñas aún están en la etapa de crecimiento y desarrollo.
LA MEJOR EDAD PARA SER MADRES
La entrevistada asegura que, cuando las adolescentes se embarazan, los bebés nacen generalmente con restricción en crecimiento intrauterino, entonces los médicos saben que el pequeñito va a nacer con bajo peso; asimismo, las niñas/mamás no van a lograr alcanzar su desarrollo y crecimiento correcto.
Indica que la edad óptima para ser madre, en cuanto al aspecto físico, es entre los 20 y los 30 años, pues en ese entonces ya el cuerpo de una mujer es maduro y alcanzó su desarrollo; es joven, con óvulos fértiles, buenos, vigorosos y es cuando mejor se pueden embarazar. Por otro lado, después de los 30 años, se empiezan a tener más problemas para la fertilidad, los cuales aumentan con la edad y con ciertos hábitos que la mujer tenga hasta llegar a los 40 años.
CUÁNDO EMPEZAR A CUIDARSE
Para que en un futuro todo salga bien durante sus embarazos, la doctora recomienda que comiencen a cuidar su salud desde que toman consciencia de lo frágil e importante que es su cuerpo, puede ser inclusive desde que hayan terminado la adolescencia. Las jovencitas de 16 o 17 años ya podrían ser conscientes de que estar sanas depende en gran parte de ellas.
Además, sus madres deben hacer mucho énfasis en que ellas aprendan a cuidar su alimentación, que no consuman sustancias que les puedan hacer daño, que no inicien su vida sexual desde temprana edad, que no cambien constantemente de parejas sexuales. Los métodos de planificación familiar por supuesto que son importantes, pero no todos están indicados para todas las pacientes, deben ser recetados por los médicos especialistas.
“La alimentación, el peso adecuado y los hábitos se empiezan a generar desde jóvenes, y los papás tenemos la obligación de generarlos correctamente; si no lo logran los padres, pues más adelante ellas, cuando toman conciencia de que ya son adultas y que de lo que ellas comen va a depender su futuro, es cuando tienen que empezar a cambiar esos hábitos”, aconseja.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Al cuestionarle acerca de la importancia de cuidarse desde muchos años previos a pensar siquiera en un embarazo, la entrevistada expresa que ojalá todas las mujeres pensaran en eso antes, no solo de embarazarse, sino desde que tienen hijas y ellas empiezan a crecer, hacerles hincapié en que el precio de sus errores tarde o temprano los van a pagar sus bebés.
“Definitivamente la única forma de crecer sanos que tienen los bebés es a través del cuerpo de la mamá; este tiene que estar bien, casi perfecto, para que el niño crezca sano y logre obtener los nutrientes que se requieren”, enfatiza.
LAS CONSECUENCIAS DE LOS MALOS HÁBITOS
Comenta que cuando una mamá tiene malos hábitos o los tuvo por años previos, por supuesto que le va a afectar. Expone que hoy en día los adolescentes, los jóvenes, comienzan a tomar, a fumar desde muy jóvenes; inclusive ya muchos consideran la drogadicción como algo normal dentro de su sociedad.
“Hay personas que por años fuman y dejan el cigarro, pero a pesar de que ya lo han dejado se genera una fetopatía con el bebé; se puede dejar seis meses antes y por supuesto que les va a afectar, los bebés nacen más pequeños de lo esperado, eso está demostradísimo y lo mismo pasa con el alcohol y con las drogas, de alguna o de otra forma el bebé sale afectado y no nace como debe de nacer, aunque quieran cambiar los hábitos poco antes”, asevera.
LA IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACIÓN
Con la alimentación pasa exactamente lo mismo: una mujer que para estar delgada y bonita no come correctamente por años, puede quedar embarazada en condiciones de anemia y por supuesto que esto le va a afectar al bebé, que va a nacer con más deficiencias y mucho más delgado de lo esperado, afirma.
“Otro problema que existe en la sociedad actual son los malos hábitos alimenticios por excesos: hoy en día se tienen en el hospital a jovencitas de 23, 24 años que ya llegan con padecimientos que antes no se presentaban, como diabetes mellitus, daño renal y da mucha tristeza ver ese tipo de pacientes, porque son muy jóvenes y sus bebés por supuesto que salen afectados, porque las mamás no están sanas y ya dependen de medicamentos, que tarde o temprano van a perjudicar al bebé”, añade.
Asimismo, deben generar hábitos más saludables: dejar el refresco, los alimentos procesados, dormir bien, no beber alcohol ni fumar, para que el día que lleguen a pensar en ser mamás, su bebé tenga mayores posibilidades de nacer sano, destaca la especialista.
Además, si las chicas quieren ser mamás en un tiempo cercano, tal vez 3 o 6 meses, les aconseja que tomen ácido fólico por lo menos tres meses antes, para evitar malformaciones; este incluso debe tomarlo también el futuro papá, porque ayuda para que se formen mejor los espermatozoides.
BIENESTAR FÍSICO Y PSICOLÓGICO
Brenda Calixto menciona que es de suma importancia cuidar todo lo relacionado con el bienestar físico y psicológico de la futura mamá, por eso es altamente recomendable que las mujeres se preparen para tener un bebé y que acudan al ginecólogo, a su médico de confianza, desde el momento en que comienzan a planear el quedar embarazadas.
“Cuando las pacientes acuden a la consulta con nosotros, lo primero que hacemos es una evaluación: vemos los riesgos los antecedentes personales, familiares, las comorbilidades, los malos hábitos y tratamos de corregirlos, así como las deficiencias alimentarias o vitamínicas y les decimos qué es lo que tienen que cambiar antes del embarazo.
“También las infecciones que puedan tener presentes y que no se hayan dado cuenta, el exceso de peso o la falta de este, la deficiencia de vitaminas, entre otras cosas que tenemos que evaluar, inclusive el estrés y los hábitos para dormir.
“Por ejemplo, hay pacientes que tienen tendencia por genética a padecer del síndrome de ovario poliquístico y que en cuanto suben de peso o si presentan resistencia a la insulina, difícilmente llegan a ovular correctamente y tienen dificultad para embarazarse; cuando llegan a la consulta nosotros evaluamos, les damos el tratamiento correcto y les decimos cuáles son los hábitos que tienen que cambiar para estar en perfecto estado de salud; una mujer que vive estresada puede tener alteración en su ovulación y en su regla”, concluye.