El rey Carlos III abandonó este martes, con gesto sonriente, su residencia londinense, en su primera aparición desde el anuncio la víspera de un cáncer, que, según el primer ministro británico Rishi Sunak, fue "detectado temprano".
El monarca, de 75 años, y su esposa, la reina Camila, que acababan de recibir una breve visita del segundo hijo del rey, Enrique, recién llegado de Estados Unidos, saludaron sonrientes a la multitud desde el asiento trasero del automóvil.
Según la agencia de noticias británica PA, los monarcas debían ir desde su domicilio londinense de Clarence House hasta el cercano Palacio de Buckingham para tomar un helicóptero y dirigirse a su residencia de Sandringham, en el este de Inglaterra.
El príncipe Harry, de 39 años, que mantiene una tensa relación con su padre y el resto de la familia real desde que se marchó a a vivir a Estados Unidos en 2020, aterrizó pocas horas antes en el aeropuerto londinense de Heathrow.
Ausencia indefinida
Tras 17 meses en el trono, Carlos III, que recibió su primer tratamiento el lunes, estará ausente de la vida pública por tiempo indefinido.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, quiso transmitir un mensaje de tranquilidad sobre la salud del rey y aseguró a la BBC que el cáncer del soberano fue "detectado temprano".
"Por supuesto, estoy en contacto regular con el rey y continuaré comunicándome con él como de costumbre", agregó el líder conservador que mantiene conversaciones semanales con Carlos III.
Aunque so se ha especificado la naturaleza exacta y la gravedad de su enfermedad, el Palacio de Buckingham informó que no se trata de un cáncer de próstata, órgano del que se operó el 26 de enero.
El rey aseguró ser "muy optimista" sobre su tratamiento y dijo que seguirá velando por "los asuntos de Estado y las tareas administrativas", relacionadas con su papel como Jefe de Estado de 15 países, incluido el Reino Unido.
Aunque ya estaba descansando debido a su operación de próstata, su ausencia de la vida pública será muy probablemente más prolongada de lo esperado y alejará de la atención pública a un rey que había sido particularmente activo desde su acceso al trono, multiplicando visitas y viajes al extranjero.
"Estamos conmocionados porque el rey realmente había comenzado fuerte, fue a Francia, a Alemania, y esperábamos que fuera así durante mucho tiempo", dijo a la AFP frente al Palacio de Buckingham Sue Hazell, que vino de visita desde el norte de Inglaterra junto a su esposo.
La enfermedad vuelve a sumir a la monarquía en la incertidumbre un año y medio después de la conmoción por la muerte de Isabel II a los 96 años y tras más de 70 de reinado.
Además, una de las figuras más queridas de la familia real, la princesa Catalina, esposa del príncipe Guillermo, se recupera desde hace días de una misteriosa operación abdominal a mediados de enero por la que permaneció hospitalizada durante casi dos semanas.
Catalina, de 42 años, no ha hecho ninguna aparición pública desde Navidad y su regreso no está previsto hasta Semana Santa, a finales de marzo.
Camila y Guillermo
Por lo tanto, ante la ausencia del rey en apariciones públicas, ese papel corresponderá estas fechas a la reina Camila y a Guillermo, el príncipe heredero, de 41 años.
Poco antes del anuncio del cáncer del rey, Guillermo anunció que reanudaría sus actividades públicas el miércoles, que había suspendido para quedarse acompañando a sus esposa Catalina tras su intervención quirúrgica.
La llegada a Londres de su hermano, el príncipe Enrique, ha suscitado nuevas esperanzas de reconciliación entre el duque de Sussex, que rompió relaciones con la monarquía en 2020, y el resto de la familia, especialmente Guillermo.
Según los medios británicos, Enrique llegó a Londres solo, sin su esposa Meghan ni sus dos hijos, Archie y Lilibet, como hizo para la coronación, el pasado mayo.