Diciembre no solo significa viajes, vacaciones o regalos, es la época en la que prevalece el amor y la felicidad del espíritu entre la familia y los amigos. Sin embargo, en la vida real no siempre es así.
Las fiestas decembrinas pueden traer confusiones en nuestra vida emocional que provocan desolación, depresión, angustia, ansiedad y en muchos casos estos sentimientos son acompañados por miedo, incomodidad y descontento.
“El ser humano cree que cuando es adulto la ilusión y la fantasía ya no aplica en su vida”, dice la psicóloga Jaqueline Machado Garduño “el espíritu de la Navidad es una energía de paz, amor y felicidad que se cultiva desde el interior de las personas, ello implica momentos de introspección que a muchos adultos les da miedo afrontar”.
Enfatiza que la depresión navideña suele darse por un sentimiento de nostalgia y pérdida de un ser querido que se hace más latente en estas fiestas, también por necesidades insatisfechas que rompen el ambiente de armonía, o por recelos y frustraciones entre parientes que surgen al querer imponer condiciones para la cena navideña; cosas que normalmente los adultos evaden con el trabajo, pero como en esta época baja la actividad laboral, entonces brotan miedos y emociones no resueltas.
Subraya que el invierno tiene una energía que nos empuja a la introspección y al recogimiento, lo que te permite reflexionar acerca de tu propósito y sentido de vida. “Aprovecha la oportunidad que te dan la estación y la Navidad para cerrar ciclos físicos, emocionales, sexuales, mentales y espirituales”.
CÓMO EVITARLA
Para evitar la depresión en estas fiestas algunas personas viajan, otras visitan parientes o amistades que tienen mucho que no ven, pero apunta que lo más importante “es no poner resistencia a lo que estás sintiendo porque lo único que consigues es potencializar e incrementar la tristeza y depresión que puedas tener, y si huyes de lo que sientes también huyes de la oportunidad de profundizar en aquello que origina ese sentimiento”.
Refiere que nos han enseñado a huir de lo que nos desagrada, de lo que nos causa incomodidad y miedo pero con ello pierdes la oportunidad de encontrar los dones y regalos que la vida te da a través de una emoción o sentimiento aparentemente negativo.
“En Navidad el contacto principal tiene que ser contigo mismo y si no te das esa oportunidad es muy difícil que tu forma de compartir con los demás sea auténtica”, asegura.
QUÉ DEBO HACER
Algo que puede funcionarte para evitar la depresión “es que hagas un ejercicio de introspección hacia tu infancia y busques a el niño o a la niña que fuiste cuando te sentías feliz y espontáneo, o que busques a ese niño o niña que quedaron abandonados por ti mismo como adulto: TÚ NO ERES FELIZ HOY PORQUE TÚ MISMO TE HAS ABANDONADO”.
Aprovecha la energía del invierno que te empuja al recogimiento y métete un poco en la tristeza y la depresión, “esto no es malo, lo tienes etiquetado como malo y por eso te resistes a ella y huyes, pero paradójicamente está aumenta y entonces te vuelves irritable e intolerante y tienes confrontaciones con tus seres queridos”; luego viene la culpa y entras en un círculo vicioso de desgaste.
Así es que “te invito a que seas valiente y como adulto abraces a tu niño interior, atrévete a sentir esa tristeza y si te salen lágrimas llora porque estás vivo, no le tengas miedo a las emociones. Profundiza en el maravilloso ser humano que eres en esencia, aprende de los niños que son alegres y espontáneos, que se permiten enojar y luego olvidar, que se permiten llorar y luego reír”.
Regálate algo sencillo para ti mismo: un peluche, unos chocolates, unos polvorones, una caminata a solas contigo o un buen vino y observa que pasa contigo. Permite que en silencio tu voz interna te diga “te amo tal como eres: perfecto”.
Luego entonces puedes hacer todo lo demás: visitar personas, hacer ejercicio o comer, consiente a tu niño (a) interior sin entrar en culpa.
“Cuando tú te regales un momento de intimidad y te atrevas a cruzar el miedo que te da sentir tristeza, dejarás de luchar con ella y la abrazarás, entonces sentirás ligereza y pasarás de la lucha a la danza de la Navidad”, puntualizó.
Para vivir una Navidad feliz, en paz contigo mismo y dándole el verdadero significado a estas fiestas, atrévete a contactar con tu ser esencial y no con el personaje o el rol que juegas en la vida. Levántate agradeciendo y guarda esa armadura qué te aísla del contacto con los demás
CONTACTO
- Psicóloga Jaqueline Machado Garduño
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