Uno de los mitos prevalentes, pese a una constante y acelerada dinámica en el terreno de la sexualidad, es el fin de ésta una vez llegados a la tercera edad ¿Realmente la edad nos imposibilita de los placeres del sexo? Como veremos a continuación, la edad no es un factor determinante en nuestro potencial sexual, sino la configuración de diversos factores en juego que rebasan una sola variable, sin embargo es frecuente encontrar en el imaginario social aseveraciones como:
ENVEJECER PONE FIN AL SEXO.
En la medida en la que envejecemos nuestro comportamiento sexual se ve influenciado por diversos factores biopsicosociales, poniendo de manifiesto que la sexualidad y la edad coexisten y se adaptan a ellos, por ello esta afirmación es falsa, no olvidemos que el ser humano es sexual por naturaleza y en consecuencia el proceso de envejecimiento no significa renunciar a la actividad sexual, en contraste el sexo es fundamental a lo largo de nuestra vida como parte sustancial de la salud física y emocional y en esta última forma parte del establecimiento de vínculo y sentido de intimidad con nuestras parejas.
EL SEXO YA NO ES UNA PRIORIDAD EN LOS ADULTOS MAYORES
Agregar más velas a nuestro pastel de cumpleaños, no es proporcional a la pérdida de deseo sexual, éste se encuentra presente en nuestras vidas con mayor o menor intensidad, pero sencillamente permanece ahí, la edad no es un factor intrínsecamente relacionado con su presencia o ausencia, pues reiteramos dependerá de diversos factores biológicos, psicológicos y sociales, sin embargo es importante considerar que el deseo sí puede verse afectado por nuestras preocupaciones, sobre todo cuando estas subyacen a la interrogante de cómo nos percibe nuestra pareja en función de los cambios experimentados asociados al proceso natural del envejecimiento.
Por otro lado, es importante considerar que la concepción de los adultos mayores sujetos totalmente ajenos a la sexualidad puede deberse a las atribuciones y roles sociales tradicionales, sin embargo, es conveniente regresar a nuestra sensibilidad, empatía y aceptación de ellos como seres humanos con intereses y fantasías sexuales, ambos indicadores de bienestar físico y emocional.
LA SALUD DE LOS ADULTOS MAYORES ACABA CON TODA POSIBILIDAD DE CONTACTO SEXUAL
De acuerdo a Familiy Doctor, es una realidad que la sexualidad depende radicalmente de nuestros hábitos adquiridos a la largo de la vida, como factores protectores o promotores de ciertas condiciones de salud como la artritis, enfermedades del corazón, presión arterial alta, diabetes, obesidad y depresión y el consecuente uso de medicamentos prescritos, algunos de ellos con efectos secundarios en la esfera sexual, ya que estas condiciones si pueden afectar directamente tanto el rendimiento como el interés en el sexo, de ahí otra consideración importante para cuidarnos y forjar un estilo saludable en el día a día.
En lo que concierne a los cambios que ya no dependen del todo de nuestro estilo de vida, pero que si forman parte del proceso de envejecimiento, podemos considerar que en la mujer, como parte de éste, sobreviene la menopausia y consecuente decremento de niveles de estrógeno, lo que puede resultar en sequedad vaginal. En tanto, en el hombre los niveles de testosterona disminuyen, lo que podría impactar en el tiempo requerido para llegar a la excitación, lograr una erección, o que éstas no sean tan firmes o duren tanto como antes o en su defecto presenten retardo para eyacular, y aunque la disfunción sexual es frecuente conforme al aumento de edad, no es una condición que obligatoriamente se presente. En estas circunstancias siempre es importante la comunicación efectiva de pareja, así como las intervenciones médicas y psicológicas pertinentes que contribuyan a que estos problemas no sean un elemento determinante para desterrar al sexo de nuestras vidas.
*CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta.
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología.