Las ventajas que la vida te otorga cuando logras trascender tus límites sexuales tanto los que te impusieron los sistemas ya sean familiares, sociales, científicos, culturales, religiosos y/o políticos como los autoimpuestos y que desafortunadamente te han mantenido en estados de malestar durante tanto tiempo, es que vas adquiriendo el poder del autodominio, la determinación, la pasión por la vida, la creatividad en todo lo que tu vida toque, el respeto por tu cuerpo, ya que vas descubriendo los misterios que te va revelando sobre ti mismo/a.
A medida que trasciendes estos límites te ves cada vez más involucrado/a en el constante flujo de la vida que consiste en dar y recibir al mismo tiempo que te vas armonizando y encontrando en un vaivén, en una danza entre amor y sabiduría porque empiezas a vivir realmente convencido/a de que no te interesa ser nadie más que tú mismo/a, con todas tus capacidades como mujer o como hombre puesto que adquieres tu verdadera individualidad sexual esa que permanece en lo más íntimo y profundo de tu ser y sobre la base de esta sigues evolucionando, co-creando, creando y plasmando tu esencia en cada persona que te encuentras, en cada experiencia que vives, en cada pensamiento, emoción y acción porque has empezado a comprender de fondo que no tienes límites y que todo es posible.
Vivir de esta forma en plenitud, éxtasis, pasión, alegría e intensidad, entre otras formas, es el sueño de muchos, pero el privilegio de pocos, porque son aquellos que saben y que se atreven a entrar en las profundidades del mar de la sexualidad en el que esta es un enigma de vida que no te revela tan fácilmente sus misterios ni sus códigos y es, en gran parte, porque la fuerza de la energía sexual es tal que muchísimas ocasiones tienes que atreverte a perder el control y saltar al vacío sintiendo que te vuelves loco/a de tanto placer, poder, sensualidad e intensidad.
Sin embargo, esa aparente pérdida de control y locura es la verdadera razón que te permite regresar a ti mismo/a cada vez más claro/a en tu vida, más coherente, más integrado/a, más determinado/a a seguir este camino, que solo se trata de ti compartiéndote ante la vida porque sabes quién eres, a qué viniste, qué es lo que tienes que hacer y sobre ello direccionas tu vida.
Entonces las dudas desaparecen, tus miedos se diluyen porque se transforman en amor a la vida; cualquier necesidad de competencia, dominio, rivalidad y sometimiento no tienen sustento ni motivo de acción en tu vida puesto que, en el caso de las mujeres: si eres mujer, en primer lugar, al desmasificarte del común de las mujeres, te piensas, sientes, te emocionas y accionas como una mujer integrada a sí misma, no como la copia o el deseo de algo externo a ti. En el caso de los hombres, igual: desmasificado del común de los hombres, entonces piensas, sientes, te emocionas y accionas como un hombre totalmente integrado a sí mismo.
Al trascender tus límites sexuales, tu gracilidad de mujer, o tu virilidad de hombre, diluye cualquier posibilidad de comparación, rivalidad y competencia con otras personas. Ambos irradian a flor de piel y más allá su sensualidad, erotismo, sexo, carisma, enigma y alegría entre otras cosas.
Muy importante es que las personas verdaderamente integradas sexualmente no necesitan condicionarse uno al otro y mucho menos buscan la venganza por lo que parejas anteriores les hayan “hecho”. En esta entrega en un encuentro sexual la mujer se brinda al hombre como verdadera hembra y el hombre se brinda a la mujer como verdadero macho y ambos van subiendo la energía sexual a niveles que, para muchos, ni si quiera es posible imaginar. Forman en esta danza la triangulación masculino-femenina en un circuito de placer, pasión, éxtasis y plenitud que siempre los llevará a ambos hacia el bienestar y al impulso tanto de sus cualidades individuales como de pareja, porque nadie intimida a nadie.
Si te atreves a trascender tus límites sexuales notarás que te integras cada vez más a la Consciencia Sexual Universal y ésta te invita a que tu sexualidad se transforme en una forma y formación de vida. Vivir de este modo asusta a más de uno porque exige que te atrevas a vivir el verdadero placer íntimo, profundo y extasiante. No obstante, el riesgo bien vale la pena.
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