"Tú… y nadie más", el regalo para una ocasión especial

Con el paso del tiempo, entiendes que las cosas en pareja muchas veces se complican por actos de orgullo y prejuicio

Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca*

  · lunes 7 de octubre de 2019

Sin levantarme de la mesa, deslicé mi lencería sigilosamente. Foto: telemundo.com

Quizá había estado más enfocada de lo usual en los preparativos de los planes de cumpleaños de este año, de tal manera que, a mes y medio de la fecha, estaba en aquella relojería decidiendo aquella frase especial que quedaría para siempre grabada en el reloj que tanto querías y que te recordara lo que significas cada día al despertar. You and no other escribí en el post it que el relojero me había proporcionado para indicarle qué sería lo que grabaría.

No éramos del tipo de parejas que buscara exaltar una fecha en especial, pero este año, después de tantas cosas vividas, pensaba hacer las cosas diferentes, y es que, con el paso del tiempo, entiendes que las cosas en pareja muchas veces se complican por actos de orgullo y prejuicio, y al final del día, y si tienes suerte, te encuentras con la certeza de no hay nada que temer ni dudar, si estás al lado de aquella persona que elegiste como compañero de vida, y sí, yo te elegí a ti.

Contaba ansiosa los días y pronto llegó la noche previa a la celebración, como es usual, me invitaste a cenar, te pedí que vinieras por mí a al departamento, llegaste mientras yo me alistaba para salir, me sorprendiste en la recamara enfundada en un juego de lencería de encaje suave y delicado color negro, mi favorito, especialmente seleccionado para la ocasión; por tu parte, como si se tratara de una obra de arte, permaneciste en la entrada contemplando cada parte de mí, sin decir absolutamente nada, en tanto yo aparentaba que no notaba tu presencia, hasta que te sonreí a través del espejo, a lo que tus mejillas respondieron con un suave rubor.

Enseguida, te acercaste y me tomaste por la cintura, acercando tu cuerpo hacia el mío en una clara señal de deseo, pero te reservaste a besarme suavemente en el cuello. Pronto estaba lista, portando ese vestido de cuero negro que tus fantasías me habían confesado imaginabas, nos dirigimos a cenar y al filo de la medianoche, entre tus miradas instigadoras y mis sonrisas coquetas, apagaste las velas de tu cumpleaños. “Pide un deseo” te dije animada, a lo que replicaste “Ya estás aquí, pero una cosa más: tu ropa interior por favor”.

Sin levantarme de la mesa, deslicé mi lencería sigilosamente, sin que nadie lo notara, hasta que la puse en una de tus manos y en ese momento, sin palabras, te entregué el control de la noche, el cual resguardaste en tu bolsillo, no sin antes hacerte saber mis términos y condiciones al poner en tu puño ese reloj grabado que te invitaba a ser tan mío hoy a manera de propuesta indecorosa para una noche inolvidable.

  • *Médico psiquiatra, sexólogo y psiquiatra forense.
  • Director de Mindful. Expertos en psiquiatría y psicología.
  • www.vivemindful.com