Son más de 800 los pueblos que luchan por ser considerados "los más bonitos de Italia", pero hasta ahora solo 293 han logrado pertenecer a este prestigioso club que da visibilidad a la "Italia escondida".
En uno de los países más visitados del mundo, las grandes ciudades como Roma o Milán copan toda la atención y los pequeños municipios, a pesar de su rico patrimonio histórico y artístico, quedan alejados de los flujos de turistas.
Con el objetivo de hacerse ver nació en 2002 la asociación "Los pueblos más bonitos de Italia", que, previo pago de una cuota anual, agrupa a pueblos pequeños pero con interés turístico y que también quieren beneficiarse del éxito del país.
Pero no todos lo consiguen. El presidente de la organización, Fiorello Primi, reconoció que tienen "un problema", porque todos los pueblos desean tener este sello, y no quieren que "la situación explote".
"El problema es que tenemos demasiadas solicitudes. Ahora mismo hay más de 70 peticiones aún por atender", admitía Primo, algo abrumado, en una rueda de prensa en Roma.
No es sorprendente que los núcleos históricos quieran pertenecer a este club, pues ser parte de él les da derecho a aparecer en la guía que editan todos los años, a usar la marca oficial "Los pueblos más bonitos de Italia" y a ser miembro de la federación "Los pueblos más bonitos de la Tierra", que forman junto a España, Francia y Bélgica.
"Viendo el éxito de la asociación y lo que significa estar dentro de ella, con el retorno turístico, claramente hay un incremento de solicitudes", señaló Primi, que recordó que para que no les sobrepase la situación, han establecido el 5 % como incremento máximo de pueblos que puede aceptar la entidad cada año.
Los encargados de evaluar la admisión al club han visitado ya 814 municipios, lo que supone, más o menos, el 10 % de los pueblos italianos, y solo 293, por ahora, han tenido la suerte de ser los elegidos.
Según el director ejecutivo de la Agencia Nacional del Turismo, Giovanni Bastianelli, los "pueblos más bonitos de Italia" se benefician de "la segunda oleada de turistas", es decir, de los que ya han visitado antes las principales ciudades del país y que vuelven para descubrir otros rincones.
"Los flujos nuevos de visitantes van primero a las grandes ciudades, pero los que vuelven van a los pueblos, a buscar algo que les pueda sorprender", sostuvo.
Y lo que les puede sorprender es "la italianidad", que se encuentra, sobre todo, en los centros pequeños: en los pueblos.
"Al turista no le interesa solo la belleza arquitectónica, sino también la gente que vive en estos pueblos todos los días del año, con costumbres muy distintas a las que tienen ellos en sus ciudades de origen. Les gusta la diversidad del paisaje y la lengua", detalló Bastianelli.
Pero lo que se lleva la palma "es la comida: lo que les sorprende a los visitantes es que un plato típico, a 10 kilómetros, quizás se cocina de forma distinta, y detrás de ese plato hay una historia y una tradición".
Y más allá de la comida, también se ha convertido en tradición la "Noche Romántica", un festival en el que, por cuarto año consecutivo, algunos de los "pueblos más bonitos de Italia" celebrarán el amor el próximo 22 de junio entre velas, música relajada, cubiertos y platos biodegradables -"será una noche libre de plástico"- y degustando el postre "pensamiento de amor".
Esta iniciativa, que el año pasado registró cerca de un millón de visitantes, se ha extendido en esta edición a España, Francia y Bélgica, aunque su origen está en Italia.
Porque la idea de "belleza y romanticismo", según Primi, no podía de salir de otro país "que no fuera Italia".