Hola queridos lectores, como cada domingo aquí estoy pasando lista de presente en la calidad y la calidez de sus hogares, ahora ya en este lluvioso mes de julio que, por cierto, han sido unas lluvias, bastante agradables, nada agresivas y muy disfrutables en pareja, con un buen café y galletitas.
En esta ocasión les voy a narrar algo que, a mi parecer, será una sorpresa para todos los poblanos. Durante esta semana, al caminar por estas calles, me sorprendió el ver que ya están reconstruyendo la estación del ferrocarril mexicano, aquí en la 11 Norte y la 12 Poniente, y de ahí el título de mi nota.
Después de dos años, desde el temblor de septiembre del 2017, la terminal de pasajeros se vio seriamente afectada, al grado que se tuvo que cerrar al público, pero, como el ave fénix, que según la mitología griega, después de que fallecía envuelta en llamas cada quinientos años, resurge de sus cenizas, pues así le pasó a este inmueble que, aunque sin llamas, casi se desploma.
En notas anteriores les narré la historia de cómo la Casa de Alfeñique regresó a la vida con una reconstrucción magistral, pues ahora le toca a esta estación de pasajeros, resurgir nuevamente, y qué mejor, pues se acerca su cumpleaños número ciento cincuenta. Recuerden que según marca la historia, esta estación se inaugura en el año de 1869, dando inicio a las operaciones del ferrocarril mexicano, integrándose a la red ferroviaria México-Veracruz-Oaxaca.
Según narra la historia, supuestamente fue inaugurada por el presidente Juárez, escribo supuestamente, porque a su servidor siempre le han invadido las dudas con respecto a su presencia en este evento, pues según crónicas, se narra toda una serie de actos presididos por el presidente, pero no hay ni una sola fotografía de su presencia, siendo que sí hay fotos del evento, incluso existe un famoso grabado que muestra el momento exacto de la inauguración, tan detallado, que muestra la torre destruida de la iglesia de San Agustín, víctima de los eventos trágicos de años atrás, cuando Puebla es rehén de las tropas francesas.
Otro argumento que ya he publicado en notas anteriores, es que se dice que Juárez fallece víctima de angina de pecho, esto es, un daño en las venas coronarias del corazón, de ser así, si tomamos en cuenta que fallece tres años después, en 1872, al momento del evento, para mi opinión, Juárez ya no podría ni siquiera amarrarse los zapatos sin antes caer desmayado por una insuficiencia cardiaca, pues en la actualidad, siglo XXI, una persona con ese daño ya padece de deficiencias cardiacas por un promedio de cinco años, antes de que se le coloque un marcapasos, y para ese año, 1869, el único medicamento del que se tenía noticia era la nitroglicerina, el cual era totalmente experimental, pues su uso se popularizó hasta el año 1900.
¿Será que para el momento de la reinauguración se despejen mis dudas?, ¿habrá más información de su presencia?, bueno, esperaremos con ansias ese momento, el cual tengo la seguridad, queridos lectores, que será memorable. Si no estuvimos hace ciento cincuenta años, sí estaremos presentes en unos meses para ser testigos de este histórico momento, ciento cincuenta años después.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez y nos leemos dentro de ocho días.
Contacto:
- WhatsApp: 22 14 15 85 38
- Facebook:Eduardo Zamora Martínez