Hola queridos lectores gracias por recibirme en la calidad y la calidez de sus hogares, aquí, nuevamente y como ya es una tradición por más de tres años, gracias a ustedes, les presento mi artículo de cada domingo, en este domingo que nos recibe con la temporada de lluvias de este año.
Ustedes se preguntarán lo peculiar del título de esta entrega, esto se debe a que para algunos en nuestra época de estudiantes siempre escribíamos la palabra ayuntamiento con H, ¿y saben el porqué de esta costumbre?, pues se debía a que en los años 70s, todos los vehículos del servicio público del ayuntamiento, tenían escrito en los costados H ayuntamiento, sin el punto después de la H, este error perduró hasta la llegada del alcalde Miguel Quiroz Pérez en 1977, quien ordenó se corrigiera de inmediato, pues este error había perdurado por más de 20 años.
Esta anécdota la menciono como algo nostálgico para los que lo vivimos, pero entremos en materia, el palacio del ayuntamiento, el que tenemos actualmente no es el original de la época de la fundación de la ciudad, lo único original es el predio, pues desde las épocas de la fundación, se destinó este lugar para que fuera el asentamiento de las autoridades de la ciudad.
Hubo varias construcciones pero la actual fue construida a partir del año 1897, siendo gobernador del estado el general porfirista Mucio Praxedes Martínez, y se encargó el diseño y construcción al ; toda la piedra de cantera fue trabajo del escultor poblano Jesús Corro Soriano, padre del también escultor Jesús Corro Ferrer, del cual tenemos por toda la ciudad más de 20 de sus trabajos escultóricos decorando nuestras calles.
El palacio del ayuntamiento es el inmueble más icónico de nuestra arquitectura poblana, localizado en la acera norte de nuestra plaza de armas, nos muestra una impresionante y bellísima fachada, con dos enormes torreones que coronan sus esquinas, al centro su majestuoso balcón y en su copete, la réplica de la campana de Dolores, sin faltar su clásico reloj palaciego.
Al momento de visitarlo te recibe su bello portón en madera tallada, resaltando esta entrada sus jambas y dintel tallados en piedra de cantera, al interior, el cubo del zaguán, mostrando todas las placas conmemorativas de la historia de Puebla, al atravesarlo, te recibe su bellísimo patio enlajado, al fondo su majestuosa escalinata totalmente construida en mármol de carrara, con escalinata central, y bifurcación en dos escalinatas mellizas; al estar en su descanso, detente por un momento, sube la mirada y veras tres hermosos vitrales tragaluces, impresionantes por su belleza.
Cuenta la historia poblana que el palacio original contaba nada más con tres secciones, el cabildo, la audiencia y la cárcel municipal, además de las habitaciones privadas para el alcalde en turno, todo esto desaparece para dar paso a la construcción del actual inmueble.
El diseño y la disposición del inmueble se le conoce como estilo isabelino inglés, pero con tintes del clásico patio colonial poblano, esto es, un patio central, rodeado de arcadas en dos plantas, su clásica escalinata al fondo y al centro, dentro de la línea de las habitaciones, lo que le da al inmueble pasillos amplios en ambas plantas.
El inmueble aun sin terminar fue inaugurado en 1901 por el presidente Porfirio Díaz, pero fue ocupado hasta el año de 1906, ahora sí totalmente terminado; como detalle curioso, el palacio se construyó de manera independiente sobre la fachada de lo que era el cine teatro Guerrero, pues este era de propiedad particular, no es sino hasta 1993, durante la administración del alcalde Rafael Cañedo Benítez, cuando se adquiere por el ayuntamiento el inmueble, y es así cuando este se integra a la estructura del palacio.
¿Sabían que el inmueble colindante al ayuntamiento, sobre la calle 2 norte, se encuentra en litigio entre sus propietarios y la autoridad desde 1851? pues según cuentan los enterados, el terreno esta intestado desde hace más de 170 años, digamos desde la época juarista, hasta la fecha, ¿verdad o mentira?, bueno, no deja de ser más que una de las muchas leyendas que caminan por nuestras coloniales calles poblanas.
Querido lector, al visitar nuestro zócalo citadino, atraviesa la calle y alimenta tu vista con la belleza del palacio del ayuntamiento, algo que no debes de dejar de admirar, y sentir orgullo, el orgullo poblano que nos envidian muchos, y con sobrada razón.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis páginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp 22 12 532690, y Twitter @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo, hasta la próxima.