Se dice que en el arte está la esencia del ser humano. Pues bien, Arte (con mayúscula), paisajes, que son cuadros que dibujan la naturaleza misma, y atardeceres comparados a los de las mejores villas españolas es lo que abunda en Belmonte, un pueblo de la provincia de Cuenca.
“Si sobrevive nuestro patrimonio, gastronomía y costumbres, que es como decir nuestra historia, nosotros también sobreviviremos”, comenta la alcaldesa María Angustias Alcázar, una mujer que transmite entusiasmo por este pueblo, elegido no hace mucho como el más bonito de Castilla-La Mancha.
Con apenas dos mil habitantes, el brillo de Belmonte, donde nació el poeta y humanista Fray Luis de León, se remonta al siglo XIV, cuando la villa fue donada por el rey Fernando III a su hijo el Infante Juan Manuel, quien construyó en este lugar su palacio residencial, y que más tarde, en 1398, el monarca Enrique III, en agradecimiento por su ayuda en la guerra contra Juan I de Portugal, donó la villa a Juan Fernández Pacheco, quien se convirtió así en el primer Señor de Belmonte.
Para recorrer el lugar se puede comenzar por ese palacio mencionado, que ofrece al visitante unas bonitas vistas al castillo y alberga un spa y un jardín con piscina al aire libre, además del confort de elegantes habitaciones y espacios comunes, como la cafetería, situada en el precioso claustro, y una sala medieval para banquetes o celebraciones.
Otro lugar de interés es la colegiata de San Bartolomé Apóstol, Monumento Nacional desde el 27 de julio de 1947, con su Puerta de los Perdones.
Esta colegiata fue construida sobre la antigua parroquia visigótica del siglo V, en la que las familias nobles de la zona fueron agregando capillas en las naves laterales, que dotaron de altares, rejas, pinturas y ornamentos, gracias a que intervinieron los mejores artesanos a lo largo de su historia.
Mención especial merece su coro, que es el primero historiado en España (1452). Fue realizado para la catedral de Cuenca pero, en 1757 el Cabildo de la colegiata lo adquiere porque se les había quedado pequeño.
De todo su esplendor y magnificencia llama aún más la atención la pila de bautismo en la que recibieron las aguas bautismales personajes como Fray Luis de León, Juan Fernández Pacheco o el misionero jesuita San Juan del Castillo, entre otros.
HOSPITAL DE SAN ANDRÉS Y CASTILLO
Otras zonas de obligada visita de la villa son sus puertas del Almudí, también conocida como del Rollo o del Cristo de los Ausentes; la Puerta de Chinchilla, que es la más esplendorosa y más antigua de todas las puertas ya que conserva su estructura original, y la Puerta de la Estrella, también denominada la Puerta de Toledo.
En el hospital de San Andrés, fundado por Juan Fernández Pacheco en 1415 por Bula de Benedicto XIII, es necesario tener en cuenta que el concepto de hospital en aquella época estaba más bien dirigido a acoger a indigentes y mendigos, que con la finalidad de atender a los enfermos.
Su castillo fortaleza no pasa desapercibido sobre el cerro de San Cristóbal, declarado Monumento Nacional de interés histórico artístico en 1931 y Bien de Interés Cultural. De estilo gótico mudéjar y mandado hacer por Juan Fernández Pacheco, su construcción duró 20 años (1456-1472).
El castillo abrió sus puertas al público en 2010 y vuelve a lucir todo su esplendor, además de ser y haber sido escenario de grandes producciones cinematográficas, como “El Cid” (1961) dirigida por Anthony Mann y protagonizada por Chartlon Heston y Sofía Loren; “El Señor de los Anillos”, donde se recrearon las escenas del Abismo de Helm; “Juana La Loca” (2001) o “El Caballero Don Quijote”(2002), entre otras.
También es muy interesante el denominado Palacete Belmonte, palacio típico castellano-manchego, con vistas maravillosas, que se asienta en la ladera norte del castillo y que es un lugar de disfrute y silencio, que ofrece jardines, lago y piscina.
MULTITUD DE PERSONAJES HISTÓRICOS
Algunos personajes relacionados con Belmonte fueron Juan Manuel, sobrino de Alfonso X El Sabio, importante escritor y político del siglo XIV y uno de los principales representantes de la prosa medieval. Su padre, el Infante Don Manuel, fue quien mandó construir la primera muralla de Belmonte, mientras que él, en 1324, ordenó la construcción de su palacio en esta villa, el edificio más antiguo y hoy convertido en establecimiento hostelero.
También el mencionado Juan Fernández Pacheco, conocido como Juan Pacheco, que dominó la escena política castellana desde los últimos años del reinado de Juan II hasta el reinado de Isabel la Católica. Por mandato suyo fueron construidos la Colegiata de San Bartolomé, el Convento de los Franciscanos y el Hospital de San Andrés.
Otro personaje de la localidad fue Fray Luis de León, nacido en 1527 y que, al cumplir los 14 años, se marchó a estudiar a Salamanca para ingresar después en los agustinos, en cuya orden procesa en 1544. Reconocido humanista y el referente poético más importantes de su época, sufrió la persecución de la Inquisición por sus traducciones de importantes obras literarias.
San Juan del Castillo fue hijo de Alfonso del Castillo, regidor de la villa. Estudió leyes en la universidad de Alcalá de Henares, Artes y Teología. Una vez terminados sus estudios recorrió países como Argentina y Chile para misionar a los indios, y murió en Paraguay. En enero de 1934 fue beatificado por Pio XI y canonizado por Juan Pablo II en 1988.
Otro personaje relevante fue Francisco Sánchez, un famoso guerrilleros de La Mancha que tomó parte en la Guerra de la Independencia, más conocido como Francisquete o el Tío Camuñas, por ser natural de ese municipio toledano donde nació en 1762. Murió fusilado en Belmonte por los franceses el 13 de noviembre de 1811.
También era natural de la villa Diego López Pacheco y Portugal (1599), que llegó a ser Virrey de México y el escritor Salvador de Mena (1754).
Además, la que fuera emperatriz Eugenia de Montijo, por su matrimonio con Luis Napoleón, conocido como Napoleón III, también habitó durante varios años el castillo de Belmonte.
En definitiva, un pueblo con historia, con riqueza cultural y que se complementa con otra excelencia: su gastronomía.
Son famosas sus jornadas del cordero manchego, el sabroso pisto manchego, su morteruelo, las gachas, los zarajos, las carnes de caza, pero también los asados de cochinillo, los quesos artesanos de oveja manchega y sus selectos embutidos, los patés, amén de dulces y mermeladas.
He aquí un menú típico de Belmonte: se inicia degustando un chupito de ajo arriero conquense con aceite de ajo negro, seguido de empanada de morteruelo de Cuenca, para culminar con un jarrete de cordero manchego asado con patatas panadera y pisto, rematando con un postre de pan de Calatrava con helado de turrón.
Todo ello no olvide conjugarlo con algunos de los grandes vinos que existen en la zona, la más grande en extensión vinícola del mundo, y rematar con el licor resolí, característico de la provincia conquense.
Además, la visita se puede complementar con excursiones en quad y bicicletas para recorrer los rincones y paisajes manchegos espectaculares, así como rutas fotográficas o combates de lucha medieval, recreaciones históricas. Poseen uno de los mayores parques en máquinas de guerra del mundo, así como un gran observatorio de estrellas.
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