La tradición familiar de hacer tamales de cominos en esta comunidad, como una forma de sustento económico y como un ritual gastronómico, está en peligro de extinción, aseguran habitantes de este pueblo vestido por la magia de sus aguas termales y su aparentemente inagotable manantial.
“Sin duda: hace cinco años eran todavía más de 30 familias las dedicadas exclusivamente a dos cosas: el campo y los famosos tamales de cominos. Hoy apenas llegan a 10 u 11”, lamentó Esther Contreras, una de las habitantes.
Y entre las razones está, narró, el hecho de la perspectiva de las nuevas generaciones, quienes optaron, en la mayoría de los casos, por estudiar para salir de Axocopan y buscar nuevos rumbos. “Es decir, no vislumbran en esa actividad algo con sustento económico a largo plazo”, describió.
Para ser concreto, las mujeres de la Magdalena aprenden la receta más por un tema de solidaridad familiar con la madre o la abuela, y no como una forma de vida. “Prefieren en esa lógica ser profesionistas o trabajar en otra cosa y no andar como quizá sus antecesores caminando en las calles de Atlixco con el canasto de tamales de cominos gritando para vender”.
Un tamal de cominos cuesta 10 pesos y el costo de producción es de aproximadamente seis o siete pesos. “No son las grandes ganancias por ser un producto gastronómico más de ocasión o de antojo y no como algo cotidiano”, reveló.
El tamal de cominos, los panes colorados, las semillas o pepitas y las memelas con queso blanco y una Tecate bien fría, forman parte de la tradición gastronómica de Axocopan, una comunidad a cinco minutos de la cabecera, rumbo al Popocatépetl.
Por esa razón artesanos de la localidad de la Magdalena Axocopan invitan a su feria del tradicional tamal de cominos los días 13 y 14 de abril. Y será en el terreno donde se realiza el jaripeo de la comunidad, a unos metros de la gasolinera del crucero del camino a Coyula.