Hola queridos lectores, su servidor Eduardo Zamora, el Barón Rojo, saludándolos como cada sábado y con el deseo de que se encuentren muy bien en compañía de sus familias. En esta ocasión les voy a narrar un poco de historia de uno de los jardines más emblemáticos del centro histórico de nuestra ciudad: el Jardín del Carmen.
Este parque público, localizado a 7 cuadras al sur del zócalo citadino es, junto con el Jardín de San José, uno de los más emblemáticos y gran partícipe en las historias narradas en las familias poblanas.
Originalmente fue el camposanto del templo del Carmen, tuvo su origen aproximadamente por el año del señor de 1547, esto es aproximadamente 16 años después de que se funda la ciudad de Los Ángeles. Un español de nombre Hernando de Villanueva es salvado de la embestida de un toro al invocar a la virgen de los Remedios, por lo cual promete edificar una iglesia en su honor, localizado en el actual sitio del templo.
En el año de 1562 Santa Teresa de Jesús funda en el convento de san José la orden de las carmelitas descalzas. En 1586 el obispo Diego Romano cede la ermita de los Remedios, construida por Hernando de Villanueva, a la nueva orden de las carmelitas descalzas, fundándose ahí el noviciado.
En el año de 1642 se construyen los primeros retablos en la nueva iglesia del Carmen, obra de Lucas Méndez y Manuel de Tapia; en 1778 se continúa la construcción, se consagra a la virgen del Carmen y se terminan nuevos retablos en su honor y el de Santa Ana.
En 1844 se establece como panteón toda la actual superficie del jardín, incluso lo que ocupa las actuales manzanas colindantes al templo. En 1858 el artista José Manso remodela el altar mayor y en 1859 se coloca en este la actual imagen de la virgen del Carmen, y la virgen de los Remedios es trasladada a una capilla alterna. En 1891 se cierra definitivamente el panteón del Carmen, las manzanas colindantes al templo son expropiadas por las leyes de incautación, fraccionadas y vendidas a particulares.
En 1944 se termina la remodelación de los altares con nueva argamasa y decorado, y finalmente en 1970, ya en la vida moderna de Puebla, se pinta y decora el interior de su cúpula mayor, obra del pintor Fernando Rodríguez Lago.
Cabe mencionar que gran parte de la historia de Puebla, sobre todo de su sociedad, formó su vida alrededor de este jardín el cual, aunque parezca increíble, hasta el año de 1934 marcaba el límite sur de la ciudad, pues la traza urbana no incluía los enormes sembradíos al sur del templo, los cuales lucían despoblados hasta lo que fue el molino de Huexotitla, en la actual 43 oriente.
El único transporte en esa época era el servicio de tranvías, que partía del zócalo por toda la actual 16 de septiembre, doblaba en la actual 15 Oriente / Poniente, se dirigía a la actual 11 Sur y de ahí se enfilaba a su encierro en la esquina de la 11 Norte y la 8 Poniente; este servicio funcionó hasta el año de 1943, cuando se retira para dar paso a la nueva red de transporte urbano en autobuses.
Siempre en la vida de Puebla, en sus fiestas patronales, es simbólica la festividad de la virgen del Carmen, un día de verdadera e increíble verbena popular; a pesar de no ser la patrona de la ciudad se le venera de una manera muy especial.
Quien no ha tenido un familiar que platicara de las históricas verbenas populares del Carmen; era visita obligada por todas las familias de postín y nada era más simbólico que ver a la sociedad poblana recorrer los puestos de antojitos, los juegos mecánicos y convivir en la grandiosa festividad de la virgen del Carmen en nuestra Puebla de antaño.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.
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