Zacatlán de las manzanas es poseedor de grandes bellezas naturales como sus cascadas milenarias que dibujan el paisaje y cuyo caudal emerge desafiante entre profundas barrancas; o su boscoso mundo colmado de rocas solitarias que fueron esculpidas por el agua y el viento hasta obtener caprichosas formaciones que han desafiado la gravedad a través del tiempo.
Pero este pueblo mágico de la sierra norte del estado aún tiene mucho que ofrecer con su gente amable y su abundancia en todo: árboles que regalan manzanas y otros frutos de colores encendidos, hornos que llenan las calles de aromas azucarados, objetos que nos conceden las manos de sus artesanos y una historia plasmada con arte en las paredes de sus andadores, en los que sentirás el tiempo a golpe de manecillas.
¡A PUEBLEAR!
El enorme reloj floral de la Plaza de Armas marca el ritmo de este pueblo mágico, te da la bienvenida con hermosas flores de temporada con las que es adornado. Sus dos caratulas tiene un diámetro de cinco metros cada una. Cada tres horas alegra el zócalo con sonetos como Cielito lindo, Ave María o Danzón de Zacatlán, entre otros.
En el Palacio Municipal de estilo neoclásico encontrarás la oficina de Turismo donde te recibirán amablemente y los asesores te darán la mejor recomendación para vivir la experiencia zacateca.
Entre árboles frutales, podrás apreciar la enorme manzana que hace homenaje a los fruticultores de la región y sacarte fotos en las letras monumentales que te servirán de marco.
A un costado se encuentra el Convento Franciscano que data de 1567 y aún ofrece misas. Junto a él se encuentra el Museo del Vino, donde conocerás el proceso de elaboración y podrás llevarte a casa alguno de ellos. Aquí también esta la Parroquia de San Pedro y San Pablo de estilo barroco indígena, que tienes que conocer.
Para desayunar y empezar el día de buena gana visita el Merendero La Parroquia, a un costado de la plaza. Es un bufet en el que te deleitarás con antojitos, huevos, guisados y pan tradicional. Si lo prefieres, a tres cuadras al poniente de la plaza está el mercado municipal donde podrás probar comida regional.
CAMINO A LA BARRANCA
El andador de los Jilgueros ubicado a un costado del Palacio Municipal, te guiará hacia los principales atractivos del pueblo. Está adornado con árboles enanos de manzana y a tu paso encontrarás restaurantes, la fábrica de relojes, tiendas de artesanía y hoteles, por cierto, el pueblo mágico cuenta con una gran oferta hotelera, encontrarás tarifas para todos los bolsillos.
Al fondo se aprecia el campo santo cuya fachada desprende un fulgor de luces provocado por los vitromurales con pasajes bíblicos que reciben el nombre de “La vida eterna”. Fueron elaborados en pedaceria de azulejo, técnica conocida como Trencadís, un proyecto del estadounidense Dick Davis bajo el diseño de la zacateca, Maricarmen Olvera.
A la derecha se encuentra el paseo de la Barranca, se aprecia una monumental avioneta que conmemora el nombramiento de Zacatlán como Pueblo Mágico (2011), primera vez que el pueblo fue revestido por la fuerza Aérea Mexicana.
Al llegar ahí, a tu izquierda, se encuentra otro vitromural emblemático que hace referencia a los 300 años de que el pueblo es conocido como Zacatlán de las manzanas (1714) y cuyo nombre oficial es Zacatlán de Ramón Márquez Galindo. En él están plasmados los barrios o localidades con letras en la parte alta y en el mural, entre otros: el convento franciscano, las piedras encimadas, el reloj floral, el palacio municipal, la primera reina de las manzanas, la leyenda del dragón del convento y don Tachito (personaje real), un fruticultor que representa a todas las personas que trabajan la tierra.
A la vuelta está el último vitromural: “Vivir en el universo”, con motivos prehispánicos que conmemoran a las deidades de esos tiempos y hablan de la fundación. En la parte baja, está un mural en honor al maíz realizado por Dick Davis.
ENTRE NUBES
A unos pasos adelante se encuentra el Mirador de Cristal, un espacio que te hará sentir que acaricias el cielo en total libertad. Su estructura es completamente de cristal, al amanecer o durante el anochecer te regala un espectáculo de luz que se fusiona con la naturaleza y las nubes.
Desde aquí se aprecia una de las postales más hermosas del pueblo: la Barranca de los Jilgueros que alcanza hasta los 400 metros de altura.
En la parte de abajo del mirador está el corredor donde cientos de artesanos ofrecen sus productos: licores, cremas, pulque curado, mermeladas, madera tallada, salsas, pan, refrescantes micheladas en jarrito, y más.
ZIPLANE, LO NUEVO
Ahí mismo, en el mirador, es posible que encuentres a el equipo Ziplane para ofrecerte la experiencia de surcar el cielo a 500 metros de altura en su recién estrenada tirolesa, la más alta y rápida de México, una obra de ingeniería que cuenta con todas las especificaciones técnicas y normativas de seguridad.
La tirolesa cuenta con 1,400 metros de longitud que se recorren a más de 100 kilómetros por hora en 1 minuto 30 segundos, ¡atravesarás por aire toda la Barranca de los Jilgueros!
Sus oficinas se encuentran en la calle Libertad 4, o búscalos en Facebook: Ziplane Zacatlán. Ellos te llevan al punto de salida, a solo 20 minutos, y te recogen en la plataforma de llegada (a un costado del mirador).
MARCANDO EL TIEMPO
Regresa al pueblo sobre el mismo camino (son solo 4 cuadras) y “detente en el tiempo” en la fábrica de Relojes Centenario. La primera fábrica de relojes monumentales en américa latina. Conocerás la historia de don Alberto Olvera Hernández, quien dio vida a la tradición relojera del pueblo. Te enamorarás de los engranajes que hacen girar las agujas que marcan el pasar de las horas al ritmo de tic toc.
El recorrido inicia en la fábrica donde observarás las máquinas de relojes monumentales que decoran parques y edificios de México y el mundo, algunos con tecnología mecatrónica. A cada pasó encontrarás cuartos repletos de relojes que explican su historia y la medición del tiempo, así como su evolución (de agua, de péndulo, de bolsillo, de cadena, de engranajes, solares, de arena).
Los fines de semana se engalana con un show musical en la fachada del lugar en el que autómatas vestidos con trajes típicos de diferentes regiones bailan al ritmo del tic toc del reloj temas como El jarabe tapatío, La bamba, La zandunga o Que chula es Puebla. Infórmate de los horarios en www.centenario.org.mx
LO TÍPICO
Visita la fábrica de bebidas de manzana Bodegas Delicia fundada por don Gilberto Martínez Pérez en 1928. Conocerás el proceso de elaboración de los refrescos y te darán degustaciones para que leves a tu casa, de sidras, vinos, cocteles y hasta cervezas elaboradas con esta fruta y otras como bluberry, durazno y maracuyá.
No te puedes ir del pueblo sin comprar tu dotación de pan de queso. En la calle libertad, a dos cuadras del zócalo esta la panadería El Chino donde siguen elaborando el pan artesanalmente, al horno de leña. Además de las típicas almohadas y burras de queso, venden conchas con relleno de cajeta, requesón con zarzamora, cajeta y manzanas envueltas en hojaldre ¡una delicia!
Barriga llena, corazón contento así que para comer lánzate a La Chichipinga, restaurante de comida tradicional que se encuentra al inicio del andador de los Jilgueros. De sus fogones emanan los irresistibles sabores de las cocinas del chef Gustavo Ignacio Aco Monroy, tres veces galardonado por su receta de mole poblano, quien ha rescatado los sabores más típicos de la sierra nororiental: tlacoyos en salsa, tlacoyos empapaditos, chalupas de pollo con salsa o crema para los niños, memela, tostadas con frijoles enteros, todo con salsa verde. Disfruta un buen café de olla (sin panela) con un licor Catorce Tortillas como digestivo.
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