Algo que distingue a la ciudad de Querétaro es su tierra tan bondadosa para producir suculentos vinos. Sus reconocidos viñedos y paisajes han convertido a la entidad en uno de los destinos favoritos por sus experiencias vitivinícolas.
En el estado se producen todo tipo de vinos que van desde los blancos, tintos, rosados y espumosos y entre las principales uvas que se cosechan están: merlot, syrah, malbec, marselan, tempranillo, cabernet sauvignon, chardonnay, macabeo, xarel-ló, sauvignon blanc y parellada.
A partir de junio y hasta el mes de septiembre, aproximadamente, los viñedos comienzan a preparar la famosa temporada de La ruta arte, queso y vino, donde ya reverdecidos dan paso al envero, una de las fases de maduración de la uva.
Esta bebida atrae a propios y extraños a la aventura de descubrir nuevas notas y enamorarse de lo hecho en México, es por ello que los productores han añadido experiencias obligadas como una cata-maridaje, servicio de restaurante y hasta la oportunidad de realizar eventos especiales como una boda, bautizo, entre otros.
Aderezo visitó Cava 57, en San Juan del Río que recientemente inauguró su restaurante Terruño 57, un lugar campestre en medio del viñedo, donde puede maridar los platillos con una copa de cualquiera de las siete etiquetas, no sin antes hacer el recorrido por el lugar para conocer el ciclo de la vid, y disfrutar de la energía veraniega.
Durante nuestro recorrido, el sommelier David Escamilla, nos introdujo al mundo del vino y contó la historia que hay detrás de cada botella de vino.
“Este proyecto nace de la pasión y amor por el vino, del principal socio que aprendió de la cultura del vino en la zona de Borgoña, Francia y la decisión de plantar vid se toma en 2012,” contó Escamilla.
Para la producción del vino utilizan barricas americanas y francesas, y actualmente suman entre 12 y 15 mil botellas al año.
Aunque Escamilla tiene nueve años como sommelier, hace un par de meses se integró a la familia de Cava57, lo que lo hace sentirse orgulloso de que los vinos mexicanos cada vez toman más relevancia en la industria.
“Ya formamos parte de los 40 proyectos vinícolas de Querétaro, la región ha tomado fuerza, por su tierra tan noble, y eso nos motiva como productores o parte de la industria a acercarnos más a nuestras raíces y amar lo mexicano”.
El sommelier recomendó a las personas que apenas se están introduciendo a la experiencia de beber vino, a distinguir y descubrir sus gustos, para ello hay que probar variedades, “si son principiantes lo mejor es empezar por uvas nobles como merlot, malbec, syrah, tempranillo, pero si quieren experimentar con el maridaje, lo ideal es hacerlo con cabernet”, contó.
“Recuerden que no hay vinos malos, se trata de gustos, probar variedades, después de que dominen sus gustos, ya pueden dar el siguiente paso de saltar a los países o nacionalidades”, añadió.
La cata maridaje que disfrutamos, fue de tres tiempos y el menú que se degustó fue: una ensalada fresca con pulpo maridado con la etiqueta 2 Secretos (vino rosado).
Un chamorro marinado en 12 horas con cerveza oscura. La etiqueta que acompaña a este tipo de platillos fue un vino tinto tres avisos.
Para el postre fue un vino espumoso semidulce que se acompañó con un bowl de manzana.