Guanajuato, ciudad minera con sabores exóticos

Nombrado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad

JAVIER ZAMBRANO

  · domingo 30 de septiembre de 2018

Hola viajeros y viajeras ¿cómo están? la semana pasada escribí un artículo sobre mi viaje en la Huasteca Potosina y quiero agradecer a los lectores que se pusieron en contacto conmigo para recomendarme otros lugares en San Luis Potosí.

En esta ocasión, les hablaré de mi experiencia en Guanajuato, nombrado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Me enfocaré en su Centro Histórico y en una de las ciudades más bellas de México, San Miguel de Allende.

Mi estancia en territorio guanajuatense fue de 4 días, los necesarios para conocer a detalle los lugares antes mencionados. Para llegar en vehículo desde Puebla, como fue mi caso, tendrás que dirigirte al Arco Norte, donde pasarás por Tlaxcala, Hidalgo y Querétaro, o si deseas viajar en camión, debes ir a la TAPO de la Ciudad de México, donde tomarás un autobús con destino a Guanajuato.

Aproximadamente tardé 6 horas para llegar al Centro Histórico, y lo primero en recorrer fue cada una de sus calles subterráneas que te llevan de un punto a otro; posteriormente, me dirigí a la Presa de la Olla, un lago donde puedes rentar lanchas y pasar un rato agradable mientras observas un paisaje 100% minero.

Más tarde, visité dos museos llamados La Casa de la Tía Aura y las Leyendas de Guanajuato, en el primero, recorrí el inmueble mientras me contaban historias espeluznantes que van acompañadas de luces y efectos de terror y en el otro, me narraron leyendas locales como la de las momias y el callejón del beso.

Al salir fui directamente al famoso Mercado Hidalgo, donde comí el platillo típico de la región, las enchiladas mineras, que son tortillas de maíz cubiertas de una salsa de chile guajillo y rellenas de queso ranchero y cebolla. También las acompañan de lechuga picada, rajas, zanahoria y papas.

Entrada la noche, sus calles de estilo barroco se iluminan, la plaza principal se convierte en el escenario perfecto para la gente, pues los artistas locales te enamoran con sus cantos, bailes y espectáculos teatrales.

Mi primera actividad nocturna fue visitar uno de los lugares más emblemáticos de Guanajuato y me refiero al Teatro Juárez, un lugar histórico y reconocido a nivel mundial, pues ahí, es la sede del Festival Internacional Cervantino, llevado a cabo año con año en el mes de octubre.

De ahí, hice una parada obligatoria en El Callejón del Beso, donde se encuentran dos balcones que hace muchos años eran el punto de reunión de una pareja con un amor imposible, tanto, que el padre de la joven la privó de la vida para evitar que se siguieran viendo. Actualmente, existe otra leyenda: si subes con tu pareja a los balcones y se dan un beso, su amor será por siempre.

Para cerrar la noche, compré un boleto para conocer un espectáculo nocturno conocido como Las Callejoneadas, que está compuesto por un grupo de jóvenes denominados La Estudiantina, quienes te llevan a recorrer cada rincón del Centro Histórico, mientras tocan canciones típicas del estado.

Al otro día tuve que esperar dos horas para poder ingresar al Museo de las Momias, donde exhiben una colección de más de 100 cuerpos reales disecados; también recorrí la Alhóndiga de Granaditas, La Mina la Valenciana, donde me dieron un recorrido para conocer cómo es el proceso para la extracción de minerales y finalmente tomé un teleférico que me llevó hasta lo más alto de Guanajuato, donde conocí la estatua del Pípila.

Aquí terminó mi estancia en el Centro de la ciudad y manejé durante una hora aproximadamente para llegar a San Miguel de Allende, una de las ciudades más bellas de nuestro país; su principal atractivo es la Parroquia de San Miguel Arcángel, pero también puedes volar en globo, montar a caballo, rappel, tirolesa, paseos arqueológicos, tours en bicicleta o en moto.

En lo personal, decidí realizar un recorrido más tranquilo, pues caminé por sus parques mientras degustaba uno de sus tantos helados exóticos como el de algodón de azúcar, mazapán o pétalos de rosa. También, visité el Museo de Ignacio Allende, el mercado de artesanías y por último, tomé un recorrido en tranvía, que prácticamente me llevó a conocer toda la ciudad y donde me dieron a probar por primera vez los “pedos de monja”, unas galletas cubiertas de chocolate.

A todo esto… ¿dónde me hospedé? La verdad es que fue un viaje muy apresurado y no me dio tiempo de reservar ningún hotel, por lo que me apoyé de Google Maps y mis únicas opciones fueron auto hoteles, que de hecho estaban muy baratos, 500 pesos la noche. No te recomiendo que hagas lo mismo, pues hay muy pocos lugares de este tipo y no son céntricos. Por eso, reserva con anticipación y para hacerlo te recomiendo aplicaciones como HostelWorld, Airbnb, Booking.com y Hotel Tonigth.

Definitivamente, Guanajuato es una de las mejores opciones que tienes para pasar unas increíbles vacaciones y para que sean aún mejores, te recomiendo que si llevas vehículo, no te acerques al Centro Histórico, pues tardarás en llegar; mejor, renta una cuatrimoto y así podrás moverte de una forma más accesible.

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