Hola queridos lectores aquí me tienen nuevamente con mi acostumbrada entrega dominical, siempre con el deseo de que les sea de interés.
En esta ocasión les voy a dar una breve plática sobre lo que yo he nombrado la escuela arquitectónica poblana, en entregas anteriores les he narrado ciertos tópicos relacionados con el diseño de las casas coloniales poblanas, principalmente sus variantes a través del tiempo, en esta ocasión les describo un estilo muy raro pero no menos característico de nuestras casas poblanas, el neoclásico, comencemos.
¿Qué es el neoclásico y porque se le llama así?, se le llama así porque es un estilo de diseño descendiente de la arquitectura clásica griega y romana de los siglos III y IV de nuestra era, sus ejemplos más representativos, el Partenón griego y el panteón romano, el primero, una obra totalmente realizada en mármol, y el segundo, totalmente elaborado en cemento, pero en sí, ¿que es lo que los caracteriza el estilo clásico?, el diseño de enormes fachadas, columnas rematadas con los tres estilos que los rubrican, el jónico, el dórico y el corintio, el primero, remates de columnas totalmente sobrios, simples anillos agrupados, el segundo, remates con figuras de caracol, llamadas volutas, y el tercero, marcando el inicio de terminaciones barrocas, pero sobre todo enormes copetes con la característica forma de triangulo, este es en resumidas cuentas el estilo clásico, el cual se pierde para dar paso a las formas francesas, barrocas, y sobre todo, el nacimiento de la época medieval de los siglos XII al XVI.
RESURGIMIENTO DEL NUEVO ESTILO CLÁSICO
Nos adentramos ya en el siglo XVIII, aquí es donde surge el llamado estilo neoclásico, sobre todo en el surgimiento de la unión americana, durante la fundación de las 13 colonias, fundando así los estados unidos, pero el estilo se caracteriza porque precisamente, se vuelve un símbolo de autoridad, de ley, de orden, por eso casi todos los edificios públicos de los estados unidos, muestran un parecido con la fachada del Partenón, sobrias columnas rematadas por un enorme copete triangular, diseño que se puede apreciar en sus ayuntamientos, sus salas de juicios, sus congresos, etc.
Este estilo llega a México en la época juarista, esto es, a mediados del siglo XIX, entre los años 1850 y 1890, desde las leyes de reforma, hasta el inicio del periodo porfirista en la presidencia, este estilo copia las mismas reglas del diseño, enormes columnas rematadas por un copete triangular, estilo que es copiado por los diseñadores de casas habitación, e incluso en la talla de figuras en enormes portones de madera.
Aquí en Puebla tenemos varios ejemplos de este estilo, los más representativos son las 4 fachadas que integran el inmueble conocido como el hospicio, en la avenida reforma, enorme construcción integrada por 4 inmuebles, tres sobre la avenida reforma y el ultimo sobre la 7 norte, todas con el mismo estilo, columnas y remates triangulares, y otro más, la majestuosa fachada del panteón municipal, pero no solo en edificios públicos se puede apreciar este estilo, también en varias casonas del centro histórico, sobre todo los remates de su balconeria, en la avenida reforma, la 3 poniente, la dos norte, entre otras, simplemente es un estilo más que caracteriza las bellas casonas poblanas, agregándose a los estilos coloniales y afrancesados, el primero ya lo he tratado en varias columnas, el segundo, ya tendré oportunidad de escribir varias notas, todo esto nada mas con el deseo de que querido lector, aumentes tu acervo cultural, acervo que heredamos y que tenemos la obligación de proteger y defender, y como poblanos que somos, enorgullecernos de nuestra histórica ciudad, por algo si es verdad que fue trazada por ángeles, porque a ningún ser terrenal se le hubiera ocurrido diseñar una ciudad tan bonita como nuestra Puebla.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis paginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, watsaps 2212532690, y twiter @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo, hasta la próxima.