Hola queridos lectores, espero que estén disfrutando estos agradables calores en compañía de su familia. Como cada sábado, les hago entrega de mi nota histórica, siempre con el deseo de que sea de su agrado; en esta ocasión les voy a platicar la historia de una enorme y bellísima casona de la esquina de la Calle 5 de Mayo y la Avenida 12 Poniente: la Casa de Gabito, espero sea de su agrado.
Esta casona está localizada en la esquina norponiente del cruce de la Calle 5 de Mayo y La Avenida 12 Poniente; enclavada en el mero Centro Histórico de nuestra ciudad, según el dato más antiguo que se tiene data del año del señor de 1779. Su primera propietaria y seguramente quien la mandó construir, fue la señora María Gertrudis Torreblanca, grande señora de origen español, comerciante importadora de telas y muebles de la Madre Patria.
La habitaron ella y su familia, según crónicas, hasta el año de 1811, cuando ya aparece otro propietario, don Juan Manuel Gabito Rubio, quien cuentan las reseñas de la época fue regidor del Ayuntamiento y a quien se dice le correspondió pagar a los criollos y españoles de la época una cantidad de dinero para costear los gastos ocasionados por la Guerra de Independencia.
Aunque ese dato no es muy preciso, porque las crónicas marcan que este pago lo realizó en el año de 1815, cuando todavía ni se acercaba el fin de la mencionada guerra y además se tiene el dato de que este señor Gabito fallece en el año de 1816, apareciendo ya uno de sus descendientes como dueño del inmueble, don José Gabito, quien se cree que fue hijo de Juan Manuel Gabito.
EL INTERIOR DE ESTA CASONA
Ahora doy paso a dar una descripción de la casona, la cual sufrió una excelentísima remodelación, tan completa que me quedé sorprendido el ver que respetaron su arquitectura original, comenzando por sus fachadas, las cuales muestran dos estilos totalmente diferentes.
La cara de la 5 de Mayo es un estilo totalmente barroco, a la más pura forma de la Casa de Alfeñique, con un balcón corrido, marquesina única y totalmente llena de argamasa imitando a este dulce de azúcar; la cara sur, colindante con la 12 Poniente, muestra un estilo sobrio colonial Novo hispano, balcones independientes y todos con una exquisita herrería forjada a mano totalmente.
Ahora describo el interior, el cual muestra una gran obra de arte de la arquitectura moderna, ya que todos los techos fueron renovados con bovedillas y viguetas; los más grandes reforzados con viguetas de acero, pero complementaron la decoración con vigas de madera, mostrando una bella decoración colonial; el patio, bellamente arcado, rodeado de pasillos superiores y, claro, con su reglamentario barandal de hierro forjado a mano.
Realmente fue una gran y excelente remodelación, lo que muestra el verdadero sentimiento y cariño que mostraron los propietarios por esta. Fue tanto el respeto a la casa original, que conservaron el portón original del zaguán, tan auténtico, que todavía conserva la chapa empotrada del siglo XVIII, un fabuloso trabajo de remodelación y restauración.
Querido lector, en tu primera oportunidad no dejes de visitar esta mansión, actualmente arrendada por una casa comercial, pero bien vale la pena que la admires en todo su interior. ¡Qué bueno que todavía existen en nuestra ciudad propietarios que entregan su espíritu poblano por rescatar estas casonas que forman parte de nuestra bella ciudad colonial!
Agradezco por este medio a todo el personal de la Casa Milano, quienes me otorgaron todas las facilidades para poder realizar este reportaje.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.
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