Hola queridos lectores, gracias nuevamente por continuar abriéndome las puertas de su casa, en esta ocasión con mucha alegría para festejar con ustedes mi artículo número 200; así es, cumplo cuatro años visitándolos en sus hogares cada ocho días, y espero Dios mediante que sean muchos más, el que continúe siendo su “guía de turistas” preferido, sobre todo mil gracias a todos los lectores que me han permitido ingresar en sus hogares, se los agradezco de todo corazón.
Un agradecimiento muy grande a mi casa editora y en especial a la editora de Sociales, Erika Albisúa Lukacs, muchas gracias.
En esta entrega les narro de una manera muy breve la historia de una gran casa, o mejor dicho un gran caserón, para su servidor, la casa colonial más grande que he conocido, actualmente dividida en cuatro inmuebles: la “Casa de la Palma”.
Esta enorme edificación está localizada en la esquina de la 3 oriente y la 4 sur, contra esquina del edificio Carolino; se tiene el dato de que fue construida a inicios del siglo XVIII, data del año de 1714, propiedad de María de Ortega, viuda de Francisco Álvarez, miembro de la tercera orden de San Francisco, la cual era una cofradía de civiles que participaban de las actividades del monasterio franciscano, como laicos, ajenos a la ordenanza sacerdotal.
Se le llamó “Casa de la Palma” por los motivos que la decoraron en su entrada, las palmas de la virgen, símbolo religioso de los devotos de la Santísima Virgen María; fue una de las primeras construcciones de tres pisos en la angelópolis y fue construida exprofeso con más de cien habitaciones, para dar asilo temporal a los residentes españoles, que al llegar al nuevo mundo a fundar sus familias carecían de trabajo y sostén. Así que en esta enorme casa se les hospedaba hasta que encontraran un trabajo digno.
Una vez empleados, tenían el compromiso de devolver el favor de regresar la asistencia recibida por un periodo de un año, ya sea donando parte de sus honorarios, hospedando en sus casas a otro español recién llegado, o contribuyendo al mantenimiento y/o expansión de la casa, de ahí el motivo por el que, en su época de auge, esta vivienda superó las más de cien habitaciones.
Funcionó como casa temporal para españoles hasta mediados del siglo XIX, poco antes de la confrontación de 1862, cuando es incautada y utilizada como cuartel para el ejército mexicano; pasada la refriega contra los franceses regresa a sus dueños y a su función habitual, pero ya como posada.
En la actualidad se encuentra dividida en cuatro inmuebles, uno sobre la 4 sur, propiedad de la BUAP; el de la esquina, como hotel boutique; la siguiente, como casa de departamentos, y la contigua, también como hotel boutique.
Un dato curioso de la Calle 4 sur, su nomenclatura antigua la menciona como “Calle de la Palma”, pero su nombre original es “Calle de José Calderón”, en honor al poblano que vio la luz el año de 1780, fue militar, ascendió grado a grado hasta llegar a coronel, fue jefe del destacamento de Tlaxcala, participó en las luchas independentistas, en 1824 fue congresista liberal, en 1825 fue el primer gobernador interino independentista de Puebla, al año siguiente ya fue el primer gobernador constitucionalista del estado, fallece en 1834 y a pesar de haber sido liberal, fallece en el seno de la iglesia católica y fue sepultado en la capilla contigua al Sagrario, en la Catedral angelopolitana.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, nos leemos la próxima semana.
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