/ sábado 8 de septiembre de 2018

La mano inquisidora poblana | TURISTEANDO CON EL BARÓN ROJO

Una institución muy poco afamada en la historia de la Nueva España y su sucursal en esta ciudad

Hola queridos lectores, muchísimas gracias por recibirme en la calidad y la calidez de sus hogares en este patriótico mes de septiembre, esperando con todo deseo que la naturaleza no nos sorprenda con sus bromas, porque no ganamos para sustos. En esta ocasión les voy a narrar de una manera muy breve la historia de una institución muy poco afamada en la historia de la Nueva España y desde luego, su sucursal en esta ciudad que, aunque no lo creas, sí existió y en pleno Centro Histórico, la Santa Inquisición, comenzamos.

EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO

Una de las instituciones más tenebrosas de la iglesia católica fue, desde luego, el tristemente célebre Tribunal del Santo Oficio, un organismo que tuvo la iglesia para combatir de una manera férrea y dictatorial los actos paganos y a las personas que se manifestaban en contra de la iglesia; según el dato más antiguo de su existencia se tiene del año de 1220, y sus juicios contra la fe comienzan en el año de 1242. Aquí en la Nueva España se nombra como su director a Fray Martín de Valencia, fraile dominico perteneciente a la orden encargada de realizar los juicios contra la fe.

Todos los inquisidores en Europa y Nueva España debían de seguir las ordenanzas de Fray Tomás de Torquemada, aquí en México se dicta su creación definitiva junto con Perú, bajo las órdenes del virrey don Martín Enríquez.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

En realidad es más la fantasía creada alrededor de la inquisición que la misma verdad, pues a lo largo de 277 años de su existencia, solamente se registraron 39 ejecuciones, de las cuales solo se realizaron 19, los demás condenados se arrepintieron de sus actos y aceptaron la fe cristiana.

Aquí en la ciudad de Puebla, se tiene registro de que se establece en el año de 1559, teniendo como primera cede, el templo de Santo Domingo, y según registros, estuvo en la esquina de la actual calle 5 de Mayo esquina con la avenida 4 Poniente, lo que forma su majestuoso atrio hoy en día, lugar en el que se sabe estaban los calabozos, ordenada su destrucción en el año de 1854 por el general Juan Bautista Traconis.

La otra sede de la inquisición estaba en la calle de Herreros, actual avenida 3 Poniente número 141, esta casa de la cual solamente existe la fachada funciona como estacionamiento del congreso, el cual está a sus espaldas, sobre la 5 Poniente. Aquí existe confusión tanto en el nombre de la calle, conocida como Herreros, pero no herreros de herrería, sino de herraderos para caballos y mulas, como la casa, pues según datos confusos se marca su sede en la casa de enfrente, actualmente un estacionamiento, pero según referencias comprobadas, sí es la casa marcada con el número 141.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

A pesar del rigorismo con el que nos enseñaron en la escuela de la fama de la inquisición, aquí en Puebla solo se tiene el registro de 14 condenados a la hoguera, pero solo dos sufrieron el castigo: un mulato por judaísmo y un criminal asesino de una mujer, al resto se les condonó la pena por aceptar la fe cristiana.

Este enorme caserón, del cual solamente existe la fachada, muestra cinco balcones y un enorme balcón ceremonial, bellamente adornados al más puro estilo barroco; se localiza a media cuadra de la Catedral angelopolitana. Al desaparecer el santo oficio aquí en Puebla, en el año de 1770, la casa pasa a manos del gobierno estatal, el cual la vende a particulares, quienes hasta el año de 1870 la ocupan como residencia; después de la época juarista la convierten en vecindad, funcionando así hasta el año de 1960.

Según pláticas de los últimos inquilinos, a quienes tuve la oportunidad de escuchar de viva voz, me narraron, de manera independiente, situaciones extrañas de las cuales fueron testigos, desde ruidos de quejidos, puertas y techos rechinando, portones que se azotaban estrepitosamente, figuras extrañas en la penumbra, y otras narraciones.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Lo que sí es verdad, es que desde que se iniciaron las labores de demolición del inmueble y la fallida construcción de un teatro público, a cargo de la administración de los gobernadores Guillermo Morales Blumenkron y Alfredo Toxqui, en los años 70, se cuartearon los colados de techos, se fracturaron las columnas principales y enorme cantidad de accidentes de trabajo sufridos por los alarifes, situación que obligó a las autoridades a suspender de manera definitiva las intenciones de construir en ese sitio un teatro, razón por la cual actualmente solo funciona como estacionamiento del congreso.

Al caminar por esta calle no dejes de admirar esta bella casona a la cual, aunque solamente se salvó su majestuosa fachada, vale la pena regalarle unos minutos de tu tiempo. Sobre las situaciones misteriosas que se sucedieron, solo la imaginación y la voz de los ciudadanos las perpetuarán a las futuras generaciones, formando parte de las historias y leyendas que caracterizan a nuestra bella Angelópolis.

Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com , mis páginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp: 22 12 532690, y Twitter: @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Hasta la próxima.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Hola queridos lectores, muchísimas gracias por recibirme en la calidad y la calidez de sus hogares en este patriótico mes de septiembre, esperando con todo deseo que la naturaleza no nos sorprenda con sus bromas, porque no ganamos para sustos. En esta ocasión les voy a narrar de una manera muy breve la historia de una institución muy poco afamada en la historia de la Nueva España y desde luego, su sucursal en esta ciudad que, aunque no lo creas, sí existió y en pleno Centro Histórico, la Santa Inquisición, comenzamos.

EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO

Una de las instituciones más tenebrosas de la iglesia católica fue, desde luego, el tristemente célebre Tribunal del Santo Oficio, un organismo que tuvo la iglesia para combatir de una manera férrea y dictatorial los actos paganos y a las personas que se manifestaban en contra de la iglesia; según el dato más antiguo de su existencia se tiene del año de 1220, y sus juicios contra la fe comienzan en el año de 1242. Aquí en la Nueva España se nombra como su director a Fray Martín de Valencia, fraile dominico perteneciente a la orden encargada de realizar los juicios contra la fe.

Todos los inquisidores en Europa y Nueva España debían de seguir las ordenanzas de Fray Tomás de Torquemada, aquí en México se dicta su creación definitiva junto con Perú, bajo las órdenes del virrey don Martín Enríquez.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

En realidad es más la fantasía creada alrededor de la inquisición que la misma verdad, pues a lo largo de 277 años de su existencia, solamente se registraron 39 ejecuciones, de las cuales solo se realizaron 19, los demás condenados se arrepintieron de sus actos y aceptaron la fe cristiana.

Aquí en la ciudad de Puebla, se tiene registro de que se establece en el año de 1559, teniendo como primera cede, el templo de Santo Domingo, y según registros, estuvo en la esquina de la actual calle 5 de Mayo esquina con la avenida 4 Poniente, lo que forma su majestuoso atrio hoy en día, lugar en el que se sabe estaban los calabozos, ordenada su destrucción en el año de 1854 por el general Juan Bautista Traconis.

La otra sede de la inquisición estaba en la calle de Herreros, actual avenida 3 Poniente número 141, esta casa de la cual solamente existe la fachada funciona como estacionamiento del congreso, el cual está a sus espaldas, sobre la 5 Poniente. Aquí existe confusión tanto en el nombre de la calle, conocida como Herreros, pero no herreros de herrería, sino de herraderos para caballos y mulas, como la casa, pues según datos confusos se marca su sede en la casa de enfrente, actualmente un estacionamiento, pero según referencias comprobadas, sí es la casa marcada con el número 141.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

A pesar del rigorismo con el que nos enseñaron en la escuela de la fama de la inquisición, aquí en Puebla solo se tiene el registro de 14 condenados a la hoguera, pero solo dos sufrieron el castigo: un mulato por judaísmo y un criminal asesino de una mujer, al resto se les condonó la pena por aceptar la fe cristiana.

Este enorme caserón, del cual solamente existe la fachada, muestra cinco balcones y un enorme balcón ceremonial, bellamente adornados al más puro estilo barroco; se localiza a media cuadra de la Catedral angelopolitana. Al desaparecer el santo oficio aquí en Puebla, en el año de 1770, la casa pasa a manos del gobierno estatal, el cual la vende a particulares, quienes hasta el año de 1870 la ocupan como residencia; después de la época juarista la convierten en vecindad, funcionando así hasta el año de 1960.

Según pláticas de los últimos inquilinos, a quienes tuve la oportunidad de escuchar de viva voz, me narraron, de manera independiente, situaciones extrañas de las cuales fueron testigos, desde ruidos de quejidos, puertas y techos rechinando, portones que se azotaban estrepitosamente, figuras extrañas en la penumbra, y otras narraciones.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Lo que sí es verdad, es que desde que se iniciaron las labores de demolición del inmueble y la fallida construcción de un teatro público, a cargo de la administración de los gobernadores Guillermo Morales Blumenkron y Alfredo Toxqui, en los años 70, se cuartearon los colados de techos, se fracturaron las columnas principales y enorme cantidad de accidentes de trabajo sufridos por los alarifes, situación que obligó a las autoridades a suspender de manera definitiva las intenciones de construir en ese sitio un teatro, razón por la cual actualmente solo funciona como estacionamiento del congreso.

Al caminar por esta calle no dejes de admirar esta bella casona a la cual, aunque solamente se salvó su majestuosa fachada, vale la pena regalarle unos minutos de tu tiempo. Sobre las situaciones misteriosas que se sucedieron, solo la imaginación y la voz de los ciudadanos las perpetuarán a las futuras generaciones, formando parte de las historias y leyendas que caracterizan a nuestra bella Angelópolis.

Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com , mis páginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp: 22 12 532690, y Twitter: @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Hasta la próxima.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

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