Hola queridos lectores, gracias nuevamente por recibirme en sus hogares este sábado, por cierto, bastante caluroso y nada de lluvias, pero cuando menos lo esperemos estaremos de aguaceros hasta el tope.
El tema que les voy a tratar hoy es una bella pieza de lo que se integra en la clásica casa virreinal poblana: los portones de madera, comencemos.
Una de las características del trazo y diseño de estas casas es la siguiente: un enorme portal de entrada, generalmente al centro de la construcción; en los terrenos más pequeños este se encuentra cargado hacia uno de los lados de la fachada. Estos portones generalmente miden de 2 a 2.5 metros de ancho y de 3 a 5 metros de altura; se construían con estas dimensiones para facilitar el acceso a vehículos tirados por caballos, ya sean carretas de carga (para las casas que servían de almacén), diligencias para las familias más adineradas o pequeñas calandrias para pasear los fines de semana.
Esta entrada generalmente tenía la profundidad de una de las habitaciones que daban a la calle de la casa, razón por la que formaba un túnel al que popularmente se le conocía como “el cubo del zaguán”, el cual se veía coronado por una enorme puerta, generalmente de madera de dos hojas, de aproximadamente 100 kilos, incluso algunos de hasta un cuarto de tonelada.
En una de estas hojas tenía una puerta de acceso para los habitantes de la casa, algunas de ellas contaban en ambas hojas con esta puerta individual, generalmente las de las iglesias, esto era porque antiguamente por una entraban las damas y por la otra los varones.
Estos portones generalmente tienen figuras talladas en madera, formando hermosos adornos, algunos muy sencillos y otros exquisitamente elaborados, como por ejemplo tallas con formas barrocas, figuras humanas en busto, torsos, figuras marinas, arcos, semiarcos, escudos de armas de la familia, flores y jarrones, columnas de los tres órdenes, incluso dragones alados.
Estas elegantes puertas cuentan con herrajes de fina hechura, enormes manijas de bronce o latón finamente pulidas, seguidas de aldabas o llamadores, también de latón, bronce o cobre; su principal característica: formas de cabezas de animales, generalmente leones, peces mitológicos, rostros griegos y uno muy tradicional, una manita que sostenía en su palma una bola.
Estos aldabones o llamadores tienen una placa empotrada en el lugar donde golpean, esto para que al llamar el cubo del zaguán funcionara como caja de resonancia, provocando que estos golpes se escucharan en toda la casona.
Finalmente, sus enormes bisagras de latón o bronce con el gozne o eje a la vista, para que este se pudiera desmontar en caso de que se necesitara quitar el portón completo, y vaya si era una labor titánica, pues uno de estos portones tiene un peso aproximado de 300 a 500 kilos; para hacer la maniobra se necesitan al menos cuatro hombres.
Algunos portones cuentan con unas pequeñas mirillas, por las cuales los habitantes de la casa podían observar quién los visitaba, una medida de seguridad muy común en esas épocas; estas pequeñas mirillas, a manera de pequeñas ventanas, también recibían su parte artística, algunas muy pequeñas pero muy elaboradas, e incluso algunas de forma extraña, como la de un portón en la Avenida Juan de Palafox que tiene una mirilla en forma circular, con una reja que tiene su contraparte que al girar la abre.
Actualmente cientos de estos portones ya muestran las marcas del tiempo y del descuido, algunos por apatía, otros por indiferencia o porque ya los dueños originales de estas casas no existen. Lamentablemente los actuales propietarios no muestran interés en rescatar y salvaguardar estas hermosas piezas de arte, ya sea por falta de recursos económicos o ayuda externa.
Queridos lectores, ustedes se preguntarán dónde se pueden admirar estos bellos portones; la mayoría se encuentran a lo largo de la Avenida Reforma, desde la 11 Norte hasta el zócalo y en la Avenida Juan de Palafox hasta el Bulevar 5 de Mayo; otra excelente colección la podremos observar sobre la Avenida 3 Oriente-Poniente, desde el Bulevar 5 de Mayo hasta la 9 Norte. También las pueden encontrar sobre la Avenida 2 Oriente-Poniente; sobre la 4 Oriente-Poniente; en la 2 Norte, la 5 de Mayo, hasta la 6 Poniente.
Para un servidor, el más hermoso portón es el que está localizado en la esquina de la 2 Norte y la 4 Oriente; esta bella pieza de madera tiene perfectamente tallados los torsos de dos figuras guerreras completas, incluidos sus cascos y armaduras.
Amigos, como se habrán dado cuenta nuestra ciudad es rica en arquitectura artística y cultural, motivo para hacernos sentir llenos de orgullo.
Gracias por su atención, se despide de ustedes el Barón Rojo. Hasta la próxima.
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