Hola compañeros lectores, ¿cómo están? Voy por la tercera parte de este viaje alucinante que hice a tierras lejanas, en donde descubrí nuevas cosas, nuevas emociones y traté de entender otra cultura.
Una vez que dejamos las motos en la agencia -después de recorrer la cordillera del Himalaya-, nos dimos a la tarea de buscar algún tour que nos llevara a Jaipur, la capital del estado de Rajastán, para visitar el Fuerte Amber, el palacio Jal Mahal y el Templo de los Monos, para después viajar hacia Agra, en donde se encuentra el icónico Taj Mahal.
EL FUERTE AMBER
Fue construido por Man Singh I y fue terminado en 1592, está hecho a base de piedra arenisca roja y mármol blanco, y fue el tesoro de los dirigentes Kacchwawa. Por la manera en que construyeron las murallas que suben por las montañas y dominan la zona, la defensa era casi perfecta. Al fuerte puedes subir en elefante y bajarte en la gran puerta Ganesh Pol, llamada así por la imagen del dios-elefante.
Existen varios patios y un sinfín de historias de los marajá, princesas y concubinas que lo habitaban. Existen puertas de marfil y madera de sándalo, salas enormes con espejos y vidrieras de colores que se llaman Shish Mahal. Es un fuerte muy grande, verdaderamente precioso y acuden a él miles de turistas diariamente. Estuvimos ahí más o menos unas 5 horas y no nos dio tiempo de visitarlo todo, porque teníamos que ir a ver otras cosas.
JAL MAHAL
Después del fuerte Amber nos dirigimos hacia Jal Mahal, es un palacio situado en medio del lago Man Sagar; no se puede visitar por dentro, ya que la única forma de acceder a él es en barca, pero como el agua está contaminada no lo permiten. Desafortunadamente los esfuerzos que se han hecho para mantenerlo limpio no son suficientes; cuando no es época de lluvia, el nivel del lago baja y puede ser visto en su totalidad.
TEMPLO DE LOS MONOS
Después de esta visita exprés y un poco decepcionante -por la cantidad de basura y desorden que existe alrededor- nos fuimos al Templo de los Monos, no sin antes pasar a visitar una reserva de elefantes, ahí les dimos de comer y convivimos con ellos un buen rato.
Estaba exhausto, no podía más, pues llevábamos varios días viajando sin tener un verdadero descanso. Jamás había sentido agotamiento físico de esa manera, mi cuerpo pedía a gritos reposo y la verdad ya no quería ir. El calor en el taxi era sofocante, el ruido de tanto claxon me lastimaba los tímpanos, el tráfico y lo mal que manejan era desesperante… poco a poco nos alejamos de la ciudad y empezamos a encontrar pequeñas montañas y campo, ya me sentía un poco más tranquilo.
Finalmente llegamos a la entrada e inmediatamente me llamaron la atención los cientos de changos que había en el piso. Como ya eran pasadas las 3:00 pm afortunadamente no había nada de gente, y es verdaderamente sorprendente como está construido en medio de un cañón. En una parte brota el agua que es sagrada y la gente se mete a bañar y a purificarse, en los altavoces escuchábamos a los sacerdotes orando, poco después los vimos en una pequeña capilla leyendo un libro.
La verdad el templo huele muy feo y hay que caminar bastante para recorrerlo. Hay cientos de monos por todos lados, fue una grata sorpresa haberlo conocido y sobre todo en la tarde, que el calor ya había pasado.
Estuvimos unas 4 horas ahí, me hubiera gustado estar más tiempo, pero mi cuerpo simplemente no podía más, teníamos que dormir para ir a Agra el día siguiente, sí, la ciudad del Taj Mahal.
EL MAJESTUOSO TAJ MAHAL
Después de haber dormido plácidamente, haber descansado lo suficiente y estar con ánimos renovados, emprendimos el viaje hacia Agra.
La ciudad es espantosa, caótica, sucia y desordenada como todas las demás. Para acceder a él hay que dejar el coche en un estacionamiento como a un kilómetro de distancia y caminar por una calle adoquinada de color rojo, rodeada de tienditas y puestos bastantes feítos, obviamente siempre todo en desorden, basura, vacas, taxis de bicicletas que van y vienen sin respetar algún sentido. La entrada para los indios (así es la manera correcta de llamarles) es gratuita, por lo que la cola es interminable; los extranjeros sí tenemos que pagar, pero es más rápido el acceso.
Se entra por una especie de fuerte color rojo, con murallas y en cada esquina hay torres, unos jardines perfectamente cuidados en donde reina el orden y la limpieza, al fondo alcanzas a ver una gran edificación, que es la entrada hacia el monumento funerario más grande jamás construido por el hombre. Al pasar por la puerta y ver en el fondo esa majestuosidad, hizo que derramara algunas lágrimas de emoción. No imaginé nunca estar ahí viendo eso, me sobrepasó…
Todo es de mármol blanco: piso, columnas, techos, paredes, ventanas, ¡todo! El trabajo es impecable, no tiene un defecto. La historia ya la conocemos todos, a mi lo que me impactó fue la manera en que lo construyeron: se tardaron un poco más de 25 años, con más de 20, 000 obreros liderados por el arquitecto Ustad Ahmad Lahori. Actualmente tiene serios problemas estructurales causados por el desnivel del río que pasa a un lado y por la contaminación ambiental de la ciudad.
Hay filas para indios y para extranjeros para entrar, se puede ver y visitar por dentro; lo que llamó mucho mi atención es como la policía trata a los indios, verdaderamente los arrean para que no hagan desorden como al que están acostumbrados, les gritan y con macanas los empujan para que hagan la visita de manera más ágil.
Diario lo visitan miles de personas y verdaderamente es una joya, de hecho es patrimonio de la humanidad. Está rodeado de jardines y fuentes y desde cualquier ángulo luce espectacular. Muchas veces es increíble lo que hace el ser humano. Podría hablar más, pero creo que las imágenes hablarán por sí mismas.
Bueno compañeros lectores, los dejo con esta entrega y espero que les haya gustado. La próxima hablaré sobre Varanasi, esta ciudad ha sido de lo mejor que he visto en mi vida, me sacó llanto, asco, admiración y más cosas. Ya les contaré…
paco_noriega2001@yahoo.com