No todo lo que brilla es oro, excepto en Puebla | TURISTEANDO CON EL BARÓN ROJO

Conoce el proceso mediante el cual se obtienen las láminas con las cuales se realizaba el hermoso decorado de los edificios barrocos poblanos

Jorge Eduardo Zamora | El Sol de Püebla

  · martes 17 de diciembre de 2019

Foto: Jorge Eduardo Zamora | El Sol de Püebla

Hola queridos lectores, como cada domingo les presento mi acostumbrada nota semanal, en esta ocasión les narro una de las partes fundamentales del barroco poblano: el oro laminado.

Si te has fijado, cuando entras a un templo religioso en Puebla y en muchas otras ciudades del país hay algo que caracteriza a sus retablos, el exquisito decorado en color dorado y sí, efectivamente este se obtiene porque es oro, el metal mas valioso y puro sobre la tierra, que es parte fundamental del decorado religioso; es precisamente la base del diseño novohispano llamado barroco, pero ¿de dónde se obtiene?, comencemos por el principio.

El oro es uno de los metales más antiguos del que se tiene registro, principalmente en la biblia, es uno de los tres obsequios que le dieron los Reyes Magos al niño Dios, oro, por si fuera a ser un rey terrenal, incienso, por si fuera a ser un rey celestial, y mirra, por si fuera a ser doctor.

Foto: Jorge Eduardo Zamora | El Sol de Püebla

Pero ¿de dónde se obtiene el oro?, únicamente de minas. Este metal en sí es un polvo de oro, para darle dureza, firmeza y poder ser maleable se funde con otros metales, como la plata y el platino, y solamente así es como se pueden fabricar las piezas. Al porcentaje de oro con otros metales se le llama kilataje, siendo el más fino el oro de 24 quilates; se pesa en onzas, una onza pesa 28 gramos.

Pero eso no es todo, el oro se obtiene con un proceso que se llama beneficio, esto es, una serie de lavados del mineral, con distintos cianuros, hasta purificarlo, a través de cribas y finalmente el brillo que lo identifica se obtiene sumergiéndolo en baños de acido sulfúrico.

¿Pero cómo se obtiene el oro laminado?, esto se logra prensando los lingotes de oro entre dos rodillos, a este proceso se le llama rolado y debe de ser a una temperatura específica, tanto para que resista el lingote, como para que no se derrita; se pasa constantemente entre estos rodillos, hasta obtener láminas de oro de un octavo de micra de espesor, luego se almacena entre hojas de seda.

Una de las leyendas más frecuentes que escuchamos es la existencia de oro prehispánico, desde mi punto de vista no es más que eso, una leyenda, ¿y por qué?, pues porque en el México prehispánico no había minas de oro, tan solo la mina menos profunda de plata y oro que se localizaba en Pachuca esta a quinientos metros de profundidad, y hay que tomar en cuenta que la industria minera en México se desarrolló gracias a Pedro Romero de Terreros, en Hidalgo en el año de 1815.

Otra de las leyendas más socorridas es que los prehispánicos obtenían oro en las orillas de los ríos, ¿cuáles ríos?, ¿pues no que Tenochtitlán era una ciudad en medio de un lago? De absolutamente todos los casi 40 códices precortesianos existentes en ninguno se menciona un río, se habla de canales, pero no ríos; de ser así el oro se hubiera obtenido por medio de bateas, lo cual para su servidor no deja de ser otra leyenda, pues históricamente en el año de 1849, en San Francisco, California se desató la más famosa fiebre del oro entre miles de gambusinos, y no existe registro de que alguno haya creado una fortuna con este método, más fortuna crearon los vendedores de herramientas para esta actividad, ¡ah y el famoso Levi Strauss!, fabricante de overoles y pantalones vaqueros.

Foto: Jorge Eduardo Zamora | El Sol de Püebla


En conclusión, ¿de dónde salió el oro barroco poblano?, pues de donde más, de Europa, principalmente de España e Italia, este llegó al continente con las familias españolas y se comienza a utilizar en el decorado de los templos poblanos.

Los mayores ejemplos los tenemos están en la capilla del Rosario, el templo de Santa Catalina, la capilla de la casa de Alfeñique y el altar al fondo de la biblioteca Palafoxiana, cuatro bellos ejemplos del barroco poblano, exquisitamente decorados con lámina de oro, aplicada mientras la base de yeso y argamasa está fresca y es esto lo que le da su rúbrica principal al platillo poblano por excelencia, los chiles en nogada, los cuales deben de ser capeados, para simular el dorado barroco poblano.

Querido lector aquí te menciono otro motivo más para presumir nuestra ciudad, nuestros altares cubiertos en lámina de oro, por eso cuando escuches la frase, no todo lo que brilla es oro, están equivocados porque en Puebla, sí lo es, oro barroco poblano.

Nos leemos la próxima semana.

Contacto:

  • WhatsApp: 22 14 15 85 38
  • Facebook: Eduardo Zamora Martínez