/ martes 2 de abril de 2019

San Roque, la polémica de un hospital | TURISTEANDO CON EL BARÓN ROJO

La principal función del hospital fue el ser lugar de convalecencia para enfermos y casa para dementes

Hola queridos lectores, aquí pasando lista de presente como cada domingo, el tema que les voy a narrar hoy es la historia del hospital y capilla de San Roque, localizada en la avenida Juan de Palafox y calle 6 norte, a unos metros del edificio Carolino.

El dato más antiguo se tiene del año de 1571, cuando los hermanos de San Hipólito de la caridad, establecen un humilde hospital en una casa particular y es hasta el año de 1590 cuando, ya contando con el apoyo de la sociedad católica, los españoles Alonso del Moral, Pablo de Pastrana y la familia Rodríguez Garay les donan los terrenos junto la acequia de agua de los molinos de Juan Márquez.

Además de dinero, esperando la licencia del obispo de Tlaxcala, Diego Romano, les autoriza la construcción de un hospital con capilla con la única condición de que no se impartiera misa a la misma hora que en el templo mayor de la Angelópolis (esto es en julio de 1592) y además pidiendo que la capilla y hospital tenga el nombre de San Roque.

La principal función del hospital fue el ser lugar de convalecencia para enfermos y casa para dementes, recibiendo ademas pacientes durante las pestes que azotaron a la ciudad, atendiendo a todo solicitante enfermo, sin distinción alguna. Se crearon pabellones para mujeres, niños y dementes (femeninos y masculinos), rescatando de la mendicidad a ancianos, parapléjicos y enfermos psiquiátricos; a los pacíficos, salvándolos de la mendicidad y las burlas de la sociedad, y a los violentos, de convivir en las cárceles con criminales de todo tipo.

En 1656 se demuele la capilla original, para dar paso en el mismo sitio a la capilla actual, existente hasta la fecha, totalmente costeada por el capitán del ejército Roque de Pastrana, hijo del fundador Pablo de Pastrana, edificándola totalmente a costa de su bolsillo.

El nuevo templo se consagra en el año de 1672, con un bello diseño de bóveda de cañón con crucero y seis bóvedas con ventanales, para lograr una excelente iluminación, existiendo dos bellas imágenes: nuestra señora del Socorro y la del niño llamado cariñosamente por los devotos “el gachupincito”, patrono de los partos difíciles, existiendo la leyenda de que, al enterarse cualquier ciudadano de una parturienta en problemas, podía acceder al toque de una campana y las mujeres vecinas del templo suspendían sus labores, para ponerse a orar para que la parturienta lograra su alumbramiento sin problemas.

Todo el sostenimiento de este hospital fue producto de limosnas, obtenidas gracias a que se colocaban en todas las iglesias de la ciudad cepos para recibir las donaciones, y fueron tantas, que se lograron construir más espacios para camas y cuneros, y adecuar más habitaciones para enfermos psiquiátricos.

Entre los principales benefactores de este hospital destacó la obra del jesuita Miguel José Ortega, quien puerta a puerta recolectaba ropa para los internos, y el trabajo de enfermería a cargo de la congregación de María de la Esclavitud de la Virgen, formada por hijas, en su mayoría de esclavos y reos de la época.

En 1821, el ayuntamiento ordena terminar con las órdenes religiosas de servicio hospitalario, pero las juaninas y betlemitas se negaron y continuaron prestando su ayuda al hospital de San Roque.

Durante la época juarista, el hospital y templo es expropiado y ordenado su cierre, pero al ponerse en venta por subasta nadie quiso adquirirlo, por lo que la autoridad permitió que continuara con su servicio a la gente pobre hasta 1869, cuando el gobernador Ignacio romero Vargas ordena trasladar a los dementes varones al exconvento de santa Rosa el cual también fue expropiado y las autoridades, al no saber qué hacer con él, lo convierten en psiquiátrico varonil.

A pesar de ello, las monjas del exconvento de Santa Rosa le piden al gobernador servir de enfermeras para estos internos, negándose este a pesar de saber que los internos vivían hacinados en condiciones insalubres, funcionando así hasta el año de 1926, cuando los 43 enfermos existentes son trasladados al hospital general, hoy en día instalaciones de la escuela de medicina de la BUAP.

El hospital de San Roque funcionó como tal hasta el año de 1994, contando solamente con tres pacientes psiquiátricos femeninos, año en que cierra sus puertas definitivamente, teniendo su último censo el año de 1943, mostrando 23 ingresos, 5 altas, 10 defunciones y 6 salidas voluntarias.

  • profelalo2002@hotmail.com
  • FB: Eduardo Zamora Martínez
  • WhatsApp: 22 12 532690

Hola queridos lectores, aquí pasando lista de presente como cada domingo, el tema que les voy a narrar hoy es la historia del hospital y capilla de San Roque, localizada en la avenida Juan de Palafox y calle 6 norte, a unos metros del edificio Carolino.

El dato más antiguo se tiene del año de 1571, cuando los hermanos de San Hipólito de la caridad, establecen un humilde hospital en una casa particular y es hasta el año de 1590 cuando, ya contando con el apoyo de la sociedad católica, los españoles Alonso del Moral, Pablo de Pastrana y la familia Rodríguez Garay les donan los terrenos junto la acequia de agua de los molinos de Juan Márquez.

Además de dinero, esperando la licencia del obispo de Tlaxcala, Diego Romano, les autoriza la construcción de un hospital con capilla con la única condición de que no se impartiera misa a la misma hora que en el templo mayor de la Angelópolis (esto es en julio de 1592) y además pidiendo que la capilla y hospital tenga el nombre de San Roque.

La principal función del hospital fue el ser lugar de convalecencia para enfermos y casa para dementes, recibiendo ademas pacientes durante las pestes que azotaron a la ciudad, atendiendo a todo solicitante enfermo, sin distinción alguna. Se crearon pabellones para mujeres, niños y dementes (femeninos y masculinos), rescatando de la mendicidad a ancianos, parapléjicos y enfermos psiquiátricos; a los pacíficos, salvándolos de la mendicidad y las burlas de la sociedad, y a los violentos, de convivir en las cárceles con criminales de todo tipo.

En 1656 se demuele la capilla original, para dar paso en el mismo sitio a la capilla actual, existente hasta la fecha, totalmente costeada por el capitán del ejército Roque de Pastrana, hijo del fundador Pablo de Pastrana, edificándola totalmente a costa de su bolsillo.

El nuevo templo se consagra en el año de 1672, con un bello diseño de bóveda de cañón con crucero y seis bóvedas con ventanales, para lograr una excelente iluminación, existiendo dos bellas imágenes: nuestra señora del Socorro y la del niño llamado cariñosamente por los devotos “el gachupincito”, patrono de los partos difíciles, existiendo la leyenda de que, al enterarse cualquier ciudadano de una parturienta en problemas, podía acceder al toque de una campana y las mujeres vecinas del templo suspendían sus labores, para ponerse a orar para que la parturienta lograra su alumbramiento sin problemas.

Todo el sostenimiento de este hospital fue producto de limosnas, obtenidas gracias a que se colocaban en todas las iglesias de la ciudad cepos para recibir las donaciones, y fueron tantas, que se lograron construir más espacios para camas y cuneros, y adecuar más habitaciones para enfermos psiquiátricos.

Entre los principales benefactores de este hospital destacó la obra del jesuita Miguel José Ortega, quien puerta a puerta recolectaba ropa para los internos, y el trabajo de enfermería a cargo de la congregación de María de la Esclavitud de la Virgen, formada por hijas, en su mayoría de esclavos y reos de la época.

En 1821, el ayuntamiento ordena terminar con las órdenes religiosas de servicio hospitalario, pero las juaninas y betlemitas se negaron y continuaron prestando su ayuda al hospital de San Roque.

Durante la época juarista, el hospital y templo es expropiado y ordenado su cierre, pero al ponerse en venta por subasta nadie quiso adquirirlo, por lo que la autoridad permitió que continuara con su servicio a la gente pobre hasta 1869, cuando el gobernador Ignacio romero Vargas ordena trasladar a los dementes varones al exconvento de santa Rosa el cual también fue expropiado y las autoridades, al no saber qué hacer con él, lo convierten en psiquiátrico varonil.

A pesar de ello, las monjas del exconvento de Santa Rosa le piden al gobernador servir de enfermeras para estos internos, negándose este a pesar de saber que los internos vivían hacinados en condiciones insalubres, funcionando así hasta el año de 1926, cuando los 43 enfermos existentes son trasladados al hospital general, hoy en día instalaciones de la escuela de medicina de la BUAP.

El hospital de San Roque funcionó como tal hasta el año de 1994, contando solamente con tres pacientes psiquiátricos femeninos, año en que cierra sus puertas definitivamente, teniendo su último censo el año de 1943, mostrando 23 ingresos, 5 altas, 10 defunciones y 6 salidas voluntarias.

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