Hola queridos lectores, gracias nuevamente por recibirme en sus hogares en este último día de julio.
En esta ocasión les voy a platicar acerca de un fabricante de autos a escala, don Juan Antéliz Zurita, orgulloso jubilado del servicio postal mexicano, quien después de entregar su vida a la correspondencia poblana, se ha dedicado a darle rienda suelta a su pasión por el modelismo y por el bricolaje.
EL PRIMER MODELO
Don Juan Antéliz, hoy en día, ya descansando de toda una vida de trabajo, no quiso quedarse quieto sino que, como buen aficionado a la ecología del reciclaje, se ha entregado a la labor de darle vida útil a aquello que la gente ha descartado, y que mejor manera de hacerlo que dándole vida y forma nuevamente, para lo que aplicando su afición al “ hágalo usted mismo”, técnicamente llamado: bricolaje, se entregó a la tarea de fabricar autos a escala utilizando únicamente material descartado, madrea, lamina, ruedas, sobrantes de pintura, ¿resultado?, un precioso OLDSMOBILE 1903.
¿Y QUÉ SE OBTIENE DEL RECICLAJE?
Automóviles, así es, autos a escala de modelos clásicos de la historia automotriz, por ejemplo, autos Ford modelo T, modelo A, autos Pakcards, camiones REO, carros tanque MACK, limusinas Lincoln, autos Oldsmobile de principios del siglo XX, y un largo, etcétera.
Incluso, ha fabricado una diligencia del antiguo oeste, increíblemente detallada, un carrusel motorizado e iluminado, pero además, un modelo aproximado del barco que ni “Dios podía hundir: el Titanic”.
Pero aquí no termina la lista de trabajos miniatura de Don Juan, como tenía un gran espacio vacío en la pared de su sala, se dedicó a elaborar un modelo a escala, de uno por dos metros, de la fachada sur de la casa de alfeñique, totalmente en yeso, madera y herrería en miniatura, y para rematar su amor al detalle, iluminada en todas sus ventanas, así o más apasionado, ustedes dirán.
MODELISMO Y PASION
¿Qué les parece el trabajo de Don Juan Antéliz?, fabuloso ¿verdad? Cuando me presente en su domicilio, al cual me invito alegremente, nunca me imaginé que tan a fondo lo ha llevado su pasión por los autos, después de ver este museo del auto en miniatura solamente me queda escribir: arquitecto Fernando García Limón, aquí tiene usted un gran rival en amores por los autos, no tendrá un restaurante de lujo en el tope de su torre, pero don Juan tiene pensado poner una fondita en la azotea de su casa, algo es algo.
Cuando se tiene la afición, el tiempo, la mente, las manos y el cariño por lo que se hace, se logra esto, un pequeño gran legado digno de presumirse y mostrarlo al público poblano, gracias don Juan Antéliz por abrirme las puertas de su mini museo del automóvil.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez el Barón rojo y nos leemos el próximo sábado