Unas cabecitas greco-poblanas | TURISTEANDO CON EL BARÓN ROJO

Una visita obligada a un inmueble del Centro Histórico

JORGE EDUARDO ZAMORA MARTÍNEZ

  · sábado 13 de octubre de 2018

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Hola queridos lectores gracias por abrirme las puertas de sus hogares en este mes de octubre, esperando poder observar las muy famosas lunas de octubre, como reza la canción, pero hasta la fecha los nublados nos lo han impedido, esperemos que antes de que termine el mes podamos observar nuestro astro nocturno al menos una vez.

En esta ocasión les voy a narrar una visita obligada a un inmueble del Centro Histórico que, a petición de varios de mis lectores y radioescuchas quienes se comunicaron con su servidor, de manera alarmante me informaron que una casona del Centro Histórico estaba sufriendo los estragos de la picota sesentera, o lo que es lo mismo, que estaba siendo destruida; presto me dirigí a verificar los llamados recibidos a su servidor y este fue el resultado de mi visita:

La verdad es que la casona estaba siendo reconstruida en su totalidad, no que fuera derruida, como la suerte de corrieron más de 136 casas coloniales que sucumbieron en la década de los años sesenta.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

La casa en cuestión está localizada en la avenida 3 Poniente frente al atrio del templo de San Agustín, esta casa se le conoce popularmente como la casa de las cabecitas, esto se debe a que tiene labrado en piedra de cantera dos medallones con los rostros de los dioses griegos Zeus y Hera, pero gracias a la filosofía popular, fue conocida por siglos, y hasta la fecha, como la casa de las cabecitas.

Según datos históricos, esta casa fue construida en el siglo XVI, esto es, el mismo siglo de la fundación de Puebla pero según mi personal punto de vista fue construida y posteriormente destruida y construida la actual, porque esta casa ya muestra la disposición de una casa colonial poblana, patio central con arcadas, escalera monumental sobre la línea de los cuartos, un segundo piso con pasillos alrededor del patio, un segundo patio de servicio, esta para mí, que es la principal característica de una casona del siglo XVIII, pues en estas casas el segundo patio se reservaba para habitaciones de los empleados del servicio, además muestra ya para estas fechas, lugares para los caballos y su carruaje, pues el zaguán muestra todavía rodapiés al calce.

Mientras que las casas del siglo XVI, como se considera esta, muestran todavía una carencia de diseño de la casas coloniales poblanas: cuartos en desorden, sin un tamaño regular, escaleras en recovecos, las habitaciones superiores eran para la familia, mientras que todas las inferiores, eran para el ganado, la crianza de aves de corral, la troje y para dormitorio de los trabajadores del campo; el ejemplo más representativo lo tenemos en las casas del barrio de El Alto, Analco, y algunas del barrio de Los Sapos.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Según crónicas esta casa la ocupó un español de nombre Alonso Galeote, conquistador y encomendadero de Teotihuacán, después de este señor, la casa pasa por las manos de varias familias y permanece por casi doscientos años en las manos de una cofradía religiosa, quienes se deshacen de ella antes de las leyes de reforma, salvándose de ser expropiada por el gobierno federal, en cambio fue destinada a habitación, hoy en día es propiedad privada.

La casa fue restaurada majestuosamente, conservando su estilo original poblano, incluso el patio principal fue techado, con una estructura increíblemente bien adaptada en todo detalle, siempre respetando la originalidad histórica del inmueble.

Así es queridos lectores, fue una falsa alarma, la casa está tan en perfectas condiciones que vale la pena visitarla. Como está arrendada por despachos particulares, se puede visitar en horas comerciales, a tu primera oportunidad de visitar el centro de la ciudad date una vuelta y disfruta su belleza, pero -aquí aparece el negrito en el arroz- dejaron en la restauración un pegote antiestético: los cuartos con vista a la calle en algún momento se agrandaron hacia el centro del patio, destruyendo en parte la belleza del pasillo arcado sur, robándole espacio y majestuosidad, es una pena el que no fueran demolidas estas burdas ampliaciones de los locales comerciales, pero bueno, casi la totalidad de la casa luce excelente.

Foto: Jorge Eduardo Zamora Martínez

Agradezco el favor de mis queridos lectores y radioescuchas, por leerme y escucharme, recuerden que siempre estoy a sus órdenes.

Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis páginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp: 22 12 532690, y Twitter: @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Hasta la próxima.