Hola queridos lectores, su servidor Eduardo Zamora, el Barón Rojo, como cada domingo presentándoles un tema muy breve de todas las cosas bonitas que hay en nuestra ciudad. En esta ocasión les voy a narrar un breve recorrido por uno de los muchos museos con que contamos: el Museo del Automóvil.
Localizado en la planta baja del famoso edificio UNO, en la calle 3 sur esquina con la 15 poniente, tiene una de las más grandes y más variadas colecciones de automóviles de todas las épocas, desde calandrias porfirianas, hasta una máquina del tiempo, así es, un bellísimo DeLorean idéntico al utilizado en la película volver al futuro, de Steven Spelberg.
Esta colección, formada por más de 80 automóviles, cuenta además con Ferraris de distintas fechas de construcción, jaguares ingleses, además de tener en resguardo el primer papamóvil, un camión Dina utilizado por el papa San Juan Pablo II en su visita a Puebla en el año de 1979, propiedad de la arquidiócesis poblana; varios mini Cooper, autitos ingleses famosos por su tamaño tan reducido y por su gran potencia, utilizados en la famosa película estelarizada por Michael Kaine, “Faena a la italiana” del año 1963.
Entre las curiosidades de este museo, se encuentran también varios Rolls Royce, tres autos Ford modelo T, famosos por ser los primeros autos ensamblados en línea de montaje, y sobre todo famosos por la frase publicitaria: “se surte en una amplia gama de colores, siempre y cuando este sea negro”.
También cuenta con un auto mucho muy raro, un inglesito con motor rotativo, ¿y qué es eso?, es un motor que carece de pistones, pues estos se substituyen con rotores, los cuales hacen la función de estos, y lo más raro es que este funciona a la perfección.
Pero pasamos a la cereza del pastel, un sedan Packard 1955, aunque tú querido lector no lo creas, ensamblado aquí en la ciudad de Puebla; así es, en los años 50, existió en la Avenida de la Paz una ensambladora propiedad de la familia O’Farril, lugar donde por más de 15 años se ensamblaron los autos de lujo Packard, tan finos, que por décadas fueron los rivales de la marca Cadillac. Tan original está el auto, que todavía cuenta con su placa de fábrica con su número de serie y el nombre de la planta. Así es, no toda la vida Puebla fue la cuna de los autitos alemanes más famosos, también aquí nacieron los autos más finos del mercado americano.
Querido lector, en tu primera oportunidad no dejes de visitar este asombroso Museo del Automóvil. No todos los mexicanos tienen el privilegio de tener un museo de este tipo, pues solo existen tres en todo el país, y desde luego el poblano es el más sorprendente. Visítalo, de seguro lo vas a disfrutar.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, nos leemos la próxima semana.