Hola queridos lectores, gracias nuevamente por permitirme entrar a la calidad y la calidez de sus hogares en este último fin de semana del mes de julio, en esta ocasión les voy a narrar la historia de una más de las grandes y bellas casonas coloniales con las que contamos en nuestro bellísimo centro histórico: la casa de la familia Raboso.
Seguramente no la ubicas, pero si te recuerdo que era el sitio donde nos llevaron nuestros padres a vacunar, ya de seguro recordarás el lugar: la famosa clínica de Salubridad de la 4 oriente. Comencemos esta historia:
Esta enorme casona está ubicada en el número 408 de la 4 oriente y se tiene el dato más antiguo de su construcción el año del señor de 1640. Su primer dueño y constructor, el alguacil mayor y capitán Alonso Raboso de Guevara y La Plaza, natural de la villa de Ileana en Toledo, España, construye la casa para ser habitada por él y su hijo Diego de Raboso y de Quiteria, junto con su esposa, María de Guevara y Fajardo.
Le dieron a esta casa un estilo muy mezclado, entre colonial, barroco y churrigueresco; combina estos estilos para formar una bella casona, con su enorme balcón completo de fachada, marquesinas al más puro estilo del alfeñique; su bella marquesina, la cual cubre todo el balcón y corona la fachada un copete con el escudo de la familia en argamasa.
Lo curioso de esta casa es que, a pesar de que los dueños eran de apellido Raboso, a la calle se le conoció como “calle del reboso”, e incluso así se registro en la nomenclatura urbana, error ortográfico o accidente gramatical, solo la historia lo sabe.
La casa permanece en manos de la familia hasta su último propietario, el nieto del constructor, Miguel Raboso de la Plaza, quien la habita junto con su esposa Tomasa de Garate y Francia y Chávez y es esta última quien, al fallecer en el año de 1693, establece en su testamento entregar la casa en renta y luego en propiedad a la orden de religiosas carmelitas. Entonces pasa a tener el nombre de “casa del obispado” y la ocupan hasta el año de 1780, cuando por falta de pago de las contribuciones locales pasa a ser propiedad de la aduana de recaudación de impuestos.
Para el año de 1860, y por causa de las leyes de reforma, al haber quedado registrada como bien de la iglesia es decomisada y entregada a la oficina de correos de la ciudad, quien la utilizó como tal hasta el año de 1934, cuando se establece en Puebla la primera oficina y clínica de Salubridad, teniendo como su primer director al Dr. José Siurob Moreno. Finalmente, en el año de 1957 se integra la oficina a los servicios de salud del estado de Puebla, siendo su primer director estatal el Dr. Ernesto Díaz Ordaz.
Actualmente la casa sigue perteneciendo a los servicios de salud del estado de Puebla, pero ya solo como oficinas; lamentablemente no se permite visitarla, siendo que es una bellísima joya colonial, pues cuenta con tres patios, acceso a la planta alta a través de dos escaleras, una de ellas totalmente cubierta de mosaicos de talavera. Lo que fue su capilla familiar se utilizaba como biblioteca de la institución. En fin, todo lo que una casa colonial poblana debe de tener, lo tiene este caserón.
Así es querido lector, pues aquí te narro de una manera breve la historia de otra joya que orgullosamente tenemos los poblanos. A la primera oportunidad que pases por esta acera, y si te encuentras el zaguán abierto, asómate para que admires su bello interior.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez. Nos leemos el próximo sábado.
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Fotos: Erika Albisúa | El Sol de Puebla