Muchas veces, el común denominador de la gente enamorada es pregonar a los cuatro vientos su sentir por la persona amada, pero contigo aprendí que puede haber excepciones a la regla, y no porque el amor no sea real o se viva en tal intensidad que te haga sonreír en el momento menos indicado.
En ocasiones el amor se vive sin adornos ni aprobaciones, simplemente se trata de disfrutar de la compañía del otro en total privacía y silencio, esto no significa que te esconda o me escondas, es solo que con el tiempo aprendes que las mejores cosas que vives en el nombre del amor son tan importantes que atesoras el momento solo para dos, sin que tu felicidad dependa de los “likes” o los comentarios de tus amigos y conocidos en redes sociales.
Es común que mis amigos intenten excavar en todas mis vivencias contigo, y la respuesta siempre es la misma: me reservo comentarios. Muchos dirán que los momentos más bonitos los compartes con las personas que más quieres, pero esto contigo es de aquellas cosas que me inspiran a tener una especie de complicidad reservada, donde solo nosotros sabemos que tan relevante es hasta el detalle más insignificante a la mirada del resto y que sencillamente nos remonta a reír o llorar, o simplemente sentir y rememorar que esto es nuestro y de nadie más.
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Por supuesto también existen momentos malos, que también vivo solo contigo, porque he aprendido que cuando amas a alguien de verdad nunca es justo devaluarlo ante tus seres queridos por un error, quienes, por supuesto invariablemente te darán la razón, aunque no todo el tiempo la tengas, porque siempre renace la intención de no verte sufrir. Con el tiempo descubres que no te enamoras de la persona perfecta porque tú tampoco lo eres y la muestra más transparente de que lo que se siente, es real es la aceptación de los defectos que también son parte de lo que distingue a esa persona que no cambiarías por nada ni por nadie.
Respeto a quienes han decidido pregonar su amor de todas las maneras imaginables pese a no concordar con ellos en su forma de expresarlo, creo firmemente que cada uno demuestra en el día a día a esa persona lo mucho que importa en tu historia, tal vez nuestro modo de hacerlo no sea tan espontáneo como el de los demás, pero no cambiaría por nada ese beso inesperado que me das antes de salir de prisa al trabajo, o tus brazos rodeando mi cuerpo al final del día que me dan certeza de que no puedo estar en un lugar mejor, tu efecto de contención con la mirada cuando siento que todo se me viene abajo, o tus mensajes durante el día para hacerme menos larga la espera de volver a verte y contarte el día y en general todos esos momentos en los que simplemente nos tenemos el uno al otro.
Antes de ti o de mi hemos tenido tantas historias al lado de alguien más, tantos momentos compartidos, tantas ilusiones y decepciones para las que no existen preguntas…y es que agradezco al pasado porque moldeo el camino hacia ti, mi auténtico, único y secreto amor, tan salvaje y sutil, tan natural y fluido a la vez, pero sobre todo tan mío, tan nuestro.
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Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología