/ martes 5 de septiembre de 2017

Un paseo por los magueyes | DESCUBRIENDO CON PACO NORIEGA

Hola compañeros lectores, ¿cómo están? Espero que seencuentren bien y planeando escaparse por algún rincón de nuestropaís, claro, si las lluvias lo permiten.

Esta vez les quiero platicar de una reunión muy singular quetuvimos unos amigos y yo. Resulta que mi primo Eugenio, quien es elvicerrector de la UPAEP, recibía a unos amigos que vinieron deEspaña a la III Jornada Novohispana y estudios sobre la cultura engeneral del periodo virreinal de México que se lleva a cabo en lamisma universidad, ellos son doctores en historia del arte de laUniversidad de Extremadura, se llaman Javier Pizarro, Rosa Peralesy Yolanda Fernández, además de asistir a estas jornadas van avisitar diferentes partes de la República para continuar con susestudios y conferencias.

Yo la verdad tenía muchos años de no verlos ni estar encontacto con ellos, mi primo por obvias razones aún lo mantiene.Cuando supo la agenda que tenían y sabía que tenían un díalibre me preguntó que a dónde los podíamos llevar, tenía queser algo diferente ya que conocen perfectamente haciendas,exconventos, centros históricos y muchos lugares de México, fueahí cuando pensamos en llevarlos a hacer un tour por tierras demagueyes y enseñarles el proceso de elaboración del mezcal.

Me puse en contacto con Malú, ella junto con su esposo Agustíny su familia tienen varias tierras de magueyes y elaboranartesanalmente el mezcal, acordamos la fecha y hora para vernos ensu pueblo, el pueblo es San Nicolás Huajuapan que se encuentra enla Mixteca poblana, muy cerca de Valsequillo.

Llegó el día acordado, pasamos por nuestros amigos a su hotely emprendimos el viaje. En la carretera íbamos platicando de loque hacemos, cuánto tiempo sin vernos y platicamos todo lo que seplatica cuando se reencuentran viejos amigos, la verdad muyemotivo.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldepuebla/2017/09/DSC_4331-600x400.jpg

Finalmente llegamos a San Nicolás y nos dirigimos al rancho deAgustín y Malú, ya nos estaban esperando. Tenía tiempo de noverlos a ellos tampoco, por lo que nos dio gusto el reencuentro;les presenté a toda la comitiva que llevaba e iniciamos eltour.

Obviamente lo primero que nos dieron a probar fueron unosmezcalitos Tobalá, luego otros en coctelería de guayaba, mango ypiña, la verdad muy ricos.

Agustín y su hija nos enseñaron paso a paso los procesos delmezcal, empezamos en el horno de piedra, que es muy grande y seencuentra en el piso; ahí es donde se colocan las “piñas” delmaguey para cocerlo. Nos explicó que se lleva varias horas lacocción de la misma, para luego pasarlas al triturador, una veztriturada la piña pasa a la fermentación y de ahí a ladestilación. Una vez destilado se embotella y queda listo para laventa.

Mientras todo esto ocurría, pude notar cómo Joaquín yAgustín se hacían amigos y se tuvieron buena empatía, Agustínle contó a Javier que hace muchos años había trabajado en unafábrica textil en Córdoba, Veracruz, propiedad de un español yque había sido buen patrón con él, por eso les tenía aprecio. ARosa la mente le empezó a jugar con la idea de sembrar magueyes ensu finca allá en España, y a Yolanda, como no bebe, las mejillasse le pusieron de color rosado, no habló mucho je, je, je.

Hubo muchas anécdotas mientras hicimos el recorrido en lafábrica, muchas risas, experiencias de trabajo, los planes quetienen a futuro y obviamente muchos mezcales.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldepuebla/2017/09/4_PORTADA-600x400.jpg

De ahí salimos hacia el campo para ver algunas de sus tierrassembradas con diferentes magueyes, visitamos las tierras deEspadín, Tobalá, Madre Cuiche y varias más; la caminata sobrelos campos fue muy larga y en verdad hermosa, todo el campo eraverde. Nos contó que para que un maguey esté listo para laelaboración del mezcal pasan 8 años, por eso es tan delicado ytan diferente al tequila que ahí sí se pueden acelerar losprocesos.

Pasamos a ver la iglesia del pueblo que es muy chiquita pero muybonita. Los amigos españoles estaban sorprendidos de que hastaesos lugares y en aquellos tiempos llegaron los conquistadores ycuras a evangelizar, justamente como eso estudian, nos dieronalgunas explicaciones sobre ese tema por lo que salieron muchosdatos, historias, anécdotas y más cosas que enriquecieron esacaminata.

Finalmente regresamos al rancho en donde ya nos esperaban con lamesa puesta para comer. Malú en verdad se esmeró en la comida:arroz, frijolitos y su especialidad, huasmole, ¡le quedódelicioso!

Nos sentamos a comer acompañados de mezcal, cervezas y toda lafamilia; salieron anécdotas, risas y hasta cantos hubieron. Nopodían faltar los compadres que llegaron de otro pueblo, que sonde oficio panaderos y ¿qué creen? Obviamente llevaban pan, nosregalaron conchas, bailes y otros más. Nos ofrecieron su casa parair en la próxima visita.

Agustín se dedica también al jaripeo, por lo que nos llevó aver los toros que montan, son grandes y muy bonitos, los estuvimosviendo desde lejos porque embisten y son bravos; nos contó variashistorias con sus jinetes y los duelos que ha ganado a otrosranchos.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldepuebla/2017/09/DSC_4338-600x400.jpg

Así pasó la tarde y finalmente nos teníamos que ir. Nosdespedimos y quedamos de regresar próximamente, espero que seapronto.

Este relato es muy diferente a los que he hecho, queríadestacar la hospitalidad, entrega, entusiasmo, emotividad,simpatía y peculiaridad que tiene nuestra gente, siempre lo hesabido y lo he querido transmitir, pero ahora lo confirmé, ya quetanto Rosa como Joaquín y Yolanda, que quieren y conocen mucho aMéxico, quedaron gratamente sorprendidos con todos estos atributosque tenemos.

Esta vez conocieron algo muy diferente a lo que habían visto enMéxico, no habían visitado este tipo de campos, ni probado estetipo de comidas, no conocían este tipo de bebida, ni esta calidadde gente, no conocían este México profundo. paco_noriega2001@yahoo.com

Hola compañeros lectores, ¿cómo están? Espero que seencuentren bien y planeando escaparse por algún rincón de nuestropaís, claro, si las lluvias lo permiten.

Esta vez les quiero platicar de una reunión muy singular quetuvimos unos amigos y yo. Resulta que mi primo Eugenio, quien es elvicerrector de la UPAEP, recibía a unos amigos que vinieron deEspaña a la III Jornada Novohispana y estudios sobre la cultura engeneral del periodo virreinal de México que se lleva a cabo en lamisma universidad, ellos son doctores en historia del arte de laUniversidad de Extremadura, se llaman Javier Pizarro, Rosa Peralesy Yolanda Fernández, además de asistir a estas jornadas van avisitar diferentes partes de la República para continuar con susestudios y conferencias.

Yo la verdad tenía muchos años de no verlos ni estar encontacto con ellos, mi primo por obvias razones aún lo mantiene.Cuando supo la agenda que tenían y sabía que tenían un díalibre me preguntó que a dónde los podíamos llevar, tenía queser algo diferente ya que conocen perfectamente haciendas,exconventos, centros históricos y muchos lugares de México, fueahí cuando pensamos en llevarlos a hacer un tour por tierras demagueyes y enseñarles el proceso de elaboración del mezcal.

Me puse en contacto con Malú, ella junto con su esposo Agustíny su familia tienen varias tierras de magueyes y elaboranartesanalmente el mezcal, acordamos la fecha y hora para vernos ensu pueblo, el pueblo es San Nicolás Huajuapan que se encuentra enla Mixteca poblana, muy cerca de Valsequillo.

Llegó el día acordado, pasamos por nuestros amigos a su hotely emprendimos el viaje. En la carretera íbamos platicando de loque hacemos, cuánto tiempo sin vernos y platicamos todo lo que seplatica cuando se reencuentran viejos amigos, la verdad muyemotivo.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldepuebla/2017/09/DSC_4331-600x400.jpg

Finalmente llegamos a San Nicolás y nos dirigimos al rancho deAgustín y Malú, ya nos estaban esperando. Tenía tiempo de noverlos a ellos tampoco, por lo que nos dio gusto el reencuentro;les presenté a toda la comitiva que llevaba e iniciamos eltour.

Obviamente lo primero que nos dieron a probar fueron unosmezcalitos Tobalá, luego otros en coctelería de guayaba, mango ypiña, la verdad muy ricos.

Agustín y su hija nos enseñaron paso a paso los procesos delmezcal, empezamos en el horno de piedra, que es muy grande y seencuentra en el piso; ahí es donde se colocan las “piñas” delmaguey para cocerlo. Nos explicó que se lleva varias horas lacocción de la misma, para luego pasarlas al triturador, una veztriturada la piña pasa a la fermentación y de ahí a ladestilación. Una vez destilado se embotella y queda listo para laventa.

Mientras todo esto ocurría, pude notar cómo Joaquín yAgustín se hacían amigos y se tuvieron buena empatía, Agustínle contó a Javier que hace muchos años había trabajado en unafábrica textil en Córdoba, Veracruz, propiedad de un español yque había sido buen patrón con él, por eso les tenía aprecio. ARosa la mente le empezó a jugar con la idea de sembrar magueyes ensu finca allá en España, y a Yolanda, como no bebe, las mejillasse le pusieron de color rosado, no habló mucho je, je, je.

Hubo muchas anécdotas mientras hicimos el recorrido en lafábrica, muchas risas, experiencias de trabajo, los planes quetienen a futuro y obviamente muchos mezcales.

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De ahí salimos hacia el campo para ver algunas de sus tierrassembradas con diferentes magueyes, visitamos las tierras deEspadín, Tobalá, Madre Cuiche y varias más; la caminata sobrelos campos fue muy larga y en verdad hermosa, todo el campo eraverde. Nos contó que para que un maguey esté listo para laelaboración del mezcal pasan 8 años, por eso es tan delicado ytan diferente al tequila que ahí sí se pueden acelerar losprocesos.

Pasamos a ver la iglesia del pueblo que es muy chiquita pero muybonita. Los amigos españoles estaban sorprendidos de que hastaesos lugares y en aquellos tiempos llegaron los conquistadores ycuras a evangelizar, justamente como eso estudian, nos dieronalgunas explicaciones sobre ese tema por lo que salieron muchosdatos, historias, anécdotas y más cosas que enriquecieron esacaminata.

Finalmente regresamos al rancho en donde ya nos esperaban con lamesa puesta para comer. Malú en verdad se esmeró en la comida:arroz, frijolitos y su especialidad, huasmole, ¡le quedódelicioso!

Nos sentamos a comer acompañados de mezcal, cervezas y toda lafamilia; salieron anécdotas, risas y hasta cantos hubieron. Nopodían faltar los compadres que llegaron de otro pueblo, que sonde oficio panaderos y ¿qué creen? Obviamente llevaban pan, nosregalaron conchas, bailes y otros más. Nos ofrecieron su casa parair en la próxima visita.

Agustín se dedica también al jaripeo, por lo que nos llevó aver los toros que montan, son grandes y muy bonitos, los estuvimosviendo desde lejos porque embisten y son bravos; nos contó variashistorias con sus jinetes y los duelos que ha ganado a otrosranchos.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldepuebla/2017/09/DSC_4338-600x400.jpg

Así pasó la tarde y finalmente nos teníamos que ir. Nosdespedimos y quedamos de regresar próximamente, espero que seapronto.

Este relato es muy diferente a los que he hecho, queríadestacar la hospitalidad, entrega, entusiasmo, emotividad,simpatía y peculiaridad que tiene nuestra gente, siempre lo hesabido y lo he querido transmitir, pero ahora lo confirmé, ya quetanto Rosa como Joaquín y Yolanda, que quieren y conocen mucho aMéxico, quedaron gratamente sorprendidos con todos estos atributosque tenemos.

Esta vez conocieron algo muy diferente a lo que habían visto enMéxico, no habían visitado este tipo de campos, ni probado estetipo de comidas, no conocían este tipo de bebida, ni esta calidadde gente, no conocían este México profundo. paco_noriega2001@yahoo.com

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