Pasar tiempo con los hijos es de vital importancia para su desarrollo físico, intelectual, afectivo y emocional, así como para fortalecer vínculos y generar espacios de diálogo y comunicación familiar. Aprovecha los días de aislamiento en casa por el coronavirus para invertir en tiempo de calidad con ellos.
Magali Becerra Romero, maestra en psicología del Consultorio Psicología Integral de Puebla, expone que la OMS define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Es una de las etapas de transición más importantes en el ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el de los lactantes. Esta fase de crecimiento y desarrollo viene condicionada por diversos procesos biológicos.
“Los adolescentes dependen de su familia, de su comunidad, su escuela, sus servicios de salud y su lugar de trabajo para adquirir toda una serie de competencias importantes que pueden ayudarles a hacer frente a las presiones que experimentan y hacer una transición satisfactoria de la infancia a la edad adulta”, subraya.
PADRES, MODELO DE VIDA
Enfatiza que el papel de los padres es fundamental. A veces se piensa que ya son grandes y que es el momento de dejarlos solos; este es un grave error debido a que esta etapa de cambio provoca que ellos se sientan confundidos entre sus pensamientos, sentimientos y acciones. Y aunque buscan un poco más de independencia también necesitan sentir la presencia de los papás, tener alguien que los respalde.
“Los padres nunca dejamos de serlo y en las diferentes etapas del desarrollo humano somos modelos y reguladores de la conducta y de las emociones de nuestros hijos. La comunicación afectiva fortalece la seguridad de los hijos y les ayuda al desarrollo sano de su autoestima. El tiempo dedicado a nuestros hijos debe ser igual de importante y celoso que el dedicado al trabajo, los amigos o al mismo celular”, sentencia la psicóloga.
Refiere que está muy bien decir que los hijos son lo más importante que tenemos en la vida, pero es más significativo demostrarlo, destinar tiempo de cantidad y de calidad para ellos. De niños necesitan jugar con nosotros y, en la adolescencia, compartir sus experiencias del día a día; y aunque ellos se aíslen deben sentir nuestra presencia, saber que cuando quieran, los puedes escuchar.
GENERA TIEMPO PARA ELLOS
Cuando los padres pasan poco tiempo con los hijos, estos los extrañan y se sienten solos, aunque no lo expresen les gustaría compartir más momentos con ellos. Esto sugiere un vacío de afecto que, en muchos casos, los lleva a buscar sus necesidades psicológicas (seguridad, comprensión, protección, orientación, identidad) en otros escenarios como el colegio o los amigos, pero también en otros lugares con menos garantía de que la influencia que ejercen en ellos sea positiva.
Pasar tiempo con los hijos trae ventajas como un mejor conocimiento entre ambas partes, una comunicación más fluida, se fortalece el vínculo y se encuentran soluciones a los problemas diarios de la crianza. “En el caso de los adolescentes la cercanía con los padres previene conductas de riesgo como el consumo de drogas, depresión, ansiedad y bajo rendimiento escolar”, asegura.
Puedes aprovechar cualquier momento para estar con ellos, desde la mañana, preguntar si pasaron buena noche; mientras los llevas a la escuela desearles un excelente día. La hora de la comida es crucial, con una regla: el celular no puede estar presente, para una verdadera convivencia. Por la noche preguntar sobre los acontecimientos del día y siempre despedirse con un: buenas noches.
En el tiempo libre debes incluir actividades para toda la familia, como una caminata, andar en bicicleta, pasear a la mascota, ver una película en casa y al final reflexionar con ellos sobre lo que opinan, indagar sobre los artistas o la música que les gusta y platicar sobre el porqué de su preferencia, así los conocerás más.
“La clave para mantener un equilibrio familiar en la etapa de la adolescencia, es la adaptación a los cambios y la comunicación; los roles, la autoridad y el afecto, son características que toda familia debe desarrollar y cuidar”, puntualizó.
SUSCRÍBETE A NUESTRO YOUTUBE