Transcurrieron 30 minutos para que llegaran los bomberos. El 15 de abril de 2019, la misa de las 6 de la tarde, empezaba sin mayores contratiempos. De pronto a las 6:18 p.m. la alarma de fuego sonó en la Catedral lo que obligó tanto a los asistentes a misa como a los turistas que le visitaban a desalojar.
Fue hasta las 6:48 que arribaron.
El fuego imparable, no se daba crédito a lo que pasaba.
A las 8 de la noche, se intensificaba y el hoyo que ya se percibía en el techo, “parecía una escena dantesca adornada por una cascada de fuego que caía en el atrio”
Afuera los rezos comenzaron a escucharse, las lágrimas eran el común denominador de vecinos, curiosos y parisinos que no aguantaron -aguantamos- el golpe ante tal tragedia, pues “Todo mundo tiene una historia con Notre Dame”.
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Comenzó a correr un rumor entre la muchedumbre, tal cual escena de Los Miserables de Victor Hugo: los bomberos se metieron al monumento de estilo gótico, animados por la masa cuyos rostros de ansiedad al enterarse que las reliquias de Cristo estaban ahí y debían ser rescatadas: un clavo, la corona y un fragmento de la cruz donde él fue crucificado.
Ese rescate no fue tan fácil como se pensaba, ya que una llave a código era la única forma de abrir el cofre, dicha llave sólo la tenía una persona que no se encontraba en la Iglesia.
Mientras tanto, Colosus el robot, hizo su aparición en pleno centro de la Catedral, capacitado para surtir agua a presión desde su centro, alimentado por una programación ultra moderna que le permitió desplazarse a pesar del humo, del fuego que caía y del agua que inundaba ya el lugar.
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Lejos del lugar, un hombre atravesaba a bicicleta la ciudad para llegar a la Catedral, bloqueada por la policía que inmediatamente puso un dispositivo junto a la operación “Centinela” a nivel nacional, cerrando fronteras, espacio aéreo y todo acceso a la ciudad de París ante el temor de un ataque terrorista.
Después de las 8 de la noche, Laurent el administrador, logró llegar a la puerta de Iglesia, portando con él, la llave. Una vez identificado, logró llegar al cofre y durante 4 largos minutos, maniobró la cerradura hasta que al fin, lo abrió y se rescataron las reliquias.
La noche de los Sacrificios...Humanos
Pasadas las 9 de la noche, los estrategas sabían que no quedaban más que 30 minutos para salvar la Iglesia y evitar el colapso y vencer al viento que había, ya que comenzaba a arrojar las brasas a la segunda torre.
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¿El objetivo? Evitar a toda costa que el fuego tocara las torres por las campanas y que por su peso, hubieran podido colapsar el templo. Para ello, el capitan Alexis se reuniría con Emmanuel Macron y parte de su gabinete, para trazar la estrategia que salvaría al monumento más visitado de Europa. 20 bomberos subirían a las dos torres sabiendo la fragilidad de los pisos y el riesgo ante el humo y el fuego.
Era la hora decisiva de salvar Nôtre Dame o, dejarla como un bello recuerdo para millones de personas.
Y aunque Alexis de tan sólo 29 años, responsable de comando, resbalaba en el segundo piso ante un fuego que devoraba la iglesia a una velocidad atroz, nada lo detuvo. Ese grupo que guió sin miedo, logró reducir el fuego pasados 20 minutos.
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A las 23 horas con 33 minutos, Nôtre Dame se ha salvado, como si se tratara de una fuerza sagrada del destino.
Se abren las puertas principales. La Apocalipsis en presencia, ya no es una visión. Un enorme hoyo se observa en el techo, pero la cruz del altar intacta, así como los principales cuadros.
Hace un año, lo que parecía una escena de la primera Guerra Mundial ante tal destrucción y al mismo tiempo un milagro al ver que gran parte de la Iglesia se salvó, hoy ya es un recuerdo.
¡Nôtre Dame sigue de pie!