El Altar de los Cráneos Esculpidos es más que un atractivo de la zona arqueológica de Cholula, ya que no sólo conserva los restos humanos de dos guerreros, sino también indica cómo fue el periodo de abandono de la Gran Pirámide, porque en un momento sirvió como lugar de entierro.
En este espacio, autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) resguardan dos osamentas que datan de los 700 a 800 años después de Cristo, periodo donde se presume que el sitio prehispánico no era ocupado por un abandono de las culturas de ese entonces.
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No obstante, su nombre no es porque proteja los restos de los dos guerreros prehispánicos, sino porque el altar en forma triangular, donde fueron enterrados, tenía una peculiaridad, fue decorado con tres cráneos elaborados de barro.
Hoy el altar ya no tiene estas piezas distintivas, pues fueron hurtadas y aunque autoridades del INAH las repusieron en dos ocasiones como réplicas, volvieron a desaparecer.
Fue en el año 1936 cuando este lugar histórico fue descubierto por esta dependencia y en 1992 fue abierto por primera vez al público por iniciativa de los trabajadores.
Solo en tiempos de la pandemia, del 2020-2022, este sitio localizado en la zona noreste de la Gran Pirámide de Cholula no recibió visitantes, pero el año pasado fue reabierto, al igual que en el actual.
Desde este tesoro arqueológico, el administrador del sitio prehispánico de Cholula, Martín Cruz Sánchez, explica que el Altar de los Cráneos Esculpidos fue creado después del abandono de la Gran Pirámide y sólo tres veces al año, 31 de octubre, así como 1 y 2 de noviembre, es abierto al público.
Para este ocasión, trabajadores de este atrayente de índole federal, colocaron semillas y granos en platos de barro, como la ofrenda principal que se presume era colocada en esa época.
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“Frijol, amaranto, cacao y maíz, posiblemente eran alimentos que se consumían en ese entonces y pues invitamos a locales y visitantes a conocer este espacio”, puntualiza.
Se esperan más de cuatro mil visitantes durante estos tres días a este punto, que en el año está cerrado al público 362 días, concluye.