Los Portales, un establecimiento ubicado en la 8 Oriente 418 del Centro Histórico de Puebla, se ha convertido en un referente gastronómico gracias a la venta de antojitos mexicanos, en particular los famosos molotes, frente al icónico Teatro Principal.
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El negocio, fundado en 1982, ha sabido ganarse el paladar de los comensales con su variedad de productos y su legado culinario. A lo largo de los años, ha enfrentado desafíos y competencia, pero su éxito se ha mantenido gracias a una base de clientes leales que continúa respaldando su propuesta.
Los orígenes de Los Portales se remontan a una época en la que el local no estaba dedicado a la gastronomía, sino a la venta de vinos, bajo el nombre de "Gaby". Sin embargo, un acontecimiento fortuito cambió su rumbo. Enrique Domínguez, surtidor de vinos, visitó el establecimiento para ofrecer sus productos y, ante la propuesta del dueño, decidió trasladar su negocio al lugar. Así, en 1981, Enrique y su esposa María de Jesús Sánchez comenzaron a vender vinos. Pero al año siguiente tuvieron que cerrar debido a dificultades económicas.
“La vinatería ya no dejaba, no era negocio en esta zona. Entonces mi esposo y yo platicamos para ver qué podíamos hacer para continuar con el negocio de alguna manera, entonces llegó la idea de los antojitos”, recuerda María de Jesús.
Abren los antojitos
Fue entonces cuando surgió la idea de incursionar en el ámbito de los antojitos. Enrique recordó la tradición familiar de su abuela, quien había dedicado su vida a la venta de molotes en la 9 Norte del Centro Histórico. Inspirado por esta herencia culinaria, él y su esposa decidieron utilizar la receta de los molotes y comenzaron a ofrecer una variedad de antojitos, como molotes, tostadas, chanclas, tortas, chalupas, pozole y guajolotes, entre otros.
Su ubicación estratégica frente al Teatro Principal les permitió captar la atención de los transeúntes y rápidamente se ganaron la popularidad en la zona.
“Le cambiamos el nombre al local y comenzó a llamarse Los Portales, por los que se encuentran en frente de nosotros, fuimos de los primeros negocios de comida que se pusieron de este lado, entonces a la gente le gustó la idea”, narra María.
Uno de los platos más destacados y apreciados por los comensales es el molote de tinga, aunque también ofrecen una amplia gama de opciones, como molotes de queso, pollo, choriqueso, picadillo, hawaiano, chicharrón, sesos y requesón.
“La tinga es especial de aquí, no es cualquiera, todo se vende la verdad, pero el de tinga es el producto estrella, era receta de la abuelita de mi esposo. Esta tinga lleva un procedimiento distinto al que tradicionalmente se conoce, entonces nos hicimos famosos por eso también”, destaca la propietaria.
Largas filas por los molotes
Las largas filas de clientes que se formaban no solo provenían del Centro Histórico, sino también de diferentes partes de la ciudad, ya que el lugar se encontraba de paso, cerca del boulevard 5 de Mayo. La cercanía con el templo de San Francisco también contribuía a la alta demanda, especialmente durante las festividades que se llevaban a cabo en la zona.
“Venía muchísima gente de fuera, la fila llegaba hasta la esquina, casi llegando al boulevard 5 de Mayo, nos echamos como un bote de 20 de litros en cinco horas, era bastante la afluencia. Incluso llegó a venir gente de Estados Unidos para probarlos”, revela Sánchez.
“Los molotes del Teatro Principal”
El Teatro Principal, el espacio teatral más antiguo de América, fundado en 1761, se erige frente a los antojitos. La presencia de Los Portales cerca del teatro contribuyó aún más a su popularidad, atrayendo a artistas, empresarios, promotores, público y amantes de la cultura que, al terminar los espectáculos, encontraban en este lugar el sitio ideal para disfrutar de una cena. Tanta fue la popularidad que empezaron a llamar al local como “Los molotes del Teatro Principal”.
Incluso algunas celebridades dejaron su huella firmando las paredes de Los Portales, dejando constancia de su paso por el establecimiento, confirma la dueña, pero esto tuvo que ser reemplazado por azulejo:
“El azulejo lo pusieron mucho después, antes cuando estaba todo en pintura los artistas venían y ponían su autógrafo, estaba padre la pared la verdad, pero poco a poco se fue desgastando y aunque quisimos conservarlo se tuvo que quitar, ahora solo queda en un recuerdo, claro que algunas personas extrañan eso”.
La dueña menciona que cuando hay funciones de espectáculos, el negocio llega a cerrar hasta las 2 de la mañana, ya que al terminar actividades muchos aprovechan para cenar algunos de los alimentos que ofrecen.
Llegó competencia
Conforme fueron pasando los años, cerca del establecimiento comenzaron a instalarse más negocios similares, generando competencia, sin embargo, María de Jesús Sánchez indica que eso no les ha afectado, ya que los clientes se han mantenido fieles a Los Portales, y hasta la fecha siguen consumiendo con ellos.
Actualmente, los antojitos están a cargo de María y de una de sus hijas. La fundadora comenta que durante un periodo dejó de asistir y uno de sus hijos se quedó a cargo, sin embargo, ahora ha regresado, ya que hace unas semanas su hijo perdió la vida.
“Me da mucha satisfacción muy bonita el tener este negocio, ha habido ocasiones que por enfermedad ya quiero quitar el negocio, desde la pandemia ya no venía yo, pero hasta apenas regresé, porque mi hijo (que lo atendía) recién falleció y regresé a cargo. Ha sido difícil, pero seguimos con la gente”, culminó.