Francisco Javier Lemus Peña es un joven de 27 años de edad nacido en Cholula, Puebla, quien, pese a no tener antecedentes familiares con la danza, se dedicó a este arte por pasión y hoy día vive del baile, y ha llegado a países como Estados Unidos, Escocia, Inglaterra, Japón y algunos de Centroamérica.
El poblano narró que fue a los 7 años de edad que se enamoró de la danza, esto luego de que su padre, quien escribía libros y obras de teatro, lo llevara a un ensayo y le llamara la atención el cómo bailaban tap las personas, él le preguntó a una maestra de ahí que si le podía enseñar y ella respondió que sí.
Desde ese momento cambió la vida de Francisco, ya que comenzó a tomar clases de tap, y poco a poco se fue adentrando más en este mundo, pese a que sus padres creyeran solo era por hobby y diversión.
Descubre danza Irlandesa
A los 11 años de edad, descubrió la Danza Irlandesa, ya que el espectáculo llamado Riverdance visitó la ciudad de Puebla, y su papá lo llevó a ver el show, Javier fue a pedir autógrafos a los bailarines y notó que uno hablaba en español.
“Me asombré, me saqué de onda, le pregunté de donde era y me comentó que, de México, me voló la cabeza y dije que eso quería hacer, me dio un número de teléfono y una dirección en Cuernavaca”, comentó en una entrevista con El Sol de Puebla.
A partir ese momento los papás del bailarín lo llevaban hasta Cuernavaca, partiendo desde Puebla, todos los fines de semana, viajando alrededor de dos horas, con el objetivo de que Francisco aprendiera y fuera feliz “(…) nunca pensaron que me lo iba a tomar muy en serio, a pesar de todos siempre me apoyaron, nunca me dijeron nada, le dieron visto bueno a lo que hacía, a pesar de que nadie de la familia se dedicara a esto”, señaló.
A esa edad inició a ir a competencias en México y al extranjero, e incluso a los 14 años viajó a Estados Unidos a un concurso, sin saber que era la puerta para clasificarlo a un mundial de Danza Irlandesa.
“Fui por diversión y aprender prácticamente, sin saber la magnitud del evento, quedé en tercer lugar y los primeros cinco iban al mundial, entonces me clasifiqué al mundial que se hizo en el mismo país, en donde por cierto quedé en la tercera ronda, siendo el primer bailarín de América Latina y en México en conseguir esos puestos en un mundial”, platicó.
Fue entonces que Francisco comenzó a tomarse en serio la carrera como bailarín, a los 15 años de edad abrió su escuela de danza en Puebla, mientras que empezó a ir a entrenar a los Estados Unidos a la par prácticamente.
Se inclinó por su pasión
A los 18 años mudó su escuela de danza a la CDMX (dónde hasta la fecha imparte clases de tap y danza irlandesa) y decidió ya no estudiar una carrera universitaria “Fue difícil esta decisión entre mi familia y yo, pero pues a esa edad ya tenía prácticamente todo un camino recorrido, entonces era encerrarme cinco años dejando lo que ya se había construido, entonces decidí dedicarme a mi pasión y ya no meterme a los estudios, opté por la pasión”, reveló.
En el 2019 volvió a ir a otro campeonato mundial, pero en esta ocasión le fue mejor, ya que quedó en el tercer lugar de cincuenta competidores de diferentes países del planeta. Cuando se encontraba compitiendo, aprovechó para hacer un casting con la compañía Trinity Irish Dance Company de Estados Unidos para ver si lograba quedarse.
Ingresa a compañia
“No me dijeron si me quedé o no, solo me comentaron que iban a llamarme después, y en el 2021 me llegó correo y me preguntaron si aún estaba interesado, y por su puesto dije que sí, entonces comencé con ellos, ya llevo dos años, algo que me gustó mucho es que la compañía te deja trabajar con ellos y aparte puedes hacer tus cosas, entonces tengo un llamado al mes durante siete meses y luego hacemos un tour de 4 meses por diferentes partes”, señaló.
Desde entonces, Francisco da clases en CDMX en su escuela, donde por cierto le ha enseñado a más de 150 personas, y cuando tiene llamado de ensayo viaja a los Estados Unidos y así ha estado durante los últimos 24 meses de su trayectoria artística.
Recientemente tuvo una gira por Japón con la compañía, donde visitó alrededor de once ciudades del país asiático y dio muestra de su danza irlandesa y una rutina combinada con tap “Significa mucho, vengo de una familia muy humilde, viví en Cholula durante mi infancia, mis papás y yo nunca vimos los límites que teníamos, siempre nos enfocamos en hacer cosas grandes, crecí en un lugar chiquito como es Cholula y terminé bailando en Japón, es una cosa que no logro comprender, sobre todo porque mi ciudad es de mucha cultura y arte y a veces no se da a conocer esto”, mencionó.
Se puede vivir del arte
El joven poblano expresa lo que ha representado para él su arte “La danza es mi pasión y mi vida, lo que me ayudó, lo que me salvó de quizás vivir otro estilo de vida, a lo mejor si no la hubiera descubierto tendría algo más formal, estoy agradecido que la danza me haya cambiado mi perspectiva del mundo, y poner en alto el nombre de mi estado y país”.
Es consiente que la carrera como bailarín es corta, ya que los movimientos corporales no son los mismos, pero espera que antes de que se retire pueda viajar a Irlanda “Nunca en mi trayectoria me ha tocado ir a competir a Irlanda, he viajado a Estados Unidos, Escocia, Inglaterra, Japón y algunos de Centroamérica, pero curiosamente no en ese país de la danza, espero tener la oportunidad de algún día ir, es el próximo sueño a cumplir, deseo mucho lograrlo”.
Una vez termine su carrea, pretende dar clases, para hacer un programa en el que apoye a los artistas del estado de Puebla y del país “Quiero que vean que, si yo pude, ellos también, de que se puede vivir del arte y así logren cosas grandes”, finalizó