Santiago Cholultecapan es el nombre antiguo del Barrio de Santiago, situado al poniente de la ciudad. Fue habitado por cholultecas y después de la fundación de Puebla fue administrado por los frailes agustinos, quienes en 1550 comenzaron la construcción del templo.
El Barrio de Santiago siempre fue considerado un poblado porque estaba lejos de la ciudad y tenía pocos habitantes. En el siglo XVIII fue aislado por dos epidemias hasta quedar casi extinto. Para la segunda mitad del siglo XIX, la iglesia estuvo a punto de ser destruida y se estableció industria textil.
A principios del siglo XX, el barrio se volvió un núcleo social de élite cuando los empresarios comenzaron a invertir en la zona, muchas familias españolas se asentaron ahí y llegó monseñor Figueroa a la parroquia.
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Orígenes del barrio
Cuando se fundó la Ciudad de los Ángeles se hizo una traza que delimitó la población. El centro fue habitado por españoles y los indígenas se manifestaron en las orillas de la ciudad, junto a los caminos que llevaron a sus poblaciones.
Se asentaban junto a los caminos porque en su mayoria eran comerciantes . Algunos tenían vivienda, mientras que otros iban diariamente a la ciudad para comerciar granos, semillas, carbón, etcétera. En el mejor de los casos eran acogidos por algún pariente, de lo contrario había que emprender el viaje de regreso a casa.
El poniente de la ciudad estaba habitado por cuatro tribus de naturales , entre ellos los cholultecas , quienes estaban asentados junto al antiguo camino a Cholula, en la zona que hoy conocemos como el barrio de Santiago. Ahí vivían algunos caciques cholultecas que eran muy respetados por las diferentes tribus.
El pueblo y su vocación
Los agustinos se asentaron en la zona unos años después de la fundación de la ciudad. Comenzaron la construcción del templo de Santiago en 1550, también edificaron el cementerio y un convento, que ellos administraban.
“En los alrededores del barrio de Santiago no había árboles ni zona de cultivo porque las tierras no eran fértiles . El suelo es muy alcalino y estaba lleno de agua azufrosa. La zona estaba llena de magueyales, así que los habitantes del barrio se dedicaron a la producción del pulque para comercializarlo” , expone el investigador David Ramírez Huitrón.
Los indígenas del barrio también se especializaron en el trabajo con madera, hacían todo tipo de carpintería , desde puertas, vigas, polines, muebles, etcétera. De igual forma esculpían imágenes religiosas, eran llamados “santiagueros”.
“En 1640, el obispo Juan de Palafox y Mendoza les quitó la doctrina y la administración de Santiago a los agustinos, entonces el templo se volvió secular, es decir, era administrado por el obispado pero no era parroquia. El templo vive una especie de segundo auge cuando es ampliado y bendecido por él en 1644”, detalla.
El antiguo monasterio se fue quedando en ruinas. Actualmente una parte del edificio es la escuela que está a un costado de la iglesia y otra parte es el edificio de Cáritas que está sobre la 13 Sur (antiguo Hospital del Corazón de Jesús).
Refiere que mas que barrio, Santiago era considerado un pueblo alejado de la ciudad . Hacia el sur-oriente, estaba delimitado por las tierras del rancho Toledo (Instituto Mexicano Madero, 17 Poniente entre 5 y 7 Sur); hacia el sur el rancho de Dolores (Bodega Aurrera, 31 Poniente y 11 Sur) y el rancho La Noria (restaurante en avenida 23 Sur); y hacia el poniente con el rancho de San Sebastián (Fuente de los Fraile en La Paz).
“El único camino que unía a la ciudad de Puebla con el barrio era el Carril de Santiago (hoy 17 Poniente), una especie de sendero que comenzaba en la plazuela del Carmen y terminaba en la plazuela de Santiago, donde estaba la iglesia. En el siglo XVIII se conoció como el Carril de los Arbolitos porque las autoridades los sembraron para decorarlo” , señala.
La peste colonial
A mediados del siglo XVIII, se corrió el riesgo de que el Barrio de Santiago quedara deshabitado debido a las epidemias que asolaron la ciudad.
“Santiago siempre fue muy pobre y chiquito , era un caserío con 4 o 5 manzanas que no estaba delimitadas y había casitas dispersas. Estuvo a punto de desaparecer por las epidemias de enfermedades desconocidas que mataron a muchas personas de este barrio y de los adyacentes, San Sebastián, San Matías y San Miguelito”, asegura.
El investigador comenta que en el libro “Puebla en tiempos de la peste colonial”, el doctor Miguel Ángel Cuenya M., especialista en epidemias, dice que este tipo de enfermedades surgían principalmente por el intercambio comercial y que posiblemente en los mismos obrajes se transmitían rápidamente entre la población indígena, ya sea por pulgas o garrapatas. También se dieron entre españoles, pero no de la misma forma.
Además de que se perdieron muchas vidas humanas lo que causó que barrios enteros quedaran diseminados , se perdió documentación importante y Santiago no se recuperó hasta el siglo XX.
Intento de destrucción
En 1863 , un año después de la Batalla del 5 de Mayo, el Ejército Francés volvió a fortalecido para sitiar Puebla . Ya se habían adecuado unas construcciones sólidas como fortalezas para defender la ciudad, entre ellas San Javier, El Carmen y El Parral.
“Los franceses se apoderaron muy fácil del templo de Santiago porque no se había fortificado al considerar que estaba muy lejos del círculo defensivo” , dice.
El investigador narra que previamente se le había dado la instrucción a Joaquín Colombres de volar la iglesia de Santiago con pólvora para evitar que les sirviera a los franceses como bastión. Su ejército puso canastos con pólvora y desenrollaron los detonadores del cable. A unos tantos metros de distancia accionaron los pernos y la iglesia no voló.
Cuando se realizó la revisión correspondiente, se dieron cuenta de que los indígenas del barrio habían cortado los cables que llevaban el impulso eléctrico para hacer estallar la pólvora y así evitaron que destruyeran su iglesia.
Una nueva era
Hacia finales del siglo XIX la ciudad se empezó a reconstruir. “Estaba de moda La Belle Époque (época bella), entonces el ayuntamiento colocó en la plazuela de la iglesia de Santiago tres fuentes con seres mitológicos que ya fueron retiradas”, comenta.
En esta época se estableció la fábrica de hilados y tejidos “La Unión” que representó muchas fuentes de empleo para los habitantes del barrio y para algunos vecinos del antiguo pueblo de San Baltazar.
Estaba sobre la calle 11 Sur, entre la 19 y 21 Poniente. Pero la fábrica llegó a abarcar toda la manzana hasta la 13 Sur, a excepción de la casa número 1906, porque el dueño nunca quiso vender.
Más tarde, el dueño de La Unión, estableció la fábrica “La Reforma” que estaba en la 17 Poniente y 11 Sur. Existieron otras fábricas del ramo pero de menor importancia como San Jorge, Santiago, El Triunfo y Textiles Agua Azul.
Crecimiento del barrio
El barrio de Santiago comenzó a crecer a inicios del siglo XX . En 1922, surgió la colonia del Pensador Mexicano y a través de tres calles la ciudad de Puebla quedó unida con el barrio.
Fueron la Calle del Pensador Mexicano (15 Sur), la Calle de la Camelia (17 sur) y la Calle del Geranio (19 Sur). También surgieron todas esas calles donde ahora está ahora la UPAEP. Entonces el Barrio de Santiago quedó comprendido de la 9 a la 27 Poniente (donde está el Parque de las Ninfas), y de la 11 a la 25 Sur”, detalla .
En esa época muchos poblanos acostumbraban ir de día de campo al cerro de San Juan (hoy colonia La Paz). Paseaban por el rancho de San Sebastián que tenía prados muy bonitos, magueyales y su propio quiosco.
“También iban a las carreras de caballos que salían de la ermita de San Juan (cerro de La Paz) hacia la iglesia de Santiago, por la Calle de las Carreras, hoy vendría siendo la prolongación de la 19 poniente”, asegura el investigador .
En 1896 se había fundado el Velódromo que ocupaba una extensa área. Comprendía de la 11 a la 15 Poniente y de la 11 a la 13 Sur, es decir, el espacio de tres manzanas que eran más o menos 25 mil metros cuadrados, ubicados junto al Paseo Bravo (de la Clínica del IMSSS hacia el sur) .
“El antiguo velódromo era un espacio adecuado para ciclistas y se convirtió en un centro de reuniones para los poblanos. Así hubo hasta 1908, cuando se le dio un giro al recinto y se convirtió en el Parque España (que se llamó Parque Asturias y estaba en otra ubicación) , dice.
Ahí se practicaron deportes con una marcada influencia europea como el futbol, pero también se convirtió en un sitio de reunión para la comunidad española de Puebla. Después se volvió campo de beisbol.
Núcleo de élite poblana
Santiago estaba viviendo su mejor época por lo que se volvió un núcleo social de élite . Muchos empresarios comenzaron a invertir en la zona y muchas familias, en su mayoría integrantes de la comunidad española, se establecieron en quintas y viviendas del barrio.
Los mejores años del Barrio de Santiago fueron entre 1920 y 1950 . Ya estaba el Parque España, señala el investigador, quien agrega que, para 1936, Jesús Cien Fuegos, fundó El Toreo, la plaza de toros que estaba sobre la 19 sur, entre la 9 y 11 Poniente (hoy Chedraui).
Hacia el norte, el barrio de Santiago limitaba con el Paseo Bravo y con el rancho de San Sebastián, cuyo propietario cedió las tierras para establecer la Avenida Juárez que se comenzó a conformar con las primeras quintas que se construyeron y la llegada de la automotriz O ´Farril, sobre la 19 Sur, alrededor de 1936-39 .
En 1938 se inició la construcción de un nuevo edificio para la primaria del Instituto Oriente , sobre la 21 sur, entre la 9 y 11 Poniente (hoy UPAEP). La secundaria y preparatoria de la institución se establecieron en la 9 Poniente 1508.
Para 1950, William Jenkins fundó el club deportivo Alpha I, sobre la 21 sur entre la 9 y 11 Poniente. A un lado del Instituto Oriente.
Un santuario aristocrático
Hacia 1940 había llegado como vicario ecónomo a la iglesia de Santiago apóstol, monseñor Figueroa Ortega , quien más tarde se convirtió en párroco. Él nació en la Ciudad de México (1905) dentro del seno de una familia acomodada.
El padre recibió el sobrenombre de “Chanclas de oro” y estableció buenas relaciones con los feligreses más adinerados de la iglesia. Entonces monseñor Figueroa transformó la sencilla iglesia del Barrio de Santiago en un santuario aristocrático. El templo se volvió punto de encuentro para los creyentes de los más altos estratos sociales y las bodas más elegantes se realizaron ahí.
En esta época fue destruido el antiguo altar barroco y fue remplazado por trabajo de mampostería, una concha con sus angelitos, que fue elaborado por el escultor, Emilio Hernández Montiel.
Monseñor había revestido la fachada de la iglesia y comenzó a hacer lo mismo con una de las torres. Fue hasta donde le dio tiempo porque el Instituto Poblano de Antropología (IPA, hoy Instituto Nacional de Antropología e Historia) le canceló los trabajos. Por eso, en la actualidad las torres del templo lucen desiguales.
Vivir en Santiago
Monseñor Figueroa era de Ciudad de México y su familia tenía bastante dinero. Cuando lo mandaron para la iglesia de Santiago apóstol la iglesia estaba llena de humo y horrible. Entonces lo primero que hizo fue limpiarla, expone el padre José Merino, rector del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe conocido como La Villita.
“Según la costumbre de la época, lleno de cortinajes la iglesia para que no se viera lo feo de las paredes. También arregló el frente y puso la concha la dorada. Yo hice mucha amistad con el cuando estaba estudiando en el seminario, porque él era párroco de mi iglesia y yo en vacaciones me tenía que reportar con él” , señala.
“Hice muy buenas de migas con monseñor Figueroa, al que le decían el Chanclas de Oro y para él no era ofensivo. Tenía muy buen humor, se sabía muchísimos chistes que siempre me contaba” , agrega.
La familia Merino Benítez siempre vivió en la colonia Santiago. Cambiaron cuatro veces de ubicación dentro de la misma zona, antes de que su padre comprara su vivienda en la 13 poniente, entre la 23 y 25 sur.
José Merino recuerda su infancia con mucho agrado a pesar de que a los 12 años ingresó al seminario. Antes de ser seminarista, José estudio la primaria en el Instituto Oriente de Santiago , junto con sus hermanos varones, Guillermo y Roberto.
Comenta qué, para ir a misa, en esa época había que “vestirse de domingo”. El y sus hermanos, a pesar de su corta edad se vestían muy propios de corbata. La familia tenía la costumbre de ir misa a la iglesia de San Sebastián y saliendo compraban tamales en la esquina para desayunar en casa.
Aquellos viejos tiempos
José dice que cada año, a principios de enero, siempre había corridas de toros y traían muy buen cartel porque siempre se llenaban e inclusive venía gente de Ciudad de México a la plaza.
“El Toreo le hacía mucho ruido a la Plaza México, inclusive venía gente de la capital a las corridas de acá. Siempre estaba lleno. También se hacían otro tipo de espectáculos. Todo se escuchaba hasta la casa muy claro porque la ciudad no tenía tanto ruido”, advierte.
Parte de su diversión era ir a caminar encima de los carriles de los encierros para ver a los animales. Recuerda que el Parque Asturias estaba en la esquina de la 17 Sur y 9 Poniente. Frecuentaban el Paseo Bravo que dice era su cancha de futbol.
“Veníamos muy seguidos al Paseo Bravo. Todavía me acuerdo de César, el León, y de los osos, había un buen tanto de animales porque era el zoológico de Puebla. La rotonda esa donde ahora esta el quiosco servia para patinar. Había muchos juegos tubulares. Después se puso el Museo de Historia Natural, donde ahora están las oficinas del predial. Había un serpentario y un elefante disecado. Había muchas cosas interesantes” , comenta.
Merino recuerda una Puebla tranquila y segura , en la que una actividad común era andar por los caminos que todavía no estaban pavimentados, para llegar a un lugar de interés.
“Mis hermanos, mi hermana Carmen y yo, teníamos la costumbre de ir caminando con mi papá hasta el rancho de La Noria. El camino (23 Sur) era pura terracería. Donde había hierva y teníamos que atravesarla era muy bonito porque en el momento que pasábamos salían un montón de mariposas. En ese entonces el río Atoyac, que pasaba junto al rancho, estaba limpio, a veces íbamos a jugar y hasta nos metíamos un poco en el agua” , comenta con añoranza.
Zona universitaria
El siglo XX detonó la construcción de fraccionamientos residenciales en Puebla que contaban con todos los servicios y eran adecuados a la modernidad. El auge fue durante la segunda mitad del siglo. Poco a poco el barrio de Santiago se fue despoblando.
El auge de la despoblación de la zona fue aprovechado por la UPAEP que se quedó con el edificio del Instituto Oriente para su plantel. Asimismo, fue adquiriendo diversas propiedades de la zona para instalar sus escuelas y un museo. Obtuvo la propiedad del primer club Alpha que, por cierto, acaba de recuperar su vocación al ser instalada ahí el área deportiva de la institución.
Hoy la zona está repleta de estudiantes de Puebla y de otros estados, incluso extranjeros, que se alojan en las viviendas del Barrio de Santiago.