Beneficencia Española, 164 años de historia que iniciaron en el Barrio de El Alto en Puebla | Los tiempos idos

Inició en 1860 como una modesta Casa de Salud en la Calle de los Perros del barrio de El Alto (Avenida 12 Oriente, entre 14 y 16 Norte)

Erika Reyes / El Sol de Puebla

  · sábado 19 de octubre de 2024

El 21 de octubre de 1860 un grupo de españoles acordó fundar la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla. Foto: Sociedad Española de Beneficencia de Puebla

Durante el siglo XVI, se estableció en la antigua Ciudad de los Ángeles un sanatorio para socorrer solo a españoles que era administrado por religiosos. Fue durante la industrialización del siglo XIX, con la migración de gran cantidad de ibéricos al país, que el primer Cónsul de España en México, Francisco Preto y Neto, tuvo la idea de fundar la Sociedad de Beneficencia Española, para ofrecer atención y servicios médicos a sus connacionales.

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El 21 de octubre de 1860 se fundó la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla que inició como una modesta Casa de Salud en la Calle de los Perros del barrio de El Alto (Avenida 12 Oriente, entre 14 y 16 Norte). Para 1909, se trasladó al lugar que ha ocupado desde hace más de un siglo (Calle 19 Norte 1001) y en donde se ha convertido en uno de los mejores sanatorios del país. Hoy el Hospital Beneficencia Española de Puebla es conocido familiarmente como “La Bene”.

El Hospital Beneficencia Española de Puebla se ha mantenido en constante renovación y a la vanguardia hasta convertirse en uno de los mejores sanatorios de la República. Foto: Sociedad Española de Beneficencia de Puebla

Primeros sanatorios de la ciudad

Los primero hospitales que se establecieron en la Nueva España fueron conocidos como Casas de Caridad. Aparte de la atención que brindaban a los enfermos, se acogía a peregrinos, huérfanos, pobres, ancianos y desvalidos. Todos estaban al cuidado de mujeres viudas o pecadoras, que realizaban penitencia con esta labor. Más tarde, se comenzaron a establecer sanatorios eclesiásticos y la función que las mujeres desempeñaban, pasó a manos de religiosas de las diferentes congregaciones.

“El primer hospital que se estableció en Puebla fue el llamado “Hospitalito”, en 1533, dedicado a San Juan de Letrán; estaba calle 2 Sur, entre 7 y 9 Oriente (Museo Amparo). Años más tarde, en 1544, se fundó el Real Hospital de San Pedro en la calle 4 Norte, entre 4 y 6 Poniente (Museo San Pedro de Arte)”, expone el investigador David Ramírez Huitrón.

El registro más antiguo que se tiene de la propiedad data de 1634, cuando el capitán Alonso López Berrueco la construyó. Foto: Cortesía Michael Ochs. Año 1952

Refiere que todavía en el siglo XVI, se fundó el Hospital de San Roque (Juan de Palafox y Mendoza 605) por la Orden de la Caridad del Mártir San Hipólito. Fue el primer sanatorio que se creó para atender específicamente a los españoles sin recursos que venían al Nuevo Mundo, al ser Puebla un punto medio entre el Puerto de Veracruz y la capital de la Nueva España. Era administrado por los religiosos y también recibían ancianos y enfermos mentales. Después se convirtió en manicomio.

La orden religiosa que más hospitales fundó en la Nueva España fue la de San Juan de Dios. Su labor misericordiosa se extendió a lo largo de todo el país. En Puebla fundaron el Hospital de Izúcar (de Matamoros), el Hospital de la Villa de Atlixco, y el Convento-Hospital de San Juan de Dios en la ciudad capital que hoy alberga las oficinas del Sistema Estatal DIF (5 de mayo 1606).

Aspecto del primer edificio del Hospital Beneficencia Española de Puebla. Foto: Sociedad Española de Beneficencia de Puebla

Sociedades de Beneficencia en México

A partir de su fundación en 1531, Puebla se consolidó como la segunda ciudad más importante de la Nueva España al concentrar gran parte de la riqueza económica y cultural del país. Floreció hasta llegar a ser el sostén de la Corona española de sus reinos de ultramar, y se mantuvo fiel a la monarquía, incluso, cuando estalló el movimiento independentista en 1810.

Después de 290 años de dominio español, tras la consumación de la Independencia en septiembre de 1821, los últimos españoles que estaban al servicio de la Corona y que radicaban en Puebla, se dirigieron a San Juan de Ulúa, en Veracruz, para embarcarse a su lugar de origen.

Hacia 1835, Esteban de Antuñano estableció en Puebla la primera fábrica de hilados y tejidos de algodón mecanizada en el país, lo que generó desarrollo y progreso para la industria en México.

Paulatinamente, un grupo importante de españoles comenzaron a establecer más fábricas textiles. Comerciaban sus productos en México y en el extranjero, así fue como en el viejo mundo comenzó a correr la noticia de que Puebla era una ciudad pujante por su desarrollo fabril e industrial.

El inmueble colonial perteneció a las religiosas del convento de la Santísima Trinidad que había sido fundado en Puebla en 1593. Foto: Daniel Casas / El Sol de Puebla

“Después de que ambos países establecieron relaciones diplomáticas comenzaron a migrar un buen número de españoles que arribaban al país principalmente por el puerto de Tampico, en Tamaulipas, porque en esa ciudad vivía el primer Cónsul de España en México, Francisco Preto y Neto, quien era de origen catalán y había nacido en baleares”, refiere Julián Herrero, socio de la Sociedad de Beneficencia Española de Puebla.

Julián llegó a la ciudad de México a vivir con su tío en la colonia Álamos el 1° de diciembre de 1958. A los tres días de estar en el país su familiar lo llevo a la Sociedad de Beneficencia Española de México y lo hizo socio.

Comisión encargada de la compra del terreno en el rancho de Calva para el sanatorio español de la ciudad de Puebla. Foto: Sociedad Española de Beneficencia de Puebla

“Yo creo que él pagaba las cuotas, yo no tenía idea de qué se trataba pero me operaron tres veces, dos veces de la nariz y otro vez del tobillo. Luego perdí la tarjeta de socio y me borraron. Llegue a Puebla en el año 67 para dedicarme al ramo textil. Fue por los ochenta que me volví a hacer socio de la Beneficencia”, detalla.

Preto y Neto había desempeñado cargos importante en servicio del Estado español. Era un hombre culto, sensible, profundamente humano y con un gran espíritu de solidaridad.

Al llegar al país se dio cuenta que sus connacionales radicados aquí estaba pasando momentos difíciles provocados por la Independencia, les era difícil encauzar su vida y consolidar su posición, y el problema se agudizaba con la llegada de más españoles.

“Era un momento muy difícil y habían aparecido muchas enfermedades. Entonces para ayudar a los españoles que vivían en México fundó la Sociedad de Beneficencia Española”, señala Herrero.

La sociedad prestaría servicios de ayuda, apoyo y orientación a los ibéricos necesitados, además de servicios médicos. La idea fue aceptada por los españoles radicados en el país y así surgieron las primeras beneficencias, que poco a poco se fueron extendiendo hasta los últimos rincones del país.

La comisión encargada de la compra del terreno adquirió 8 mil metros cuadrados del rancho de calva, ubicado al norponiente de la ciudad. Foto: Colección David Ramírez Huitrón

“La Bene” de Puebla

La primera Sociedad de Beneficencia Española que se estableció en México fue la de Tampico, Tamaulipas, y a este le siguió la de Puebla de los Ángeles cuando un grupo de españoles fundaron la Junta de Beneficencia Española.

La primera reunión de esta junta tuvo lugar el 21 de octubre de 1860 por iniciativa de Claudio García. Se realizó en el domicilio de Nicolás de Teresa, ubicado en la Calle de la Compañía número 10 (Avenida Juan de Palafox y Mendoza, ente 2 y 4 Sur).

Ese día acordaron fundar la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla. En el acta se puede leer lo siguiente: “A pesar de ser 22 los concurrentes, se consideró que, con respecto a los españoles residentes en esta ciudad, formaban mayoría, pues varios de ellos estaban facultados por muchos de los ausentes para votar”.

El primer presidente de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla fue Domingo Gómez Rueda, un hombre con un gran sentido humano que trabajó incansablemente para que dicha sociedad prosperara.

“La Beneficencia inició como una modesta Casa de Salud para las familias españolas, y al paso del tiempo, se ha convertido en un hospital de primera categoría, actualmente recertificado y calificado como uno de los mejores del país”, expone Francisco Suárez Bonet, actual presidente de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla.

Suárez Bonet pertenece a una familia española de tradición relojera que este año cumple 101 años en Puebla, desde que su abuelo materno la fundara en 1923. De padre asturiano y madre catalana, Francisco nació en Puebla en 1943. Generación tras generación, su familia ha recibido la atención y los servicios médicos correspondientes, al pertenecer a la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla.

Una vez establecida la sociedad mutualista para españoles en Puebla, los que deseaban ingresar comenzaron a pagar una cuota mensual de 58 pesos con 80 centavos. Se desconoce el número exacto de los socios que formaban la institución, pero por las actas se deduce que eran alrededor de ciento cincuenta. Para sostenerla, sus integrantes españoles tuvieron que hacer muchos sacrificios, que poco a poco rindieron frutos.

Rómulo O´Farrill Silva ganó la carrera automovilística Puebla-Nautla, en 1925, tenía 28 años. Foto: Cortesía Museo del Automóvil Antiguo de Puebla

El primer español que se vio beneficiado con esta sociedad fue, Domingo de Ipiña, quien sufría demencia y estaba abandonado en el Mesón de San Francisco Gerónimo; se le comenzaron a dar cuatro reales diarios para su manutención (Octubre de 1861). La segunda obra sucedió en marzo de 1862, la Beneficencia costeó los gastos de entierro de Lorenzo Gámez. Ocho meses después, la sociedad cubrió los gastos de José María García, quien estaba demente y fue enviado a la Habana para que los asistieran unos parientes, fue la tercera ayuda.

Año 1955, en el imagen se aprecia a Atanacio Placeres, Isaac del Río, Francisco Tello, Eduardo Olivares, Carlos Zaragoza, Gonzalo Sánchez, Rafael Mendivil, Roberto Larragoiti, Antonio de P. Montiel, José Benegas y Mauricio Jiménez. Foto: Colección David Ramírez Huitrón

De Casa de Salud a hospital

Al parecer, la institución de beneficencia tuvo un período de seis años sin actividad, de 1867 a enero de 1864, cuando el canónigo Francisco Álvarez Valenciano, renovó la sociedad con apoyo de Claudio García y Luis Rueda, fungiendo como presidente, Vicente de la Hidalga.

El 26 de mayo de 1889, se dispusieron fondos para que la junta directiva se encargara de adquirir un inmueble que sirviera de asilo para los españoles que lo necesitaran.

Se creó una comisión que compró una vivienda detrás de la iglesia de San Francisco, sobre la Calle de los Perros (Avenida 12 Oriente, entre 14 y 16 Norte), en el barrio de El Alto, que se convirtió en la Casa de Salud de la sociedad.

La Casa de Salud fue inaugurada el 2 de mayo de 1890 y su primer director fue Francisco Marín, a quien le siguieron, Francisco Sánchez y Feliciano Hernández. Prestaron su ayuda como médicos: Isaac del Río, Agustín Galindo y Manuel Márquez. Trece años después, a partir del 16 de abril de 1903, los enfermos comenzaron a ser asistidos por las hermanas Josefinas.

El inmueble de la Casa de Salud carecía de las condiciones higiénicas indispensables para la atención de los enfermos por lo que ese mismo año, el 25 de octubre, se autorizó a la junta directiva comprar otra propiedad para la construcción de un sanatorio.

La comisión encargada de la compra del terreno, adquirió 8 mil metros cuadrados del Rancho de Calva, ubicado al norponiente de la ciudad.

El proyecto del ingeniero Carlos J. S. Hall fue el elegido para la edificación del inmueble, pero el no pudo terminarlo y fue el ingeniero Carlos Bello quien se encargó de la dirección de la obra hasta concluirla.

El 30 de noviembre de 1906, la Beneficencia Pública le concedió a la Sociedad de Beneficencia Española de Puebla todas las franquicias de la ley del 24 de febrero de 1900, que alude a instituciones de beneficencia privada.

“En mayo de 1909 fue inaugurado el nuevo sanatorio español, aquí en su ubicación actual (Calle 19 Norte 1001), en donde ha permanecido desde hace 164 años”, señala Manuel Álvarez Alonso, director general de la Beneficencia Española.

Refiere que, en ese momento, los enfermos tuvieron que ser trasladados con premura desde la Casa de Salud, porque el año anterior, en abril de 1908, se habían registrado fuertes temblores que dejaron el inmueble en condiciones alarmantes. Fue tan providencial el traslado que al siguiente día gran parte de la casa se desplomó.

Álvarez Alonso nació en una aldea de Galicia en la que fue criado por sus abuelos en ausencia de sus padres que habían migrado a Alemania. En la universidad conoció a su esposa, cuyos padres eran migrantes radicados en México. El y su esposa llegaron a la capital del país en 1987 y para el año 2000, ya radicaban en Puebla. Manuel se desempeñó como presidente del Círculo Español hasta que, el presidente de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla, Francisco Suárez Bonet, lo invitó a pertenecer al Consejo Directivo de “La Bene”. A partir de febrero de este año (2024), se desempeña como director general del hospital.

La Casa de Salud se ubicó en una vivienda en la antigua Calle de los Perros, detrás de la iglesia de San Francisco, (Avenida 12 Oriente, entre 14 y 16 Norte). Foto: Colección David Ramírez Huitrón

Vanguardia y modernización

La prosperidad y auge de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla inició en 1915.

Durante la epidemia de gripe que asoló a Puebla a finales de 1918, ingresaron al sanatorio español 60 pacientes, la mayor parte de ellos en estado de gravedad, pero ni uno solo perdió la vida. Cuando la peste bubónica hizo su aparición en Veracruz, en el año 1920, el sanatorio se acondicionó como lazareto para que los socios enfermos y sus familias fueran atendidos.

En 1923 se adquirieron varios aparatos modernos para mejorar las instalaciones del quirófano y salas, además de un gabinete de microscopía dotado con un microscopio Spencer y otros adelantes para preparación de vacunas, favoreciendo el desarrollo científico en Puebla.

Para agradecer a sus clientes su preferencia, Centro General, hacía rifas de automóviles último modelo, como este Maverick que se aprecia en la fachada de la tienda de 2 Poniente 307. Foto: Cortesía Alfredo Brito Vivanco

Décadas antes, se había adquirido material de cirugía proveniente de Estados Unidos y se compró un transformador en Alemania para modificar la corriente de trifásica a monofásica.

La sociedad mutualista siguió progresando hacia 1928, cuando se completó la instalación del hospital y se modernizaron sus salas de trabajo. Se adquirió un equipo completo de Rayos X, una mesa para radiografías y una sala de radioterapia. Se mejoraron el laboratorio de Biología y la sala de operaciones. También se terminaron los pabellones Benigno Rodríguez, Antonio Fernández Río y Domingo Gómez Rueda.

En mayo de 1909 los enfermos de la Casa de Salud tuvieron que ser trasladados con premura a su nueva ubicación al norponiente de la ciudad, su ubicación actual. Foto: Sociedad Española de Beneficencia de Puebla

Hacia 1929, bajo la presidencia de Antonio García Meléndez se adquirieron nuevos terrenos para ampliar la Casa de Salud. Los trabajos quedaron terminados al año siguiente..

En 1956 el Consejo de Administración del Parque Recreativo Español (hoy Parque España) donó todos sus bienes en favor de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla.

En el año 2010, con motivo de la celebración por los 150 años de la Sociedad Española de Beneficencia de Puebla, la institución puso a disposición de asociados y sociedad en general la Torre de Consultorios, un complejo médico con múltiples servicios hospitalarios.

“A diferencia de otros hospitales privados de la ciudad con los que tenemos una relación de respeto, amistosa y cordial, es que somos un hospital institucionalizado cuyo Consejo Directivo es gente de honor que trabaja sin salario. Además, tenemos todo, desde una unidad de urgencias hasta terapia intensiva adulta, vascular y pediátrica. Dos situaciones que nos agregan mucho valor es que la unidad de maternidad y la de pediatría están aisladas, es decir, no se mezclan con las de los demás pacientes por cuestiones de seguridad de madres y niños”, detalla Manuel Álvarez.

“Con nosotros colaboran más de 500 médicos que todos los días conviven con nuestros quirófanos de primer nivel y ofrecen consultas a nuestros asociados y sociedad en general en la Torre de Consultorios. Tenemos aparatos de última generación como una sala de hemodinamia, tomógrafo, resonador, en fin. Pero lo que más pondero de ´La Bene´ es su capital humano, el hospital va más allá de algún procedimiento, siempre hay alguien que da la cara y está al pendiente de ti. Somos un hospital con corazón”, concluye el entrevistado.

La primera medida que Álvarez Alonso implemento como director general de la Beneficencia Española de Puebla fue otorgar una habitación gratuita para las familias de las personas que ingresan a terapia intensiva, con el objeto de que puedan descansar y retraerse de su angustia y su dolor, sin andar deambulando por el hospital.

Desde su establecimiento en el rancho de Calva, en el sitio que ha ocupado desde hace más de un siglo (Calle 19 Norte 1001), el Hospital Beneficencia de Puebla, se ha mantenido en constante renovación, no ha dejado de perfeccionar sus instalaciones y se ha mantenido a la vanguardia científica hasta convertirse en uno de los mejores sanatorios de la República.

Referencias:

 Libro “La Sociedad Española de Beneficencia de Puebla”, 150 años de una fraternidad, escrito por Ignacio Caso Menéndez y Luis R. Otero Sánchez