Biblioteca Palafoxiana, la primera pública del país y de América | Los tiempos idos

La integran 45 mil 059 volúmenes divididos en tres colecciones escritos en 14 idiomas y distribuidos en 54 materias

Erika Reyes / El Sol de Puebla

  · sábado 23 de noviembre de 2024

La Biblioteca Palafoxiana está conformada por 45 mil 059 volúmenes divididos en tres colecciones escritas en 14 idiomas y distribuidos en 54 materias. Foto: Cortesía Juan C. Méndez

La Biblioteca Palafoxiana data de 1646. Es la más rica en impresos de Hispanoamérica y está conformada por 45 mil 059 volúmenes divididos en tres colecciones escritas en 14 idiomas y distribuidos en 54 materias.

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Debe su nombre a quien llegó a la Puebla de los Ángeles en 1640 para tomar el cargo de obispo, Juan de Palafox y Mendoza, quien fue precursor de ésta, la primera biblioteca pública de México y del Continente Americano. Actualmente es Memoria del Mundo por la UNESCO.

La personalidad afanosa, potente y productiva de Palafox, lo convirtió en figura central del siglo XVII en Puebla, dejando un notable rastro que perdura hasta nuestros días. No solo terminó la inconclusa Catedral angelopolitana en nueve años, también construyó 36 templos, y restauró más de 50 y más de cien retablos, además de colegios, hospitales, casas episcopales, curatos, fachadas, instituyó la cátedra de la lengua Náhuatl que él mismo practicaba, fundó el Colegio de San Pablo y el Palacio Episcopal.

Además, recorrió la extendida diócesis de Tlaxcala con sede en la Puebla de los Ángeles, y concibió las constituciones de la Real y Pontificia Universidad de México que la gobernaron una centuria y media. Escribió 14 tomos sobre temas espirituales, religiosos e históricos, que formaron parte del primer acervo de la biblioteca.

El texto más antiguo de la Biblioteca Palafoxiana data de 1493. En su acervo cuenta con nueve incunables, es decir, libros impresos antes del 1 de enero de 1501, entre ellos, precisamente el que les dio el nombre de “incunables”. Foto: Wikipedia

Acerca del fundador de la biblioteca

Juan de Palafox y Mendoza nació el 24 de junio de 1600 en Fitero, Navarra, España. Fue nombrado obispo de Puebla de los Ángeles el 3 de octubre de 1639. Al llegar a la Nueva España para tomar su cargo encontró una serie de problemas de jurisdicción real y eclesiástica, además de corrupción, omisión de los mandamientos de la Corona desde el propio poder virreinal, confrontación de religiosos con el poder, principalmente jesuitas y franciscanos, y también escasez de recursos o pérdidas económicas.

Palafox había llegado a la Puebla de los Ángeles no solo como obispo, sino como visitador general de Felipe IV. Su misión era cuidar los derechos de la iglesia y el trono de España, así que dio cuenta de todas las irregularidades que encontró a través de sus informes al Consejo de Indias y su correspondencia personal con el propio rey. Más tarde, se convirtió en arzobispo y virrey, gobernador y capitán general.

Fabián Valdivia Pérez, director del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP). Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

Su huella sobrepasó el cuidado y asesoramiento espiritual que proporcionaba a la comunidad y a los miembros de las iglesias y congregaciones. Destacó su literatura ascética (textos de literatura espiritual que tratan de las reglas que conducen a la perfección religiosa) pasando por su labor de gobierno como hombre de la Monarquía española en un momento de máxima tensión de la misma, los años cuarenta del siglo XVII, cuando la crisis constitucional en los reinos que la componían afectaron también a los virreinatos de Indias.

Regresó a España en 1649 por órdenes del rey Felipe IV. El 23 de mayo de 1653 fue nombrado obispo de Osma en donde murió en 1659.

Juan de Palafox y Mendoza fue promotor del libre acceso a la información al donar su librería formada por cinco mil volúmenes a los Seminarios Tridentinos. La litografía es un retrato de 1642. Foto: Litografía de la V. de Murguía e hijos

Origen del acervo y de la bóveda que lo resguarda

Juan de Palafox y Mendoza fue promotor del libre acceso a la información al donar su librería formada por cinco mil volúmenes a los Seminarios Tridentinos (San Juan, San Pedro y San Pablo), los primeros de la Nueva España ubicados en Puebla. Esto para el servicio de toda la población, tanto civil como religiosa.

Dicha donación se realizó el 5 de septiembre de 1646 ante el Notario Nicolás Valdivia. La sesión de derechos fue aprobada por Cédula Real en diciembre de 1647 y fue confirmada por el Papa Inocencio X en 1648.

De esta forma, Palafox se convirtió en precursor de la primera biblioteca pública de México y del Continente: la Biblioteca Palafoxiana. Actualmente, es la más rica en impresos de Hispanoamérica y está conformada por 45 mil 059 volúmenes que giran alrededor de temas que los seminaristas abordaban sobre teología, filosofía, derecho canónico, catecismo, doctrina y sagradas escrituras, escritos en lenguas muertas, hebreo, latín, sánscrito, caldeo y griego.

Con la categorización del archivo el público puede acercarse a los miles de volúmenes. Foto: Daniel Cortés / El Sol de Puebla

La obra literaria e histórica de Palafox está contenida en 14 tomos publicados en 1762, que han sido traducidas al francés, al italiano, al alemán y al andaluz. El erudito Marcelino Menéndez Pelayo, reconocido filólogo, crítico literario, historiador de las ideas y político de finales del siglo XIX y principios del XX, lo consignó entre “las cien mejores plumas españolas”.

Con el paso del tiempo, el acervo de la biblioteca se incrementó gracias a Francisco Fabián y Fuero, obispo de la Puebla de los Ángeles del 4 de febrero de 1765 al 13 de septiembre de 1775, quien ordenó integrar los libros de los Colegios Jesuitas tras la expulsión de esta orden por el rey Carlos III, en 1767. Al igual que Palafox, él cedió su biblioteca personal en 1772.

Posteriormente, se sumaron a la biblioteca los acervos de obispos como Manuel Fernández de Santa Cruz, Francisco Pablo Vázquez y José Francisco Irigoyen. Después de la Reforma, se incorporaron volúmenes de los colegios religiosos. Para ello se agregó el tercer piso de anaqueles, respetando su fisonomía original y el trabajo de ebanistería.

Fue Fabián y Fuero quien en 1773, levantó en el Colegio de San Juan (Casa de la Cultura) la bóveda que desde entonces resguarda el acervo de la Biblioteca Palafoxiana. La dotó de los primeros pisos de estantería de maderas finas y puso la barandilla alta.

Las puertas de madera labrada del portón, tienen los escudos de la Casa de Ariza y los de Armas de Palafox. Sobre la misma puerta de entrada, hay una estatua de cuerpo entero de Palafox y Mendoza en cuyo pedestal se lee:

“El V.S.D. Juan de Palafox dejó a la iglesia un Seminario al Estado una fuente de luz”.

La biblioteca tiene una longitud de 43 metros. El piso original es de ladrillo rojo y azulejo. Los tres cuerpos de la estantería están subdivididos en 824 casilleros cubiertos con telas de alambre que almacenan su valioso acervo. En el sitio existe también un atril circular con movimiento giratorio en el que se colocaban libros de gran formato para facilitar al lector la consulta. Las seis sillas y las mesas de tecali y marquetería, se siguen conservando.

El acervo de la biblioteca se incrementó gracias a los obispos Francisco Fabián y Fuero, Manuel Fernández de Santa Cruz, Francisco Pablo Vázquez y José Francisco Irigoyen

Acerca del destacado acervo de la Palafoxiana

Sus 45 mil 059 volúmenes datan del siglo XV al XIX, y la menor cantidad del siglo XX. La biblioteca está formada por tres colecciones: libros, manuscritos e impresos sueltos. Están distribuidos en cinco materias: derecho canónico, teología, patrística, pontífices, homilética, liturgia, hagiografía, derecho civil, historia civil, medicina, filosofía, geografía, literatura, química e industria, entre otros. Contiene textos en 14 idiomas, como español, latín, francés, italiano, inglés, portugués, alemán, holandés, náhuatl, mixteco, griego, hebreo y árabe.

La Crónica de Nuremberg, escrita por Hartman Schedel y que data de 1493, es el texto más antiguo de la Biblioteca Palafoxiana.

Pero su acervo cuenta con nueve incunables, es decir, libros impresos antes del 1 de enero de 1501, entre ellos, precisamente el que les dio el nombre de “incunables”. Es el libro holandés Cornelio Van Veughen que fue impreso por Anton Koberger; fue ilustrado con dos mil figuras grabadas por Miguel Wohigemuth; el impreso fue realizado en caracteres góticos sobre papel de lino; algunas páginas están iluminadas en colores y reproducen cartas geográficas, hechos militares, poblaciones, mapas, etcétera.

Hay en su haber un libro americano primitivo, nombrado así por la tardía llegada de la imprenta a este tipo de libros, es de 1575 y fue impreso en México en Casa de Pedro Balli. Es la “Doctrina Cristiana” escrita en lengua castellana y mexicana por un religioso agustino llamado fray Juan de la Anunciación.

También destacan, el Atlas de Ortelius, impreso en Amberes, Bélgica, en 1584, hecho por el cosmógrafo y cartógrafo andaluz Abraham Ortelius, geógrafo real de Felipe II en 1575. Fue impreso en 1570 y contiene 53 mapas grabados al cobre, así como la Synonimia Geographica de 1578.

La Biblia Políglota o Biblia Regia escrita en ocho volúmenes en idiomas como el griego, latín, hebreo y caldeo por Benedicto Arias Montaño, entre 1569 y 1573, es otro.

Además de su colección de libros antiguos, contiene una importante colección de folletería y pliegos sueltos, documentos del contexto previo a la Independencia del país y manuscritos para estudiar la historia de México.

Su colección de manuscritos es de 5 mil 345, testimonios únicos de las diferentes etapas de la Biblioteca Palafoxiana, documentos administrativos del gobierno eclesiástico, y escritos en los que se plasma la vida intelectual y religiosa del Real Seminario Palafoxiano, primero en América.

De igual forma, su acervo resguarda los ejemplares del primer periódico que se publicó en México y se imprimió en la Angelópolis: La Abeja Poblana, parteaguas del periodismo en el país. Su tiraje alcanzó los 200 ejemplares. Estaba compuesto por cuatro páginas y su publicación era semanal. Tenía un costo de seis pesos y seis reales por año. En el Suplemento número 14, contiene el Plan de Iguala, promulgado el 24 de febrero de 1821.

La obra literaria e histórica de Palafox está contenida en 14 tomos publicados en 1762, que han sido traducidas al francés, al italiano, al alemán y al andaluz, y formaron parte del primer acervo de la biblioteca. Foto: El Sol de Puebla

Memoria del Mundo

En 1976, el presidente José López Portillo, hizo una donación económica que permitió, además de restaurar el Colegio de San Pedro y el antiguo Palacio Episcopal, anexar una oficina a la biblioteca dedicada a los investigadores que lleva el nombre de Dr. Hugo Leicht, antiguo bibliotecario de la Palafoxiana y autor del libro “Las Calles de Puebla”.

El 31 de julio de 1981, el gobierno federal decretó como Monumento Histórico de México a la Biblioteca Palafoxiana. De esta manera la elevó a la máxima jerarquía garantizando su conservación y preservación.

Por su variedad y riqueza bibliográfica, en 2015, fue declarada Memoria del Mundo por la UNESCO. Con ello adquirió responsabilidades y tareas para conservarse como hasta ahora por mil años más al servicio de la ciencia y la cultura.

Referencias:

1. “Biblioteca Palafoxiana, Memoria del Mundo/ UNESCO”, folleto editado por la Secretaría de Cultura para el Gobierno del Estado 2005-2011

2. “Breve Noticia Histórica de la Biblioteca Palafoxiana y de su Fundador: Juan de Palafox y Mendoza; y los Colegios de San Juan, San Pedro y San Pablo”, escrito por Pedro Ángel Palou en 1991, para el Gobierno del Estado. Edición conmemorativa de los 345 años de la fundación de la Biblioteca Palafoxiana

*Disponibles para su consulta en el Archivo General Municipal de Puebla (AGMP)