Fundado en 1948 en el corazón de la ciudad de Puebla, Caldos Angelita es un negocio familiar que ha perdurado a lo largo de tres generaciones y que se ha consolidado como un icono de la cocina tradicional mexicana en la región, actualmente cuenta con dos sucursales vigentes, en los números 1006 y 407 de la calle 9 Norte del centro histórico.
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La historia de Caldos Angelita se remonta a 1948, cuando la señora Ángela García abrió un pequeño puesto de comida mexicana en un zaguán de la 9 Norte número 607, entre 8 y 6 Poniente, con la intención de vender alimentos a los residentes del centro histórico y a los visitantes que llegaban a la ciudad.
Los primeros platillos que ofreció fueron el mole poblano y el caldo de gallina, los cuales rápidamente se popularizaron entre la clientela. De acuerdo con testimonios que se relataron, al poco tiempo conoció a su futuro esposo el señor Rafael Vázquez, quien era chofer de los camiones Cholula.
“Se fundó en ese año, ella empezó a vender en ese zaguán comida mexicana, a la gente le gustó mucho el caldo de gallina, con la intención de darle un platillo cercano a las personas”, relata Fabián Ramírez, uno de los trabajadores de los caldos.
Expansión del negocio
Años más tarde, el esposo de la señora García, el señor Rafael, se involucró en el negocio y juntos abrieron dos sucursales más en la misma 9 Norte y cerca de la terminal de autobuses en la CAPU, sobre boulevard Norte.
Posteriormente, la hija de la pareja, Ana María Vázquez, y su familia abrieron dos sucursales adicionales: una en la calle Saúl Colombres y otra en el Bulevar Xonaca. De esta manera, Caldos Angelita se fue expandiendo y consolidando su presencia en la ciudad de Puebla, aunque estas terminaron cerrando, al igual que la de la CAPU.
Hoy día a las dos sucursales (1006 y 407) les dicen Angelita, pero en un principio la de 12 Poniente se llamaba Caldos San Rafael, pero las personas justo la reconocen como Angelita por tanta historia que tiene en el centro afirma Fabián.
Pandemia, apoyaron a la gente
Uno de los momentos más significativos en la historia de Caldos Angelita fue durante la pandemia de COVID-19, cuando el establecimiento regaló comida a las personas que más lo necesitaban, como muestra de agradecimiento por el apoyo brindado a lo largo de los años. Esta acción solidaria dejó una huella imborrable en la memoria de la comunidad y reforzó el compromiso de la familia García-Vázquez con sus raíces y su entorno.
“Aquí el nieto, Miguel, se puso a regalar comida, para regresar un poco lo que recibieron ellos, él sabía que eran tiempos difíciles y que las personas necesitaban de estos alimentos (…) la gente estaba bastante agradecida, será algo que se quedará en la historia del lugar”, asegura el trabajador.
En aquel 2020, esta casa editorial entrevistó a Miguel Ángel Vázquez, nieto de los fundadores, quien comentó:
Tenemos que tocarnos el corazón este lugar es de mucha tradición para comer, nosotros estamos regalando un poco de lo que por tantos años los clientes nos han dado, es una forma de agradecer a los clientes y en sí a la comunidad de parte de todos los que aquí laboramos, Es mostrar un poquito de corazón que creo en estos tiempos es bueno hacerlo
Se dice que se llegaron a entregar hasta 200 paquetes de alimento consistentes en adobo, arroz y tortillas en apoyo a las personas de la zona del centro histórico de Puebla.
Tercera generación opera el negocio
Actualmente, Caldos Angelita es operado por la tercera generación de la familia, quienes se encargan de continuar vendiendo los tradicionales platillos mexicanos que han hecho famoso al establecimiento, como el mole poblano, el caldo de gallina, los mixiotes, los tuétanos y los chiles en nogada.
“El nieto intenta que la tradición no se vaya a perder, sin él el negocio no puede continuar esto, es fundamental para que siga operando, se está dando lo mejor a las personas para que sigan viniendo al negocio. Si las personas no han tenido la oportunidad de venir, les hacemos la invitación a que conozcan más”, agrega Fabián.
En redes sociales, como Facebook, algunas personas relatan su experiencia tras haber acudido a este negocio poblano: “Mi abuelo me llevaban desde los 6 años en el primero”, “Hasta la fecha sigo acudiendo y llevo a mi familia y amigos”, “Si eres poblanos has comido sus caldos de gallina”,
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En conclusión, Caldos Angelita es un ejemplo de cómo un negocio familiar puede trascender generaciones, mantener su esencia y adaptarse a las necesidades de la época, convirtiéndose en un clásico de la gastronomía de Puebla.