Cada año cientos de católicos acuden a la iglesia de Santa María Mayor, ubicada en Italia, para visitar la tumba del beato Carlo Acutis, quien es considerado el santo más joven del XXI. Fue nombrado como el patrón del internet, ya que se dedicó a difundir su dogma a través de las redes sociales, convirtiéndose así, en un experto de la tecnología.
‘El influencer de Dios’ fue reconocido por los líderes eclesiásticos de manera oficial en el año 2020, luego de que supuestamente orquestara un gran milagro. Se explica que dedicó su vida por completo a la religión, esto lo llevó a ser un referente entre los miembros de la congregación a nivel internacional.
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Él murió cuando era un adolescente, no obstante, a su corta edad ya había dejado un importante legado en la iglesia. Su madre confesó que a su funeral llegaron muchos desconocidos, en su mayoría gente en situación de calle o enfermos, que querían verlo por última vez para dar gracias por la ayuda que les brindó.
LA HISTORIA DE CARLOS ACUTIS
Carlo nació en Londres en el año 1991, en una familia italiana de clase alta, no obstante, su madre llamada Antonia, señala que él siempre fue humilde y centrado, pues el dinero no lo cegó. Ella explicó que su hijo era como cualquier otro niño, le gustaban los videojuegos y la nutella, al poco tiempo cambió de hábitos por el bien de su salud.
Su niñera fue la primera persona en hablarle directamente de Dios, así que él se interesó por el tema, y después se los compartió a sus amigos, para cumplir con este objetivo, Carlo optó por usar el internet, esto lo convirtió en un especialista de los ordenadores.
En sus intervenciones solía usar referencias de la era digital: “Todos los hombres nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias, ¡no dejes que eso te pase a ti!”, esto hizo que pudiera conectar más rápido con su audiencia.
Más tarde, él formó una relación muy cercana con uno de los muchachos que trabajaba en su casa llamado Rajesh, quien relata que luego de convivir con Carlo, decidió formar parte de la misma religión:
“Me decía que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Pedí el Bautismo cristiano porque él me contagió y cautivó con su profunda fe, su caridad y su pureza. Siempre le consideré como alguien fuera de lo normal, porque un chico tan joven, tan guapo y tan rico normalmente prefiere llevar una vida distinta”, contó el empleado originario de la India.
Su madre mencionó que, durante sus primeros días de clases, el beato solía comportarse como ‘el payaso de la escuela’, pero luego comprendió que eso no era correcto, además, añadió que jamás tuvo una relación amorosa, pues él quería guardar su sexualidad hasta que conociera a la mujer que sería su esposa.
Esto lo llevó a profesar la castidad en su colegio, aunque sus compañeros no siempre atendían sus recomendaciones, esto lo ponía triste, pues él consideraba que “la sexualidad era algo muy especial y tenía que ser para el propósito que Dios la había creado”, relató la señora Antonia.
A los 11 años, comenzó una investigación religiosa para hacer una recopilación de todos los milagros presenciados por la fe católica, para ello viajó a varios países para documentarse, al final su obra fue traducida a diferentes idiomas, se puede leer al copiar y pegar el siguiente link en el buscador: http://www.miracolieucaristici.org/
En el verano del 2006, al cumplir 15 años le dijo a su madre que tenía la intención de convertirse en sacerdote, esto la puso muy feliz, sin embargo, a los pocos días Carlo empezó a tener una gripe inusual, por lo que fue trasladado al hospital, antes de entrar al nosocomio se despidió de Antonia, y luego murió por una leucemia fulminante.
Su cuerpo fue tratado para que se conservara en buen estado, y así los creyentes tengan la posibilidad de visitar su tumba. Su mamá mencionó que al sepelio llegaron muchas personas desconocidas: “Un montón de gente me hablaba de Carlo, y yo no sabía nada. Me daban testimonio de la vida de mi hijo, y yo me sentía huérfana”.
SU MILAGRO Y ¿QUÉ SE LE PIDE?
El 12 de octubre del 2010 a la capilla de Nuestra Señora Aparecida de Campo Grande, ubicada en Brasil, llegó un niño muy débil a quien le diagnosticaron páncreas anular, él se acercó a las reliquias de Carlo, para besarlas y pedir por su salud.
Cuentan los fieles que después de ese momento, el menor dejó de sentirse mal, y tras acudir al médico, le dijeron que estaba completamente curado. Este suceso fue suficiente para beatificarlo.
Monseñor Ennio Apeciti, responsable de la Oficina para las Causas de los Santos de la Archidiócesis de Milán, precisó: “su fama de Santidad se ha difundido por todo el mundo, de forma misteriosa, como si Alguien quisiera darlo a conocer. En torno a su vida ha sucedido algo grande, frente a lo cual me arrodillo”.
Debido a sus dotes tecnológicos, los creyentes pueden pedirle por su bienestar ante los problemas derivados de la tecnología, asimismo, se le han atribuido otros milagros eucarísticos. De la misma forma, es una figura popular entre los miembros más jóvenes de la iglesia.