En la primera mitad del siglo XX, Ciro Molina Gutiérrez trajo desarrollo a la industria y al comercio de la Angelópolis.
El empresario fundó la primera radiodifusora de la ciudad y la primera planta de gas en el estado: Cía. Hidro Gas de Puebla, equipada con las tecnologías más innovadoras del momento, con la que consolidó un negocio redondo en el servicio de gas doméstico.
De igual forma, introdujo los primeros aparatos que alegraron y facilitaron la vida de los poblanos, como máquinas de escribir, fonógrafos, televisores, refrigeradores y estufas de gas, que vendía en su famosa “Agencia Grafos”.
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Así comenzó su historia
Ciro Molina Gutiérrez nació en el seno de una familia de abolengo de Zacapoaxtla, Puebla, el 10 de diciembre de 1891. Fue el primero de cinco hijos varones que procrearon, Miguel Molina y Molina y Virginia Gutiérrez de Molina, quienes eran un matrimonio arraigado a la región, muy conocidos y respetados.
Cursó la preparatoria en un colegio jesuitas de Puebla, pero volvió al terruño de sus padres cuando los carrancistas llegaron a la ciudad. Cuando tenía 26 años de edad, Ciro regresó a la Angelópolis para servir al estado como diputado local constituyente por el municipio de Zacapoaxtla.
Ya instalado en Puebla, en 1919, se inició como representante de la casa F. Armida and Co. de la Ciudad de México para la venta de máquinas de escribir. Actividad que ese mismo año lo llevó a establecer en los portales la casa comercial conocida como Agencia Grafos.
“Don Ciro Molina fue un pionero, introdujo las primeras máquinas de escribir, aparatos fonográficos (vitrolas) R.C.A. Victor, radios Philco y discos reproductores de música que vendía en su agencia. Además, fundó la primera radiodifusora en Puebla y comenzó a vender estufas de gas ¡aun cuando no había el combustible en la ciudad! Después, para alimentar las estufas que vendía, introdujo el hidrocarburo y estableció la primera planta de gas en Puebla”, detalla el investigador Gustavo Velarde Tritschler.
A mediados del siglo XX, Ciro Molina también comenzó a vender las primeras televisiones y refrigeradores eléctricos en su Agencia Grafos, ubicada en el Portal Hidalgo 12 (hoy segundo local del Pasaje del Ayuntamiento hacia el poniente, junto al Hotel Royalti).
“La tienda se comenzó a conocer por céntrica y por introducir aparatos que no se conocían en Puebla. Incluso, sus radios llegaron a ser utilizados en el ayuntamiento para reproducir música en el zócalo. Por ejemplo, para los famosos paseos dominicales bajo el toldo que se ponían frente del Palacio Municipal”, señala.
Un hombre de negocios
Su actividad como representante de la casa F. Armida and Co. lo llevó a conocer a Emilio Azcárraga Vidaurreta, padre de Emilio Azcárraga Milmo, fundador de Televisa, quien en aquella época también vendía las máquinas de escribir y los aparatos para reproducción de música, expone su nieto, Ciro Alberto Molina González de la Llave, quien al igual que su abuelo y su padre, se dedicó a la industria de gas muchos años.
Refiere que la relación comercial entre su abuelo y Azcárraga se volvió muy estrecha y, debido a las ambiciones de progreso de los dos hombres de negocios, se consolidó en amistad. Una amistad que para el año de 1930 los llevó a inaugurar sus radiodifusoras.
El lunes 6 de octubre de 1930, Ciro Molina Gutiérrez inauguró la X.E.V “Antena Difusora de Oriente”, que fue la primera estación de radio en Puebla, lo que lo convirtió en pionero en este ramo. Días antes, el 18 de septiembre, Emilio Azcárraga había inaugurado la X.E.W. (W Radio) en la ciudad de México.
“La X.E.V. estaba ubicada en la actual Avenida Reforma 125. El programa inaugural salió al aire a las ocho de la noche y con un concierto. Azcárraga Vidaurreta tenía intenciones de que esta radiodifusora fuera una sucursal de la X.E.W. en Puebla pero por diferentes circunstancias, eso no sucedió”, detalla.
Durante los seis años que se mantuvo la radiodifusora X.E.V., sus estudios se engalanaron con las voces de artistas de la época como el tenor Gabriel Bonilla Grajales, la soprano María de Jesús Tagle, Agustín Lara, Juan Arvizu, al doctor Alfonso Ortiz Tirado, José Luis Herrera Ramírez “Pantaleón” y María Greever. Pianistas como el Chato Carranza, Rogelio Ránsoli, Guadalupe Arriola de Greco y el poeta Salvador Fidel Ibarra.
El cambio de tecnología
Velarde Tritschler narra que en Puebla se cocinaba en braseros o fogones con carbón. La década de los años treinta del siglo XX fue una época de transición. Pemex empezó a vender las estufas de petróleo y muchas personas comenzaron a adquirirlas. Pero el uso de estas tenía grandes inconvenientes.
“Había que tener mucho cuidado con el cocimiento de los alimentos para que no se impregnaran de olor a petróleo. Las ollas tenían que estar bien tapadas porque si no de alguna manera se olía a la famosa tractolina, que era el combustible. Además, había humo y olores tóxicos”, advierte.
El gas era un combustible nuevo y todavía no llegaba a la ciudad. Pero al hombre visionario no le importó que no hubiera el hidrocarburo en Puebla. Para 1937 Ciro Molina empezó a ofrecer las estufas de gas en la Agencia Grafos.
“Don Ciro hizo una campaña publicitaria en la que ofrecía las estufas de gas con dos tanques gratis. Decía: ´Compre su estufa y llévese gratis sus tanques de gas´. Las primeras estufas las comenzó a vender en 1938. La campaña y la promoción la mantuvo hasta que llegó el gas y entonces también empezó a vender los tanques”, asegura.
Incansable emprendedor
Tal y como lo prometió en su campaña publicitaria, el gas llegó a la ciudad cuando lo introdujo él mismo en 1939. Tres años después, el 25 de abril de 1942, Ciro Molina estableció la primera gasera en el estado: Cía. Hidro Gas de Puebla, S.A. de C.V.
La planta estaba en la 24 poniente 902, colonia Santa Anita. Era una empresa destinada a satisfacer las necesidades de consumo de gas doméstico que había iniciado con un capital de 25 mil pesos, un camión de reparto y diez empleados.
“Fue la primera planta de gas líquido en Puebla”, advierte Velarde.
El empresario había consolidado un negocio redondo en el que, ya no solamente comercializaba las estufas y los tanques, también vendía el gas para alimentarlos.
“Para 1951, Ciro Molina volvió a adelantárseles a los empresarios de la época al introducir un nuevo servicio doméstico de gas: el tanque estacionario para los hogares poblanos, las famosas cochinas que se instalan en las azoteas”, subraya.
Ese mismo año (1951), estableció una segunda gasera en la Avenida 46 Poniente de San Felipe Hueyotlipan. Pero la demanda fue creciendo, así que años después amplio la planta nuevamente. En 1973 inauguró una tercera planta de mayor dimensión en San Pablo Xochimehuacán.
Ciro Alberto, el nieto, enfatiza que esta planta de Hidro Gas tuvo una inversión de 7 millones 500 mil pesos (antiguos) y ocupó una superficie de 23 mil metros cuadrados. Se convirtió en la más moderna del país. Fue equipada con el más innovador y seguro sistema de llenado de cilindros, con distribución a través de pipas en la ciudad. Contó con una capacidad de almacenamiento de 500 mil litros de gas y la posibilidad de cubrir todas las necesidades de la población en servicio de gas doméstico.
“El gran legado de don Ciro Molina fue haber introducido el gas a Puebla. No hay duda que tarde o temprano algún otro empresario lo habría hecho pero seguramente se hubieran tardado 5 o 10 años más. Realmente fue un pionero en todo lo que emprendió”, concluye el investigador.
El legado de un empresario
El hombre pionero que tanto desarrollo industrial trajo a Puebla, falleció en abril de 1981 a la edad de 90 años, en su domicilio particular ubicado en Avenida Juárez 1507.
Don Ciro Molina se casó a la edad de 40 años con Alicia Landero Betancourt. Procrearon dos hijos: Ciro Alberto y Jaime Ramón Molina y Landero, quienes se dedicaron al negocio como su padre. Su segundo hijo no tuvo familia y el primogénito se casó con Rosalinda González de la Llave Soriano y tuvieron 4 hijos, Ciro Alberto, Rosalinda Alicia, Alicia y Jaime Molina González de la Llave.
Su nieto Ciro Alberto, dice que tanto él como sus hermanos lo recuerdan con mucho cariño. Asegura que su abuelo era quien reunía a la familia. Los fines de semana los llevaba a la ciudad de México a visitar a su hermano o los llevaba a Zacapoxtla, en donde también era muy querido. Comenta que antes de morir, el deseo de su abuelo fue que un mural del Luis Toral González, artista plástico zacapoaxteco, que estaba en su domicilio, reposara en los muros del Palacio Municipal de su tierra natal. Deseo que se cumplió gracias a sus hijos y hoy decora el salón de Cabildo.
Cincuenta años después de haber inaugurado la primera radiodifusora de Puebla, la X.E.V., el 6 de octubre de 1980, Ciro Molina Gutiérrez, recibió del alcalde de la ciudad la Cédula Real y fue nombrado "hijo predilecto".
“A principios del año 2000, mi papá, Ciro Alberto Molina y Landero junto con los socios de la gasera, decidieron vender la planta ubicada en San Pablo Xochimehuacán porque el negocio dejó ser redituable a sus intereses con la entrada del gas natural a Puebla. Yo trabaje en la planta instaladora de tanques estacionarios de 1994 a 2004”, puntualiza el nieto.