Cristóbal Colón fue el navegante que conectó los continentes de Europa, África y Asia con un Nuevo Mundo, el continente americano. A pesar de tan importante hecho en la historia de la humanidad, su reconocimiento no llegó hasta mucho tiempo después de su muerte.
De hecho, los últimos años de su vida no tuvieron la dicha o fortuna que él siempre pensó que merecía. Existiendo hasta nuestros días muchas dudas sobre su legado y los fracasos que lo acompañaron al final, pueden enmarcar el polémico personaje que resultó ser.
¿CÓMO SE DIO SU ÚLTIMO VIAJE?
La decadencia en su vida pudo empezar en 1502 cuando comenzó el último de sus cuatro viajes emprendidos. Tras haber perdido el poder que se la había concedido de las tierras que había descubierto como el incremento de las dudas sobre su estado mental, el viaje no trajo resultados satisfactorios.
Su exploración a los nuevos territorios solo trajo pérdidas brutales a las nuevas culturas. No solo por las enfermedades, sino por su incesante búsqueda de oro y riquezas que lo llevaron a cometer los actos más inhumanos.
Tras su arresto en 1500 y su liberación a finales de ese año, las cosas terminaron por cambiar. Los reyes Fernando II e Isabella tenían mayores dudas sobre el estado mental de Colón, por lo que, para este último viaje solo le otorgaron cuatro barcos en dudosas condiciones y una tripulación de 150 hombres.
Después de sus éxitos y de encontrar nuevos caminos para lo que el pensaba era la India y China, Colón comenzó a sentir que un poder divino lo acompañaba. Pensaba que en sus misiones había sido guiadas por Dios, por lo que era uno de sus mensajeros. Ya en otras ocasiones había logrado salir con vida de graves accidentes en el mar, por lo que su creencia fue desarrollándose con el tiempo.
Este último viaje comenzó con un nuevo logro para él como marino, ya que solo tardó 16 días en llegar a La Española, lo que son hoy las islas de Haití y la Republica Dominicana, zarpando desde Cádiz, España, un tiempo récord para aquellos años.
Tras ser impedido de entrar a Santo Domingo, retomó su camino hacia el oeste y sur, cruzando por algunas islas como Jamaica, Cuba y pasando cerca de Honduras y Nicaragua. Después de seguir camino por Costa Rica y Panamá, el mal estado de los barcos lo llevó de regreso a Jamaica, en donde estuvieron varados.
Para 1503 ya solo dos de los barcos se mantenían en pie, pero a la deriva en el mar. La ayuda desde La Española tardó en llegar, por lo que, hasta agosto de 1504 pudieron finalmente regresar a este territorio.
Para estos momentos, Colón ya estaba entrando a los 50 años, estando muy enfermo al estar casi ciego y con dificultades para moverse debido a la artritis. Para septiembre de 1504 llegó un poco de calma para él ya que una expedición pudo llevarlo de regreso a España.
Por primera vez desde que su carrera como navegante había obtenido reconocimiento, no fue recibido como un triunfador y en medio de una fiesta. Las cosas habían cambiado, la confianza en él se había perdido y otros navegantes como Vasco da Gama o Américo Vespucio no creían en su conocimiento y formaban sus propios trayectos.
FALLECE SIN RECONOCIMIENTO
Aunque no logró recuperar el poder que creía merecer, las ganancias no faltaban dentro de la familia de Colón. Muchas de sus generaciones posteriores lograron sobrevivir con las ganancias obtenidas de sus primeros viajes, pero siempre buscó disputar por recobrar el nombramiento de vicerrector y gobernador de las Indias.
En sus últimos años solicitó varias audiencias con la monarquía para recibir estos reconocimientos, siendo su hijo Diego quien participaba en su nombre ante sus enfermedades. Diego también era un miembro de la guardia real. Su otro hijo, Fernando, solía acompañarlo en los viajes.
Después del constante rechazo del rey Fernando, pudo encontrarlo una vez más, solo para recibir de él el nombramiento como Almirante del Mar Océano en compensación. El sentimiento de ser defraudado y maltrato nunca abandonó a Colón.
Para 1506, la artritis ya se había hecho mayor en su cuerpo y lo tenían inmovilizado en cama. El 20 de mayo de ese año su vida llegó al final acompañado de sus dos hijos y sus hermanos. De acuerdo a los historiadores sus últimas palabras fueron: “En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”.
LOS RESTOS DE CRISTÓBAL COLÓN
A pesar del gran personaje en el que en un momento se había convertido, su muerte pasó desapercibida por la mayoría. El rey Fernando no se enteró de ello hasta tiempo más tarde al desconocer que Colón se encontraba enfermo. Lo mismo para los ciudadanos de Valladolid, donde vivía, quienes pasaron por desapercibido el funeral que se realizó en las calles de la ciudad.
Sus restos en un inicio fueron depositados en el convento franciscano de Valladolid, para después ser trasladados al mausoleo familiar ubicado en Las Cuevas, Sevilla. Al ser la última voluntad de su hijo Diego, los restos volvieron a movilizarse para ser colocados junto a él en la Catedral de Santo Domingo en La Española.
En 1790 un nuevo traslado ocurrió cuando España perdió el territorio a manos de Francia, por lo que llegaron a La Habana, Cuba. Ahí se mantuvieron hasta 1898 con la independencia de Cuba al decidir trasladar los restos a España, donde fueron enterrados en la catedral de Sevilla y donde se encuentran hasta nuestros días.
Pero, en 1877 los trabajadores de la Catedral de Santo Domingo afirmaron encontrar otros restos marcados como los de Colón. Estos fueron enterrados de manera simbólica en el Faro a Colón, monumento ubicado en República Dominicana en honor al navegante.
LOS EXPLORADORES DESPUÉS DE ÉL
Al fallecer bajo la creencia de haber descubierto nuevos caminos hacia Asia, Cristóbal Colón nunca recibió reconocimiento oficial en vida por ser el primero en conectar la historia de los continentes.
Después de él, llegaron navegantes como Américo Vespucio, reconocido por descubrir las tierras de Sudamérica como un nuevo continente y a quién se le nombró en honor con su nombre, el continente americano.
Mientras que, Vasco Da gama encontró la ruta marítima de Europa Occidental hacia el Este por medio del Cabo de Nueva Esperanza. En el caso de Fernando de Magallanes, descubrió un pasaje al Pacífico en el oeste al sur del ecuador.