De entre los géneros musicales de Latinoamérica, la cumbia es de los que más expansión ha tenido, incluso más allá del continente. En esa diáspora, ha experimentado infinidad de cambios y adaptaciones.
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En el libro Cumbia somos (Editorial UDG, 2023), coordinado Enrique Blanc y Humphrey Inzillo, más de 20 periodistas iberoamericanos documentan y reflexionan sobre la historia y geografía de la cumbia, desde sus orígenes. Natalia Cano, Carlos Icaza, Cristóbal González, Luis Daniel Vega, Raúl Cachay y Jaime Monsalve, son algunas de las firmas.
“La cumbia ha sido tan aceptada porque posee ciertos elementos característicos, entre ellos que es una música festiva, que propicia la convivencia, porque tiene un ritmo que invita a mover el cuerpo y bailar de cerca. Es una música que, aunque puede tener letras duras y hasta un poco depresivas, quiere celebrar la vida, lo cual ha hecho que coincida con la idiosincrasia latinoamericana”, explica el periodista Enrique Blanc, en entrevista con El Sol de México.
Dividido en cuatro partes, el libro presenta detalladas semblanzas de íconos del género, como Rigo Tovar, Los Ángeles Azules, Celso Piña, Gilda o Fata Delgado. También presenta una serie de textos, entre crónica y reportaje, que muestran los distintos panoramas de la cumbia en varios países, como es en el caso de México y los sonideros, la nueva cumbia chilena, la escena discográfica en Colombia, o la cumbia amazónica.
“La cumbia tiene su origen en las clases populares y con sus costumbres que las clases altas han desdeñado, un poco por su distancia social. Es un género que en su momento se vinculó a la prostitución y los burdeles, como ha pasado con el tango o con el blues, pero que ha logrado filtrarse y contagiar a todos. En realidad, es un género muy dinámico, que se ha sabido reinventar, desarrollándose a lo largo de las décadas, por lo que se ha sofisticado. Ahora hay experimentos muy interesantes”, menciona Blanc.
El libro también es una breve guía de los renovadores de la cumbia, con exponentes contemporáneos como el trío compuesto por Mario Galeano—quien escribió el prólogo del libro— Elvis Álvarez y Pedro Ojeda; y los proyectos Frente Cumbiero, Los Pirañas, y Rompe Rayo. Además de un capítulo dedicado a las fusiones recientes que mezclan cumbia con otros géneros, como el disco perdido de Jaime López, ¿Qué onda ése?
ARRAIGO A MÉXICO
Sobre el lugar que tiene México en el ecosistema de la cumbia, el periodista menciona que nuestro país, como ha sucedió en otros mercados musicales, se muestra como la plataforma y el puente para la proyección internacional de artistas. Sin embargo, menciona que los músicos mexicanos de este género también han logrado innovar y ofrecer propuestas solidas.
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“México tiene muchas historias con la cumbia, entre ellas, el modo en que logró fincarse en Monterrey, o el desarrollo de la cumbia sonidera o ejemplos más contemporáneos que están ligados a la música electrónica y otro tipo de géneros. Hay focos de infección cumbiera muy detectables, pero también una serie de exponentes muy importantes para todo el continente, como Los Ángeles Azules, del que nadie puede replicar su fenómeno de convocatoria”, finaliza.
Cumbia somos, forma parte de la colección “La media vuelta”, de la Universidad de Guadalajara y la Red de Periodistas de Iberoamérica, la cual está dedicada por entero a la difusión de música. Entre los libros que han publicado se encuentra Cantoras todas, que conjunta textos de sobre varias mujeres cantantes destacadas del siglo XXI, así como Canciones de lejos, que narra entre sus reportajes y ensayos las relaciones musicales entre México y Chile.