De Fandango en Fandango, siete años de trabajo en la Mixteca

Congreso del estado reconoce labor del promotor Yoringuel Caamaño Cruz y su Colectivo Cultural

Claudia Hernández | El Sol de Puebla

  · lunes 22 de marzo de 2021

Foto: Cortesía

Tras siete años de trabajar por la recuperación de los acervos culturales de los pueblos originarios ubicados en la Mixteca Poblana, el pasado 17 de febrero la labor del promotor Yoringuel Caamaño Cruz y su Colectivo Cultural “De Fandango en Fandango” fue reconocido por el Congreso del estado.

Entre los logros de la organización, explicó que ha sido la recuperación de al menos 30 creaciones musicales de las comunidades de San Jerónimo Xayacatlán, Acatlán de Osorio, Xayacatlán de Bravo o Santa Catarina Ilamacingo, a través de grabaciones discográficas, recitales en Estados Unidos para generar reencuentros con migrantes y talleres para todas las edades, entre otras.

“Lo que hace el Colectivo de Fandango, en el tema de la música es recuperar esos instrumentos, hacer talleres de laudería para la gente de la comunidad, que puedan aprender a tocar los instrumentos, que puedan los niños conocerlos, (…) porque eso nos abre la posibilidad sonora de entender la cosmovisión de la Mixteca”, comentó.

Caamaño Cruz destacó que el Colectivo también ha apoyado al rescate y formación de diversas danzas, entre las que destacan la Danza de los Tecuanes en el municipio de Acatlán de Osorio y la Maroma Campesina, la cual engloba música, danza, narrativa y teatro, la cual, pese a haber tenido un auge hace algunos años, actualmente sólo queda un grupo, por lo que insistió en la importancia de trabajar por el movimiento.

“Antes existían treinta compañías de maromeros y en este 2021 tenemos solamente una compañía y está a punto de desaparecer porque los maromeros, los machincueperos ya no juegan, ya no bailan. Se trata un poco de recuperar”, afirmó.

En esta misma intervención, Caamaño Cruz detalló que la organización de Fandango es realizada sólo por jóvenes, todos ellos inmersos en la investigación, la antropología y los procesos comunitarios. Esto debido al conocimiento y diversidad que pueden proponer en beneficio de los proyectos.

“Una de las características es que está hecho totalmente de jóvenes, tanto de la academia como de la comunidad, en el colectivo no tenemos la participación de personas adultas”, dijo.

COMPLICACIONES EN LA CULTURA

Si bien la pandemia frenó la continuidad y realización de eventos en los que muchos pobladores se congregaban para aprender sobre estas expresiones e incentivaban la difusión, el tema cultural siempre ha carecido de la atención y apoyos necesarios para expandirse, sentenció.

Entre las principales complicaciones, Yoringuel sumó los procesos burocráticos y absurdos que se lanzan, puesto que en muchas ocasiones las convocatorias e incentivos son difundidos por internet y muy pocas veces una comunidad cuenta con este servicio de conectividad e incluso señal.

“La pandemia solamente vino a visibilizar lo que ya estaba en la mesa, por ejemplo, de por si no hay apoyos para la cultura, cuando revisamos el tema legislativo y la ley de los derechos culturales, el Estado obliga al Ejecutivo a invertir en proyectos culturales, pero en la realidad no pasa”, lamentó.

En este sentido, y con mayor razón, afirmó que actualmente todo el presupuesto ha sido asignado al sector salud, con el objetivo de sobrellevar la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, sin embargo, familias enteras que se mantenían de la cultura se quedaron sin sustento.

Por ello, y para generar nuevas formas de trabajo, el promotor recordó que implementaron “fiestas rodantes” para llevar la celebración a las casas, no obstante, por falta de presupuesto no pudo ser continuado, por lo que han buscado más alternativas.

“Hicimos un proyecto para llevar las fiestas hasta las casas, se llama Xicadabi, (…) es un trabajo enorme porque se necesita mucho presupuesto, se necesita mucho tiempo y se necesitan muchas ganas”, anunció.

Asimismo, entre los sucesos buenos ocasionados por la pandemia, Caamaño resaltó el repunte del consumo local, ya que, ante la falta de traslados, el confinamiento y los múltiples cierres, los pobladores acuden a comprar entre la misma gente de sus comunidades.

“El mercado de los pueblos comenzó a crecer, entonces, creo que es un avance porque nos hizo ser un poquito más conscientes que no tenemos que ir a los mercados grandes, sino nosotros mismos podemos producir todo nuestro alimento, desde lo básico, hasta lo más complejo”, finalizó.

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